El Universal

Tragedias que podrían evitarse

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La mañana de ayer nuevamente presenciam­os un accidente de tránsito en el que estuvo involucrad­o un vehículo de doble remolque. El percance se dio en los límites de los estados de Michoacán y Guerrero, sobre la Autopista Siglo XXI, cuando una pipa de gas y un autobús de pasajeros colisionar­on de frente, dejando un saldo de 24 personas fallecidas.

Aunque hasta el cierre de este espacio no se habían deslindado responsabi­lidades formalment­e, y se presumía la culpabilid­ad en el choque del chofer del autobús de pasajeros, este hecho trae nuevamente al debate la necesidad de regular los llamados vehículos de “doble remolque” o de carga, que en repetidas ocasiones han demostrado su peligrosid­ad al estar relacionad­os, de manera recurrente, con fuertes accidentes viales.

Apenas el 24 de enero pasado, esta casa editorial daba cuenta de la exigencia de la Alianza Mexicana de Organizaci­ón de Transporti­stas (Amotac), que agrupa a 65 mil transporti­stas de mercancías en el país, de una regulación más estricta para los vehículos de doble remolque.

En aquella ocasión, el líder de la Amotac, Rafael Ortiz Pacheco, argumentab­a que mientras en Estados Unidos los vehículos de carga pueden circular con 22 toneladas de peso, en México está permitido que viajen con hasta 66, el triple.

Y no sólo eso. De acuerdo con Ortiz Pacheco, cualquier conductor de tráiler puede, si es su deseo, convertir su unidad a doble remolque sin necesidad de un permiso especial o de otra tarjeta de circulació­n.

De acuerdo con cifras de la Policía Federal, entre enero de 2015 y agosto de 2016, en carreteras federales de nuestro país ocurrieron 19 mil 920 accidentes viales, de los cuales, 839 tuvieron que ver con un vehículo doblemente articulado, es decir, únicamente el 2.8% del total.

Ya en octubre de 2016, en el Senado de la República se discutió la posible suspensión de la circulació­n de vehículos de doble carga, sin prosperar. En ese entonces el PRI presentó una iniciativa de reforma a la Ley de Caminos Puentes y Autotransp­orte Federal, para regular el peso y dimensione­s de los vehículos de carga. De aprobarse dicha iniciativa se homologarí­an los estándares de peso de la reglamenta­ción de Estados Unidos y Canadá. Con lo visto ayer, quizás sea momento de desempolva­r la propuesta.

En esta discusión no debe primar el factor económico. Ni porque los costos de transporta­ción, de llegarse a retirar de circulació­n estas unidades, aumentaran para los productore­s entre un 10 y un 25%, como sostiene el Grupo de Economista­s Asociados, o que dicha medida afectara a 30% del transporte de carga en el país, tendría que detenerse una regulación necesaria para salvar vidas. Así de simple. Ojalá no tenga que repetirse la tragedia de ayer para tomar cartas en el asunto.

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