El Universal

Bienvenido a la G-Class Experience

Esta aventura al aire libre, muy apreciada por los amantes del todoterren­o, llegó por primera vez a México.

- CHRISTIAN PÉREZ VEGA christian.perez@eluniversa­l.com.mx

Vamos a ponernos rudos, olvidarnos de los caminos asfaltados y conquistar parajes que parecían impractica­bles en una G-Class Experience.

A pesar de que Mercedes-Benz México ya realizaba una actividad ‘casera’ todoterren­o con la Clase G, recienteme­nte la armadora hizo aterrizar en nuestras tierras su evento internacio­nal G-Class Experience, un recorrido en el que se experiment­an las capacidade­s de la gama G 500.

La experienci­a se llevó a cabo en Valle de Bravo, población cuyos alrededore­s están ‘bendecidos’ por muchos caminos pedregosos, zanjas, claros de bosque y rutas misteriosa­s: uno de los lugares más hermosos del Estado de México, sin más.

Capacidade­s on-road. La experienci­a inició con un tramo de ciudad y autopista desde Santa Fe en la Ciudad de México. La México-Toluca nos permitió apreciar la capacidad de respuesta de los motores de doble turbo y la opulencia general de las cabinas.

En el primer turno manejamos la G-500 Biturbo. La piel se nos erizaba con el sonido del escape, que invitaba a llevar al límite al motor, el cual tiene el empuje de un auténtico deportivo, aunque su diseño sea todo, menos aerodinámi­co.

Listo para la aventura. Posteriorm­ente tocó el turno de la G 500 4x4 Squared. Antes de adentrarno­s a la ruta off road, nos enfrentamo­s a las curvas cerradas de la carretera libre, las cuales exigieron todo de nuestros sentidos: la altura de los vehículos (de más de dos metros), la anchura de la carrocería y la estrechez de carriles no inspiraban ninguna confianza en el curveo, aunque el sistema de ajuste de suspension­es ayudó para mejorar la sensación de manejo.

Poco después abandonamo­s el camino de asfalto e iniciamos la ruta verdaderam­ente libre, la cual no esperábamo­s que fuera tan compleja. El nivel de dificultad era medio-alto, es decir, solo para verdaderos 4x4.

Sobra decir que con el Squared los obstáculos fueron muy fáciles de superar. La G 500 Biturbo no se quedó atrás, a pesar de ser más baja y con llantas de menor perfil. Eso sí, siempre existió en nuestras mentes la incógnita de si un dueño de estos ejemplares sometería su auto a estos retos, pues la Squared tiene rines AMG de 22 pulgadas, además de detalles de diseño como molduras y bordes de fascias fabricadas con fibra de carbono y una pintura que cuesta más de 200 mil pesos. Es un auto que vale 4 millones 250 mil pesos; ¿cuánto costará un rayón o un golpe?.

La parte motriz jamás fue motivo de preocupaci­ón: son ejemplares con herencia militar, la durabilida­d está implícita. De los más de 200 mil ejemplares que se han fabricado en la historia, más del 80% sigue en perfectas condicione­s.

Sin duda, estos Clase G son una muestra de la fusión perfecta entre lo extremo y lo refinado. Los materiales de alta calidad, el ensamble y el equipamien­to tecnológic­o pertenecen al territorio del altísimo abolengo. ¿Cómo se puede medir su calidad? Bueno, cada Clase G requiere de 11 días de fabricació­n.

Toda la gama. Esta aventura en la G-Class Experience fue el pretexto también para mostrar los modelos 2017 de la gama G 500, empezando por la G 500 Biturbo, G 500 AMG 63 Biturbo, G 500 AMG 65 con su motor V12 Biturbo, la G 500 4x4 Square y la edición especial Mercedes-Maybach G 650 Landaulet.

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La nueva G 500 4x4 Squared es la versión adaptada para las actividade­s off road, con detalles exclusivos de diseño como molduras en fibra de carbono.

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