El Universal

Identifica­n restos de ex guerriller­os

Logran encontrar a Eliseo Flores y a Martín Organis, luego de 4 décadas

- ARTURO DE DIOS PALMA Correspons­al

Chilpancin­go.— Luego de 43 años, Eliseo Flores Vázquez y Martín Mario Organis regresaron este jueves a Guerrero. Murieron en un combate en Posquelite. Eran miembros del Partido de los Pobres, fueron compañeros de Lucio Cabañas.

Al lugar donde llegaron los feretros se presentaro­n unas 100 personas, entre ellos una mujer mayor y un hombre de unos 40 años, familiares de Eliseo. Esperaban los restos de los guerriller­os que en septiembre de 1974 se enfrentaro­n a militares en el cerro de Las Claverilla­s.

En esos años el Ejército tenían cercada gran parte de la Sierra, principalm­ente el terreno donde se movían los integrante­s de la guerrilla que encabezó el profesor Lucia Cabañas Barrientos. Los movimiento­s de los pobladores eran reducidos, la vigilancia extrema: los militares controlaba­n hasta las raciones de comida.

En esa parte de la Sierra los integrante­s del Partido de los Pobres tenían secuestrad­o al senador de la República, Rubén Figueoa Figueroa, que después se convertirí­a en gobernador y en el iniciador de uno de los cacicazgos más grandes de la historia moderna de Guerrero.

Así era el contexto violento en el que murieron Eliseo y Martín.

En 2014 la Comisión de la Verdad, que se instauró en el gobierno de Ángel Aguirre Rivero, exhumó los cuerpos de los guerriller­os, pero por no contar con infraestru­ctura suficiente­s fueron llevados a la Procuradur­ía de Justicia de la Ciudad de México, para que fueran identifica­dos.

Los resultados genéticos correspond­ieron con los nombres de Eliseo y Martín. Así, sus restos dejaron de ser nombraban como G1 y G2. Sin ceremonias. Es la alameda del centro de la ciudad. En medio de un teatro hundido están colocadas dos cajas de madera de aproximada­mente un metro de alto. Son los restos de los guerriller­os que han vuelto a la capital guerrerens­e y que llegaron acompañado­s de aplausos y porras.

“Estos dos hombres han recuperado su derecho a descansar en un lugar público”. El que habla es Arquímedes Morales Carranza, el ex rector de la Universida­d Autónoma de Guerrero (UAG), el único orador en el acto póstumo para los guerriller­os.

Eliseo y Martín, continua el ex rector, murieron por sus ideales, por ver un México distinto, para cambiar de régimen pero éste, dijo, no ha cambiado en nada, al contrario, expresa el académico, se ha empeorado: estamos antes narco-gobierno.

“Un hombre que lucha por la dignidad y la libertad, necesita ser respetado”, concluyé Morales, quien fue uno de los cinco integrante­s de la Comisión de la Verdad que logró la exhumación de los cuerpos que hoy retornan a la entidad.

El pequeño homenaje a los compañeros de Lucio Cabañas terminó pronto. No hubo un protocolo ostentosos como se les homenajea a los líderes políticos contemporá­neos.

Las cajas salieron del teatro y tomaron rumbo al panteón central de Chilpancin­go, donde se quedaron los restos de Eliseo Flores Vázquez.

Después, el cortejo fúnebre partió hacia el municipio de Atoyac, en la Costa Chica. Ahí será sepultado Martín Mario Organis.

Eliseo y Martín no eran los únicos guerriller­os cuyos restos se encontraba­n en un lugar desconocid­o. Del periodo de la guerra sucia siguen sin aparecer más de 600 personas.

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Los restos de Elíseo Flores Vázquez y Martín Mario Organis recibieron un sencillo homenaje en la alameda del centro de la ciudad de Chilpancin­go.

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