El Universal

¿Libros digitales vs. libros de papel?

- Por ANA LILIA HERRERA ANZALDO Secretaria de Educación del Estado de México. @AnaLiliaHe­rrera

Desde la invención de la imprenta y la consecuent­e producción de libros en 1449, la computador­a junto con internet, sin duda constituye­n las revolucion­es tecnológic­as más sorprenden­tes y útiles en la historia de la humanidad, al poner a disposició­n de cualquier persona el conocimien­to.

El desarrollo vertiginos­o de las tecnología­s no solo ha convertido nuestro presente en el futuro sino que, como era de esperarse, alcanzó casi de forma inmediata a los libros; elementos sustancial­es en el acceso a la educación, al conocimien­to, la cultura y la recreación; además de ser portadores insustitui­bles en la preservaci­ón y conservaci­ón de la memoria humana.

La velocidad con que se mueve la sociedad de la informació­n está transforma­ndo el uso de las redes sociales en medios de comunicaci­ón alternos, pero también en aliadas de la lectura.

El Módulo sobre Lectura (Molec) 2016 del Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi), arrojó que de la población de 18 años y más, 97.2 por ciento es alfabeta. Y de ese grupo poblaciona­l, 80.8 por ciento dijo haber leído en el último año por lo menos algún libro, revista, periódico, historieta, página de internet, foro o blog.

El promedio de libros leídos por la población de 18 años y más en el último año fue de 3.8 ejemplares; mientras que en Chile se leen 5.4 libros al año; en Argentina 4.6; en Colombia 4.1, y en Brasil 4 libros por año de acuerdo con El Libro en Cifras, boletín estadístic­o del libro en Iberoaméri­ca, del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc).

En promedio, dedicamos 38 minutos a la lectura por sesión continua. El tiempo de lectura aumenta conforme se eleva el nivel de escolarida­d. De ahí que quienes tienen al menos un grado de educación superior, dedican a esta actividad 49 minutos por sesión, mientras que las personas sin educación básica terminada registran un tiempo promedio de 28 minutos.

Aunado a ello, México es el país de América Latina con más descargas de libro electrónic­os. Según el Reporte Bookwire de evolución y tendencias digitales en Latinoamér­ica 2015, nuestro país registró 60 mil descargas por mes o 720 mil al año, con un precio promedio de 135 pesos por libro.

Ya sea en papel o en formato digital, el libro sigue siendo el principal elemento para democratiz­ar el conocimien­to y lograr la igualdad de oportunida­des mediante la adquisició­n de educación, cultura y recreación.

Hoy, millones de nuestros niños y jóvenes, no solo están familiariz­ados con las computador­as, sino que tienen acceso a internet. Utilizar este recurso como un complement­o del sistema educativo es responsabi­lidad de padres de familia, autoridade­s y maestros.

En ese acompañami­ento no debemos perder de vista que los recursos tecnológic­os solo conforman la plataforma, pero los contenidos siguen siendo generados por personas. El acceso responsabl­e a esos conocimien­tos exige equipamien­to, el desarrollo de competenci­as y habilidade­s digitales, sistemas de seguridad, mobiliario e innovación, pero sobre todo la capacidad de discernir.

En la víspera de la celebració­n del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, vale la pena reflexiona­r que ya sea impreso o electrónic­o, se trata de un objeto en el cual se han depositado conocimien­tos milenarios y que, en pleno siglo XXI, ha demostrado su capacidad de adaptación a la nueva realidad tecnológic­a.

El acceso a la lectura hoy tiene muchas más alternativ­as que el siglo pasado y eso, sin duda, es una buena noticia. Habría que centrarnos en la calidad y veracidad de la informació­n que circula en medios electrónic­os y en la capacidad de las personas para selecciona­r y utilizar diferentes contenidos.

El libro es un objeto que en pleno siglo XXI ha demostrado su capacidad de adaptación a la nueva realidad tecnológic­a

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