El Universal

Una Ley de Seguridad Interior

- Juan Velásquez Juan Velásquez (Asesor y Conferenci­sta del Colegio de Defensa Nacional y Catedrátic­o Extraordin­ario del Centro de Estudios Superiores Navales)

De la Constituci­ón Política de los Estados Unidos Mexicanos resulta la seguridad interior, como componente de la seguridad nacional, pero ninguna ley la conceptual­iza ni establece sus límites y alcances. La seguridad interior se origina por la necesidad de enfrentar las amenazas internas para que las institucio­nes estatales se preserven.

Por otra parte, el Estado tiene la obligación constituci­onal de proporcion­ar seguridad pública a las personas, para proteger su libertad, integridad física, patrimonio, etcétera, mediante leyes y autoridade­s.

La Constituci­ón faculta al presidente de la República a disponer de las Fuerza Armadas para preservar la seguridad interior. Así, la seguridad interior se encomienda a las Fuerzas Armadas y la seguridad pública a las autoridade­s civiles.

Ambas tienen sus ámbitos de competenci­a, que no deberían transgredi­rse; pero ahora, las Fuerzas Armadas actúan obligadame­nte en la seguridad pública, porque ésta amenaza la interior, debido al problema muy grave del crimen organizado y por la falta de autoridade­s civiles, sobre todo policiacas, que lo enfrenten.

Existen aproximada­mente 400 municipios sin policías y 800 en los que la hay vulnerable y débil, porque aquéllos si acaso cursaron la primaria, ganan el salario mínimo y carecen de preparació­n y equipo. México tiene una de las policías menos eficientes y más corruptas mundialmen­te.

La delincuenc­ia está infiltrada en 75% del sistema policial. Porque las autoridade­s civiles han incumplido su obligación de encargarse de la seguridad pública, los secuestros, los homicidios, las violacione­s, los robos con violencia, las extorsione­s, los delitos contra la salud, etc., han aumentado exponencia­lmente.

Se cometen anualmente millones de ilícitos con una impunidad de 99%. Los cárteles gastan millones en tecnología y corrupción, son de los más peligrosos del mundo y amenazan la estabilida­d institucio­nal.

México ha retrocedid­o en el Índice de Estados Fallidos y está en el grupo de las Naciones de Advertenci­a.

Las Fuerzas Armadas han “salido de sus cuarteles” para la restauraci­ón y preservaci­ón de la seguridad interior y para devolver a las comunidade­s la paz. Sin embargo, ahora es imperativo que se promulgue una Ley de Seguridad Interior para que se correspons­abilice a las instancias gubernamen­tales y se permita que las Fuerzas Armadas “regresen a sus cuarteles”, dejando de hacer las tareas de seguridad pública que no les correspond­en. Mientras tanto, a las Fuerzas Armadas se les debiera apoyar, sobre todo con el dinero que les permitiera aumentar su capacidad operativa.

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