Mensajes libertarios en un espectáculo de rock y literatura
Reúne a Juan Villoro con músicos como Diego Herrera, Alfonso André, y dos productores
Mientras nos dure el veinte
Además de poesía, literatura y música, Mientras nos dure el veinte. Espectáculo de rock y literatura, que reúne al escritor Juan Villoro con los músicos Diego Herrera y Alfonso André (Caifanes), Javier Calderón (productor y músico independiente) y Federico Fong (La Barranca), congrega mensajes libertarios y de convivencia.
El narrador mexicano y el músico Diego Herrera dieron a conocer detalles del espectáculo que tendrá una última función el próximo 6 de mayo en el Teatro de la Ciudad “Esperanza Iris”. Villoro dijo que aunque no es un espectáculo con un guión, está vinculado con al menos tres temas de la realidad nacional.
Está la frontera con sus temas de migración y la gente migrante de Michoacán a través de fragmentos de la Misa fronteriza, de Luis Humberto Crosthwite; el tema de la alteridad sexual con un texto de Abigail Bojórquez; y un tercer tema sobre el papel represivo de la iglesia como institución.
“Tratamos de reivindicar el derecho a la espiritualidad que surge desde la poesía y la música. Entonces hay historias que tienen que ver con esto, con la liberación de la palabra que no debe tener coacciones ni coerciones”, señaló Villoro.
El autor de Tiempo transcurrido dijo que no hay un guión, pero sí existen hilos conductores importantes. Uno de ellos tiene que ver, desde luego, con el tema de la frontera, muy actual por la situación de los migrantes.
“Hay todo un episodio dedicado a los michoacanos, que considera Luis Humberto Crosthwaite, deben ser tratados como fronterizos porque es gente migrante; y la relación de la cultura entre Estados Unidos y México a partir del tema de la frontera y el rock, justamente con la palabra vinculada a una expresión trata”. El diamante barroco de tantos quilates como pocas resoluciones.
Y Neruda, que se burló de “los viejos poetas” y sus poemas llenos de rocíos, lunas y diamantes, esas joyerías bucales de las novias: perlas en los dientes, rubíes los labios, diamantes sus brillos. Mejores las rocas simples, con “su golpeado traje de diamante y arena”.
El poema que le habrá interesado a Barragán es el de Xavier Villaurrutia. ¿Se habrán tratado en vida? No era poco lo que tenían en común, comenzando por el afecto a las simetrías de Valéry y acabando con afecto a la elegancia discreta, la que se cuida de graduarse al dandismo mermelada.
Los poemas de Villaurrutia, sobrios, geométricos, rosados, de pronto tienen algo de trazo arquitectónico barraganesco: unas cuantas líneas que enclaustran una soledad perfecta. Sobre todo “Décima muerte”, ese poema aterrador y deslumbrante, diamante de diez caras y cien metros cuadrados, decaedro en octosílabos cabales, impecable edificio de espinelas.
Y es que en ese particular poema, en el que Villaurrutia platica con aquella a la que llama “Muerte”, hay una estrofa, la cuarta, que genera cierto eco con este episodio irrelevante de huesos y diamantes. Observa que, “por caminos ignorados/ por hendiduras secretas”, su deslizante Muerte se ha metido a la alcoba. El poeta en su lecho, con los ojos cerrados, la mira acercarse. Advierte que viene, como todas las noches, “a convertir mi envoltura/ opaca, febril, cambiante,/ en materia de diamante/ luminosa, eterna y pura”.
Si los museos tuviesen imaginación, si realmente aspirasen a educar a la gente, ya podrían haber expuesto un fémur con ese poema adjunto. Carbón en serio. Diamantes deveras indómitos e invencibles, como quiere su etimología.
No babosadas. norteamericana con la cultura y la tradición mexicana”, mencionó el escritor.
Uno de los temas muy importarte es el de la alteridad sexual. “En esta ciudad hemos visto que ha habido una apertura progresiva hacia las formas de convivencia y respeto hacia orientaciones sexuales diferentes, pero esto no siempre ha sido así. Una de mis historias tiene que ver con eso, del mismo modo en que el poema de Abigail Bojórquez tiene que ver con una reivindicación de la alteridad sexual”.
Otro hilo conductor en el espectáculo es el papel represivo de la iglesia católica como institución en México, y la necesidad de encontrar una espiritualidad alterna, como los poetas modernistas con Amado Nervo a la cabeza, sacaron a la espiritualidad del templo y la llevaron a la poesía.
“Yo creo que hay varios mensajes libertarios y de convivencia que entroncan con la ciudad que hemos estado construyendo, la Ciudad de México. Están por cumplirse 20 años de la primera elección democrática para jefe de gobierno en esta ciudad, donde ganó Cuauhtémoc Cárdenas, y a partir de ahí son muchas las cosas que se han conquistado y muchas otras que tenemos que defender. Por eso celebro estar aquí en esta escuela Del Rock a la Palabra y presentarnos en el Teatro de la Ciudad”, expresó.
El músico Diego Herrera calificó el espectáculo como “cuentos cantados o canciones contadas” y dijo que es un espectáculo tan abierto que en cada ciudad que visitaron incluyeron textos de algunos de sus autores, como fue el caso de Amado Nervo en Nayarit, Jorge Ibargüengoitia en Guanajuato, o cuando dedicaron uno de los espectáculos en el Museo de El Chopo al escritor José Agustín.
“Tratamos de reivindicar el derecho a la espiritualidad que surge desde la poesía y la música. Hay historias que tienen que ver con la liberación de la palabra” JUAN VILLORO Escritor