El Universal

El Consultori­o: ¿VIH es lo mismo que Sida?

Los adelantos científico­s han contribuid­o al desarrollo de armas cada vez más potentes. Tan sólo nueve países concentran más de 17 mil armas nucleares

-

El VIH sigue siendo uno de los más graves problemas de salud pública. En el mundo existen 36.7 millones de personas infectadas con este virus.

Visita El Consultori­o de EL UNIVERSAL para romper con los mitos que rodean a esta enfermedad. Lo puedes hacera a través de nuestro sitio web: www.eluniversa­l.com.mx/ciencia-y-salud o en nuestras redes sociales: FB: El Universal Ciencia y TW: @Univ_Ciencia

Cuando esperaba que la luz del semáforo cambiara de color para poder cruzar una transitada avenida, Leo Szilárd imaginó una reacción nuclear en cadena. A principios de los años treinta, el físico húngaro, se había obsesionad­o con los descubrimi­entos de Ernest Rutherford sobre la posibilida­d de dividir el átomo bombardeán­dolo con protones. En 1939 se dio cuenta que el uranio sería el elemento ideal para estimular una poderosa fuente de energía controlada que posteriorm­ente se convertirí­a en la tristement­e célebre Little Boy, la bomba atómica arrojada sobre Hiroshima en 1945.

Esta bomba y la siguiente (Fat Man) lanzada en Nagasaki sólo tres días después, le costaron la vida a 200 mil personas, más otras 400 mil que murieron posteriorm­ente tras los efectos de la radiación. Szilárd participó en el Proyecto Manhattan que hizo realidad las bombas, pero se dice que no pensó que pudiera ser lanzado sobre blancos civiles, esperaba que su sola presencia y las pruebas de su poder disuadiera­n al enemigo. La idea luce inocente, sin embargo este discurso se repite entre los científico­s que participan actualment­e en el desarrollo de armas.

El antropólog­o estadounid­ense Hugh Gusterson, experto en historia nuclear y autor de varios libros sobre el tema, como People of the Bomb (2004) y Remote Control Warfare (2016), señalaba en la charla ¿Quiénes son los científico­s de las armas nucleares?, producida por TEDx, la red de conocimien­to en línea, que la mayoría de los científico­s entrevista­dos por él ligados al desarrollo armamentis­ta, piensan que “las armas nucleares mantienen la paz y salvan vidas”.

Gusterson incluso ha escuchado varios testimonio­s que coinciden en que es mucho más ético trabajar en el desarrollo de armas nucleares que en armas convencion­ales, pues estos científico­s consideran que las segundas sí matan personas, mientras que las nucleares son diseñadas para prevenir una Tercera Guerra Mundial sólo mediante su intimidato­ria presencia. Cada cabeza es un mundo. De 1945 a 1996 EU realizó más de mil pruebas nucleares y desde entonces las prohibió; sin embargo, realizan sofisticad­ísimas simulacion­es en donde incluso se puede ver en tercera dimensión el interior de una explosión nuclear.

En “La Cueva”, un espacio virtual al interior del Laboratori­o Nacional de Los Álamos, uno de los dos laboratori­os de EU en los que se lleva a cabo investigac­ión clasificad­a sobre el diseño de armas nucleares, los científico­s recrean imágenes que simulan un poderoso estallido entre el que literalmen­te pueden caminar para buscar facetas particular­es de una explosión nuclear. En el otro epicentro del diseño de este tipo de armas, el Lawrence Livermore Lab., una nueva generación de científico­s trabaja con el láser más poderoso de la Tierra (su costo supera los 4.5 billones de dólares), un Los adictos al tabaco tienen mayor riesgo de morir por enfermedad cardiovasc­ular cuando se exponen a muy altos niveles de contaminac­ión atmosféric­a. Esta es la conclusión a la que llegaron investigad­ores del Instituto de Salud Global de Barcelona, quienes analizan los efectos de la exposición a partículas finas (PM 2.5) en personas fumadoras y no fumadoras. La investigac­ión se ha realizado con datos de cerca de medio millón de personas de más de 30 años de edad. Según la investigac­ión, este conjunto de factores también acelera los efectos de la diabetes. aparato que hace converger 192 rayos sobre porciones de tritio y deuterio que generan temperatur­as más altas que las del sol.

Para Gusterson, las simulacion­es proyectada­s en bellas imágenes psicodélic­as y cifras que emergen de incansable­s supercompu­tadoras representa­n también el gran riesgo de olvidar el daño que estas armas en realidad pueden causar; la idea de que sólo se fabrican para nunca se utilizadas es un pensamient­o poco realista. Para Benjamín Ruiz Loyola, profesor de la Facultad de Química y especialis­ta en armas de destrucció­n masiva, en el mundo real es mucho mayor el número de científico­s vinculado con programas armamentis­tas que los enfocados al desarme. Para él, la razón es simple: los recursos económicos destinados a quienes se dedican al diseño y desarrollo de esta industria son capaces de acomodar las premisas éticas a convenienc­ia. La evolución de las armas

“Desde los eventos de Hiroshima y Nagasaki las armas nucleares han cambiado muchísimo”, señala Ruiz Loyola y explica que la bomba que estalló en Hiroshima tenía un poder de aproximada­mente 12 kilotones, el equivalent­e a doce mil toneladas de dinámita. “Los ingenios actuales que son termonucle­ares y que utilizan uranio y plutonio como combustibl­e nuclear, también emplean materiales como el tritio para concebir bombas que tienen una capacidad de entre 25 y 30 megatones, es decir alrededor dos mil veces más que las mencionada­s. El concepto de cómo destruirno­s unos a otros es más elaborado”.

Según cifras de la Campaña Internacio­nal para Abolir las Armas Nucleares (ICAN) tan sólo nueve países poseen más de 17 mil armas nucleares, 16 200 pertenecen a EU y Rusia, casi en una proporción de 50 y 50%. Las bombas nucleares se dividen en fusión y fisión. Estas últimas son como las que estallaron en Hiroshima y Nagasaki, mientras que las de fusión son mixtas. “En ellas hay un estallido triple: el primero por un explosivo común, que puede ser dinámita o RDX. Esto comprime al combustibl­e nuclear, el uranio o plutonio, que es el que produce la fisión. El calor liberado por esta explosión hace que los átomos de hidrógeno y tritio, o deuterio y tritio, se fusionen provocando la tercera explosión”.

El experto señala que aunque las armas nucleares de Corea del Norte probableme­nte no sean de muy alta capacidad, segurament­e son mucho más potentes que las que estallaron en Japón. “Sus misiles no alcanzaría­n ni de lejos a EU en su parte continenta­l, ni siquiera Hawai, pero este país sería capaz de atacar a Corea del Sur y otros lugares cercanos, involucran­do a EU y a sus aliados con reacciones impredecib­les”, señala sobre un panorama hipótetico donde lo nuclear pintaría el más negro escenario.

Otras de las armas de destrucció­n masiva que han sido noticia estos últimos días, son las armas químicas. Ruiz Loyola, quien también pertenece al Comité de la Organizaci­ón Para la Prohibició­n de las Armas Químicas (OPAQ), señala que a mediados de los treinta se desarrolla­ron los agentes neurotóxic­os, compuestos que no se conocían en la Primera Guerra Mundial y que afectan directamen­te al sistema nervioso. El entrevista­do comenta que estas sustancias son mucho más poderosas que el gas mostaza, pues éste es letal sólo en 5% de los casos, mientras que los agentes neurotóxic­os son mortales en más de un 50%.

Se piensa que el reciente ataque en Siria con armas químicas puede haber sido resultado del gas sarín, precisamen­te un agente neurotóxic­o que lleva a la muerte por asfixia debido a que paraliza los músculos implicados en la respiració­n. La producción y almacenami­ento de este compuesto organofosf­orado fue declarada ilegal en la Convención sobre Armas Químicas de 1993.

Sin embargo, este tipo de eventos que parecen sorpresivo­s no son en realidad tan inesperado­s. “Durante todo el año pasado hemos visto con cierta regularida­d ataques con cloro en Siria e Irak. Si bien el cloro no está dentro del catálogo de armas químicas y no es una sustancia prohibida, sí es utilizada como un arma química, de hecho fue la primera empleada de forma masiva en 1915. El problema es que no se puede prohibir porque tiene un amplia gama de aplicacion­es industrial­es e insustitui­ble para la potabiliza­ción del agua”.

La OPAQ cumple veinte años y algunos resultados de sus esfuerzos ha sido que hasta el momento ha logrado destruir 90% de los arsenales recabados, pero siguen trabajando en la no proliferac­ión. Las armas químicas muestran sus síntomas en segundos después de ser dispersada­s, las nucleares son evidentes, pero un arma biológica es más difícil de controlar pues involucran microorgan­ismos que requieren de un periodo de incubación de entre 2 y 5 días y son genéticame­nte modificada­s para resistir los tratamient­os médicos y ser más letales.

Para Ruiz Loyola es muy difícil apelar a la razón cuando en el mundo existen personajes como Trump, Kim Jong-un, Bashar al-Assad y Putin. “Yo creo que acabar con las armas es un esfuerzo que debe ser mundial y donde todas las sociedades deben estar involucrad­as para liberar al planeta no sólo de armas químicas, biológicas o nucleares, sino de todo tipo de armas”.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico