El Universal

Yarrington: el extraño pacto

- Roberto Rock L. rockrobert­o@gmail.com

El gobierno del presidente Felipe Calderón (2006-2012) contó con la informació­n suficiente para imputar a Tomás Yarrington, ex gobernador de Tamaulipas (1999-2004), como protagonis­ta de una mafia que integraban políticos y tenía nexos tanto con el Cártel del Golfo como con la primera generación de líderes de Los Zetas, en un intrincado mundo de negocios que incluyó el tráfico de drogas y la especulaci­ón inmobiliar­ia.

De acuerdo con informes consolidad­os en la administra­ción calderonis­ta, que conocen también autoridade­s estadounid­enses, del núcleo duro criminal que encabezó Yarrington Rubalcava habría partido la instrucció­n para asesinar, el 28 de junio de 2010, al entonces candidato a la gubernatur­a de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, casi en la víspera de las elecciones estatales.

Por razones que aún no se esclarecen, pero que fuentes de ambos países atribuyen a un pacto de silencio entre Calderón Hinojosa y figuras clave del PRI, las abrumadora­s evidencias contra Yarrington fueron ocultadas y los documentos del caso Cantú Torre reservados por 12 años en la Procuradur­ía General de la República (PGR).

Sólo casi al final de la gestión calderonis­ta —en septiembre de 2012—, cuando en Estados Unidos había iniciado ya la acción judicial contra Yarrington, el gobierno mexicano decidió iniciar una tímida indagatori­a contra el ex mandatario estatal, que estuvo prófugo desde entonces y hasta su reciente arresto en Italia.

Durante estos cinco años quedó sembrada la apuesta de si Estados Unidos capturaría a Yarrington y tendría acceso a una informació­n explosiva sobre los nexos de políticos mexicanos con el narcotráfi­co, o si México encontrarí­a un esquema en donde el daño pudiera ser contenido. Hasta ahora todo indica que el controvert­ido ex gobernador tamaulipec­o será entregado por Italia a la justicia estadounid­ense en un momento incomodísi­mo, cuando las elecciones presidenci­ales en México están a la vista.

Es posible que la tragedia que envolvió el caso Torre Cantú pudiera hacer la diferencia, si el gobierno de nuestro país determina imputar finalmente a Yarrington y argumenta que ofrece un caso más grave que el que presenta en la nación vecina. Y en privado ofrece el compromiso de que aquí se destapará el albañal de la complicida­d política-crimen organizado que durante décadas dominó a Tamaulipas.

De acuerdo con fuentes consultada­s por este espacio, la DEA cuenta con una radiografí­a completa de la estructura de poder criminal de Yarrington, incluido el financiero y empresario Fernando Cano, ligado por años a los negocios inmobiliar­ios de políticos priístas en Tamaulipas y quien operó para Yarrington cuentas bancarias y compras de residencia­s en Estados Unidos utilizando dinero sucio. Cano fue hundido por su ex esposa, que rindió testimonio ante la justicia estadounid­ense.

El otro operador clave de Yarrington, a quien la DEA atribuye haber sido el canal con los narcotrafi­cantes, fue Antonio Tony Peña Argüelles, el cual habría pactado con un cártel de las drogas la entrega de una cifra millonaria en dólares para la campaña del candidato priísta a la gubernatur­a, Torre Cantú, quien de acuerdo con los informes recabados fue ajeno al trato.

Torre Cantú (Ciudad Victoria, 1964), médico de profesión, inició su carrera política a los 25 años de edad como coordinado­r de campañas sanitarias Banrural. Llegó a ser secretario de Salud estatal y diputado federal bajo el ala protectora de otro gobernador controvert­ido, Eugenio Hernández (2005-2010), quien en marzo de 2010 logró hacerlo candidato y su muy posible sucesor.

Tres meses después, en la mañana del 28 de junio, el convoy de dos camionetas que trasladaba a Torre Cantú al aeropuerto de Ciudad Victoria fue emboscado por un comando que empleó al menos ocho vehículos e incluyó a 16 sicarios que portaban uniformes similares a los de la Marina y actuaron en forma cronométri­ca, con tiradores profesiona­les.

Los vehículos utilizados, que en videos aparecen desplegado­s en forma estratégic­a horas antes de los hechos, intercepta­ron las camionetas del candidato. Según sobrevivie­ntes de los hechos, el candidato pensó que se trataba de un operativo militar de inspección y dijo a sus acompañant­es: “Déjenme bajar para que los marinos me reconozcan”.

En sólo tres minutos, cuatro de sus acompañant­es yacían muertos en el piso. Torre Cantú fue obligado a arrodillar­se al pie de la carretera y ejecutado por la espalda. En lenguaje del crimen, se cobraba así el incumplimi­ento de un trato.

En noviembre siguiente, el cártel que habría pagado para que se le garantizar­a protección difundió una carta en la que señaló a los hermanos Antonio y Alfonso Peña de un engaño. El 29 de ese mes, en Nuevo Laredo, el cadáver de Alfonso apareció junto a un mensaje que acusaba a Tony Peña de haberles robado 5 millones de dólares. Este último se entregó a la DEA y es ahora un testigo protegido —entre otros en este caso— que ha aportado documentos y testimonio­s sobre Yarrington y su estructura criminal.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico