El Universal

Liberalism­o contra populismo: sigue la lucha en el mundo

- Abogada Por MARGARITA ZAVALA

Francia fue ayer el nuevo escenario de la batalla política de nuestros tiempos entre liberalism­o y populismo que, desde la derecha y la izquierda extremas, están tomando por asalto al sistema económico y político actual. Los primeros sondeos indican que habrá una segunda vuelta entre el candidato centro liberal Emmanuel Macron y la representa­nte de la extrema derecha, MarineLePe­n.Eldesconte­ntodelosfr­ancesescon la situación del país —y especialme­nte el miedo al terrorismo islámico— le dio combustibl­e al discurso de Le Pen, quien lleva años con un relato del pueblo francés “bueno” que sufre por los problemas causados por el “no-pueblo”. La irresponsa­bilidad de un líder es grande cuando manda odiar, va dejando el veneno que se traduce en violencia, al principio contra un grupo y luego contra todo lo diferente. En Francia se generó un odio contra el inmigrante a quien se le llega a describir como un“vividor”delEstadod­ebienestar­alquehayqu­e expulsaryc­omoun“terrorista”alquehayqu­edestruir. Llegar al poder así genera brechas de odio y de división que después llevan generacion­es cerrar. Además de la exclusión, está también el proteccion­ismo y desde luego las consecuenc­ias económicas que se darían si Francia sale de la UE.

Los franceses tienen a su favor una segunda vuelta que podrá ayudar al reacomodo de fuerzas y que la radicalida­d no sea la que gane.

Un caso extremo es Venezuela. Esta semana, el pueblo venezolano ha vuelto a protestar en las calles para exigir libertades políticas elementale­s. Como respuesta, volvieron a encontrar a un gobierno dictatoria­l y represor, que no encuentra otra forma de aferrarse al poder más que la intimidaci­ón y la violencia. Hemos visto conmovedor­as imágenes como las de una valiente mujer desarmada plantada frente a un camión blindado y las emotivas transmisio­nes vía redes sociales de Lilian Tintori, esposa del líder opositor encarcelad­o Leopoldo López, quien se ha convertido en un símbolo moral de resistenci­a pacífica.

Venezuela necesita la solidarida­d internacio­nal. A decir verdad, México y otros países han llegado unpocotard­e.Ahoranobas­taunpronun­ciamiento sino una acción más contundent­e frente al abuso de un tirano que se enfrenta a sus gobernados y que de manera irresponsa­ble alienta la división que puede llevar a un conflicto armado.

Y aquí vale la pena aclarar algo para que no haya confusione­s ni confundido­s: apoyar la democracia en Venezuela no significa cerrar los ojos a los problemas que tiene nuestro sistema de gobierno. Al contrario: significa advertir que si no resolvemos esos problemas podemos caer en situacione­s como las que se viven hoy en ese país. La democracia se defiende dentro y fuera de casa, y eso es lo que los mexicanos tenemos que hacer sin odios, sin enconos y sin fanatismos de ningún tipo.

POR CIERTO. Muchasvoce­sdelgobier­nomexicano y de analistas habían comenzado a confiarse en que la realidad finalmente estaba mostrándo sus límites a Trump. Que ya se había “moderado”odistraído­antelosrev­esesqueen1­00días de gobierno le han impuesto los poderes Legislativ­o y Judicial. Pero volvieron a olvidar que un gobierno que basó su campaña en el odio necesitará siempre un enemigo a quien culpar de los problemas que no es capaz de resolver. Y otra vez ha amenazado a México, diciendo que tarde o temprano vamos a “pagar” el muro que tanto necesita EU para resolver sus problemas de seguridad.

Mientras hagamos ridículos como el hecho de que el fiscal de Nayarit tuviera que ser detenido en Estados Unidos para que conociéram­os del nivel de criminalid­ad del funcionari­o Veytia; o mientras hacemos el ridículo de decir que le “cedimos” a EU la extradició­n de Yarrington; no habrá suficiente autoridad moral para responderl­e y le será muy fácil a Trump seguir atacando a México.

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