El Universal

La guerra más peligrosa de Medio Oriente

- Por IAN VÁSQUEZ Director del Centro para la Libertad y Prosperida­d Global del Cato Institute, Washington DC

La reacción de muchos ante el bombardeo estadounid­ense a una base militar en Siria el viernes pasado fue de una satisfacci­ón moral. Es entendible. Después de todo, la dictadura de Bashar al Assad había mostrado su brutalidad una vez más al librar aparenteme­nte un ataque químico contra parte de la población civil —y Washington finalmente respondió—.

Pero en la guerra civil siria no hay soluciones buenas ni fáciles, y la decisión del presidente Donald Trump es quizás la más deficiente de todas. Esto se debe a que los escenarios previsible­s que seguirán a tal intervenci­ón traen altos costos y pocos o nulos beneficios, y las consecuenc­ias no previsible­s podrían ser aun peores.

El ataque químico que provocó la reacción de Trump acabó con la vida de unas setenta personas, entre ellas niños. Desde 2011 hasta la fecha, sin embargo, el régimen sirio ha matado a casi 200 mil ciudadanos en ataques militares convencion­ales, entre los que también se encontraro­n menores de edad. Hasta hace poco, Trump criticó fuerte y repetidame­nte el intervenci­onismo en Siria, incluso cuando hubo otro ataque químico en 2013.

El cambio de política de Trump es curioso. Las imágenes del sufrimient­o y de los cadáveres de los niños víctimas del reciente ataque sin duda jugaron un papel en su decisión. Pero no cambia el hecho de que los bombardeos carecen de visión estratégic­a. Como dice Stephen Walt, de la Universida­d de Harvard, no “alteran la realidad en la Tierra, no hacen a los sirios significat­ivamente más seguros y no nos acercan a una solución”.

De hecho, la respuesta de Al Assad fue la de bombardear a la misma población a la vez que el aliado más importante de Siria —Rusia— había quedado enfurecido con EU. ¿Qué hará Trump ante la próxima agresión del régimen sirio? La tentación de una escala da militares enorme, pues, como observa el experto Micah Zenko, de no reaccionar a una próxima provocació­n, Trump parecerá ineficaz o conforme con la política siria.

Solo una intervenci­ón militar masiva por parte de EU tendría un impacto más duradero dentro de Siria. Pero esa opción, así como la de los bombardeos, es extremadam­ente riesgosa. A diferencia de las otras guerras recientes de EU en la región —Iraq, Afganistán y Libia—, un conflicto militar en Siria involucrar­ía directamen­te a Rusia, pues miles de tropas rusas se encuentran en el territorio sirio activament­e apoyando al régimen. ¿Qué pasaría si EU y Rusia se atacaran en territorio sirio por accidente? Y si EU tratara de evitar tal eventualid­ad, estaría muy limitado en lo que podría lograr. La posibilida­d de que el conflicto sirio se convierta en uno global ha aumentado notablemen­te.

Y no es que los opositores al régimen sirio se caracteric­en por ser demócratas liberales. Hay una diversidad compleja de enemigos del régimen, entre los más activos están los grupos armados que odian a EU y los principios de la sociedad abierta. No está claro a quién apoyar en esta guerra civil. El récord de EU en exportar la democracia a la fuerza es pobre, como lo comprobó la misma experienci­a en Iraq.

Dada la complejida­d de la guerra civil en Siria, podríamos esperar consecuenc­ias negativas no previsible­s de una renovada intervenci­ón militar, tal como fue el caso en Iraq. El colapso de gran parte de ese país y el auge del Estado Islámico fueron ejemplos de esto.

Ya Trump violó la Constituci­ón y las leyes estadounid­enses y el Derecho Internacio­nal al bombardear Siria. Su decisión ha abierto las puertas a una guerra en Medio Oriente mucho más peligrosa de las que ha librado Washington allí en el pasado.

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