Bienvenido a la G-Class Experience
Esta aventura al aire libre, muy apreciada por los amantes del todoterreno, llegó por primera vez a México.
Vamos a ponernos rudos, olvidarnos de los caminos asfaltados y conquistar parajes que parecían impracticables en una G-Class Experience.
A pesar de que Mercedes-Benz México ya realizaba una actividad ‘casera’ todoterreno con la Clase G, recientemente la armadora hizo aterrizar en nuestras tierras su evento internacional G-Class Experience, un recorrido en el que se experimentan las capacidades de la gama G 500.
La experiencia se llevó a cabo en Valle de Bravo, población cuyos alrededores están ‘bendecidos’ por muchos caminos pedregosos, zanjas, claros de bosque y rutas misteriosas: uno de los lugares más hermosos del Estado de México, sin más.
Capacidades on-road. La experiencia inició con un tramo de ciudad y autopista desde Santa Fe en la Ciudad de México. La México-Toluca nos permitió apreciar la capacidad de respuesta de los motores de doble turbo y la opulencia general de las cabinas.
En el primer turno manejamos la G-500 Biturbo. La piel se nos erizaba con el sonido del escape, que invitaba a llevar al límite al motor, el cual tiene el empuje de un auténtico deportivo, aunque su diseño sea todo, menos aerodinámico.
Listo para la aventura. Posteriormente tocó el turno de la G 500 4x4 Squared. Antes de adentrarnos a la ruta off road, nos enfrentamos a las curvas cerradas de la carretera libre, las cuales exigieron todo de nuestros sentidos: la altura de los vehículos (de más de dos metros), la anchura de la carrocería y la estrechez de carriles no inspiraban ninguna confianza en el curveo, aunque el sistema de ajuste de suspensiones ayudó para mejorar la sensación de manejo.
Poco después abandonamos el camino de asfalto e iniciamos la ruta verdaderamente libre, la cual no esperábamos que fuera tan compleja. El nivel de dificultad era medio-alto, es decir, solo para verdaderos 4x4.
Sobra decir que con el Squared los obstáculos fueron muy fáciles de superar. La G 500 Biturbo no se quedó atrás, a pesar de ser más baja y con llantas de menor perfil. Eso sí, siempre existió en nuestras mentes la incógnita de si un dueño de estos ejemplares sometería su auto a estos retos, pues la Squared tiene rines AMG de 22 pulgadas, además de detalles de diseño como molduras y bordes de fascias fabricadas con fibra de carbono y una pintura que cuesta más de 200 mil pesos. Es un auto que vale 4 millones 250 mil pesos; ¿cuánto costará un rayón o un golpe?.
La parte motriz jamás fue motivo de preocupación: son ejemplares con herencia militar, la durabilidad está implícita. De los más de 200 mil ejemplares que se han fabricado en la historia, más del 80% sigue en perfectas condiciones.
Sin duda, estos Clase G son una muestra de la fusión perfecta entre lo extremo y lo refinado. Los materiales de alta calidad, el ensamble y el equipamiento tecnológico pertenecen al territorio del altísimo abolengo. ¿Cómo se puede medir su calidad? Bueno, cada Clase G requiere de 11 días de fabricación.
Toda la gama. Esta aventura en la G-Class Experience fue el pretexto también para mostrar los modelos 2017 de la gama G 500, empezando por la G 500 Biturbo, G 500 AMG 63 Biturbo, G 500 AMG 65 con su motor V12 Biturbo, la G 500 4x4 Square y la edición especial Mercedes-Maybach G 650 Landaulet.