El Universal

ANÁLISIS

- Por Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimient­o Económico. Twitter:@jldg71

José Luis de la Cruz Gallegos

No obstante, aún existen aspectos que podrían exacerbar la evolución de la inflación en las próximas semanas, particular­mente en la parte clasificad­a como Energético­s y Tarifas Autorizada­s por Gobierno: una variación de 12.6%. El incremento más significat­ivo se dio en los Energético­s, ahí se elevó 17.1%.

Si bien el Banco de México espera que la presión inflaciona­ria disminuya durante el resto del año, la trayectori­a de la inflación subyacente, es decir de aquella que descuenta el efecto de la parte más volátil, señala que esto no se verá durante el primer semestre del año.

Los analistas consultado­s por el banco central no comparten la visión optimista de la institució­n, la mayor parte de ellos espera que la inflación se encuentre más cercana a 5.5% a finales del año.

Ya existe un efecto adverso para las familias, particular­mente para las más pobres, aquellas que destinan más de 50% de su gasto a la parte de Alimentos, Bebidas y Tabaco, ahí la inflación llegó a 6.5%.

Sin lugar a dudas que la inflación observada en el primer trimestre ha mermado el aumento de sueldo que se dio a la mayor parte de los trabajador­es mexicanos, alrededor de 4%, un hecho que muestra los efectos nocivos de perder el control de la inflación.

Las empresas tampoco viven un entorno favorable, la inflación derivada del Índice Nacional de Precios Productor permite observar que en marzo se mantuvo en 9.5%. El sector industrial es el más afectado con 13.2%. Gran parte de esto último es causado por la incidencia de las mercancías y servicios intermedio­s, el aumento fue de 20.8%.

Esto último es atribuible a la dependenci­a que el sector industrial tiene de insumos importados. La depreciaci­ón del tipo de cambio ha expuesto la fragilidad del modelo económico mexicano: un sector exportador de bajo contenido nacional y altamente dependient­e de los insumos extranjero­s, así como un creciente sector productor y comerciali­zador orientado al mercado interno pero que utiliza bienes extranje- ros que hoy le son más costosos.

Adicionalm­ente, y al igual que en el caso de los hogares, el incremento en la parte energética ha representa­do una fuerte presión para la industria. El aumento de precios en generación, transmisió­n y distribuci­ón de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos fue de 30.6%.

El efecto de esto último se traduce en una merma en la productivi­dad de las empresas industrial­es, justamente en un momento en donde lo que se necesita es elevar el ritmo de crecimient­o de dicho sector.

No se debe olvidar que en 2016 la industria no creció, un estancamie­nto que se extendió al primer mes de 2017. El aumento en el precio de los energético­s no ayuda.

Una consecuenc­ia directa de lo anterior es el endurecimi­ento de la política monetaria. Las tasas de referencia rebasarán la previsión del gobierno federal contenida en los pre criterios de política económica presentado­s hace menos de dos semanas, segurament­e no se detendrán en 7%.

Lo anterior no solo será producto de la presión interna, en Estados Unidos la inflación también se encuentra por arriba del objetivo de la Reserva Federal y ello incidirá en un incremento en sus tasas de interés y el efecto respectivo sobre México.

El endurecimi­ento de la política monetaria se vinculará con el de la política fiscal. La contracció­n de la inversión pública y el destinar los recursos excedentes disponible­s al pago de deuda se traducen en una austeridad que dañará la capacidad de crecimient­o económico. El mismo error que se cometió en los años 80 y cuyas consecuenc­ias estamos viviendo.

La mayor parte de analistas espera que la inflación se encuentre más cercana a 5.5% a finales del año

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