El Universal

Encuentro tranquilo después de la captura

Al gobernador Yunes, principal acusador de Javier Duarte, se le vio calmado ante el Presidente

- FRANCISCO RESÉNDIZ Enviado —francisco.resendiz@eluniversa­l.com.mx

Alvarado, Ver.— Poco después del mediodía, el avión presidenci­al José María Morelos y Pavón tocó tierra en la base aeronaval de Veracruz. Al parar la aeronave, el gobernador Miguel Ángel Yunes se acercó al pie de la escalinata, se le veía emocionado, sonriente y nervioso.

Al lado de los secretario­s de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos, y de Marina, almirante Vidal Francisco Soberón, esperó sonriente. Se abrió la escotilla y el mandatario panista se puso atento.

Luego de una espera de casi un minuto, el presidente Enrique Peña Nieto descendió de la aeronave. Primero saludó al general Cienfuegos, luego a Yunes. “Bienvenido, señor Presidente”, le dijo el gobernador.

Yunes le estrechó la mano y lo abrazó. El presidente Peña Nieto le dio un par de palmadas en la espalda y luego un apretón de manos... lo tomó del brazo. Luego saludó a Soberón.

Yunes se sumó a la comitiva del Presidente, abordaron juntos un helicópter­o que los llevó al pueblo de Antón Lizardo, en Alvarado, para encabezar la ceremonia por el 103 aniversari­o de la Defensa del Puerto de Veracruz y la Jura de Bandera de los 168 nuevos cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar.

Esta vez, a diferencia de la última visita del Presidente, el gobernador de Veracruz no corrió detrás de él en un intento desesperad­o por salir en las fotografía­s. El que fue gobernador está en la cárcel.

En el evento tanto el Presidente como el secretario de Marina dedicaron los primeros párrafos de sus mensajes al nuevo gobernador. El Ejecutivo le ofreció su apoyo para mantener el combate a la impunidad; el marino dijo que Yunes y el pueblo veracruzan­o recuerdan la grandeza de este estado, testigo de “hechos gloriosos”.

Tras la ceremonia, Yunes estuvo cerca del presidente Peña Nieto casi todo el tiempo, por momentos bromeando, otros sonriente, dispuesto a atender cualquier inquietud.

Fue una larga jornada... el hoy gobernador, Miguel Ángel Yunes, principal acusador de Javier Duarte de Ochoa, estuvo cerca del mandatario en los reflectore­s, sin ser esquivado, sin correr detrás de él. Se le vio sonriente, en paz. Se despidiero­n al atardecer, al pie del avión presidenci­al.

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