Una Ley de Seguridad Interior
De la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos resulta la seguridad interior, como componente de la seguridad nacional, pero ninguna ley la conceptualiza ni establece sus límites y alcances. La seguridad interior se origina por la necesidad de enfrentar las amenazas internas para que las instituciones estatales se preserven.
Por otra parte, el Estado tiene la obligación constitucional de proporcionar seguridad pública a las personas, para proteger su libertad, integridad física, patrimonio, etcétera, mediante leyes y autoridades.
La Constitución faculta al presidente de la República a disponer de las Fuerza Armadas para preservar la seguridad interior. Así, la seguridad interior se encomienda a las Fuerzas Armadas y la seguridad pública a las autoridades civiles.
Ambas tienen sus ámbitos de competencia, que no deberían transgredirse; pero ahora, las Fuerzas Armadas actúan obligadamente en la seguridad pública, porque ésta amenaza la interior, debido al problema muy grave del crimen organizado y por la falta de autoridades civiles, sobre todo policiacas, que lo enfrenten.
Existen aproximadamente 400 municipios sin policías y 800 en los que la hay vulnerable y débil, porque aquéllos si acaso cursaron la primaria, ganan el salario mínimo y carecen de preparación y equipo. México tiene una de las policías menos eficientes y más corruptas mundialmente.
La delincuencia está infiltrada en 75% del sistema policial. Porque las autoridades civiles han incumplido su obligación de encargarse de la seguridad pública, los secuestros, los homicidios, las violaciones, los robos con violencia, las extorsiones, los delitos contra la salud, etc., han aumentado exponencialmente.
Se cometen anualmente millones de ilícitos con una impunidad de 99%. Los cárteles gastan millones en tecnología y corrupción, son de los más peligrosos del mundo y amenazan la estabilidad institucional.
México ha retrocedido en el Índice de Estados Fallidos y está en el grupo de las Naciones de Advertencia.
Las Fuerzas Armadas han “salido de sus cuarteles” para la restauración y preservación de la seguridad interior y para devolver a las comunidades la paz. Sin embargo, ahora es imperativo que se promulgue una Ley de Seguridad Interior para que se corresponsabilice a las instancias gubernamentales y se permita que las Fuerzas Armadas “regresen a sus cuarteles”, dejando de hacer las tareas de seguridad pública que no les corresponden. Mientras tanto, a las Fuerzas Armadas se les debiera apoyar, sobre todo con el dinero que les permitiera aumentar su capacidad operativa.