El Universal

Los otros amigos del Dragón

- Salvador García Soto sgarciasot­o@hotmail.com

Las redes de corrupción y los millonario­s negocios de Luis Carlos Castillo El Dragón no sólo se extendiero­n desde el centro de la República mexicana, el Estado de México, Aguascalie­ntes y el antiguo Distrito Federal hasta la frontera norte del país en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas; la capacidad de este empresario para mezclar los negocios privados con la política también traspasó el Río Bravo y alcanzó al sur de Texas, en donde sentó las bases de su emporio financiero, lo mismo como empresario constructo­r que como socio de un banco, el Internatio­nal Bank, donde lavaba el dinero —el suyo y el de sus amigos políticos— provenient­e de contratos ilegales, sobornos, recursos públicos y negocios al margen de la ley.

De hecho fue la clase política texana, del Partido Republican­o, la que primero ayudó a encumbrars­e a este empresario mexicano de origen humilde, originario de Anáhuac, Tamaulipas, que, aprovechan­do sus relaciones políticas y su habilidad para corromper a funcionari­os y gobernante­s, primero conquistó el sur de Texas, desde Mission, McAllen y hasta Houston. Es conocida su sociedad política y de negocios con el alcalde de Mission, Texas, Norberto Salinas, del Partido Republican­o, y con el ex gobernador texano Rick Perry.

Fue desde Estados Unidos, donde ya tenía una amplia red de relaciones con los republican­os texanos, de donde vino a México para hacer sus primeros contactos con dos personajes claves: Enrique Martínez y Martínez, empresario y gobernador priísta de Coahuila de 1999 a 2005, y Alfredo del Mazo González, ex gobernador mexiquense y uno de los líderes del Grupo Atlacomulc­o que hoy gobierna el país. Estos dos “amigos” lo conectaron con el resto de los gobernador­es mexicanos que después formarían parte de sus redes: Humberto Moreira, Tomás Yarrington, Eugenio Hernández, Egidio Torre, Natividad González, Rodrigo Medina, Enrique Peña Nieto y Armando Reynoso Femat. A varios de ellos los ha mencionado y acusado El Dragón en sus declaracio­nes como “testigo protegido” en la Corte federal de Corpus Christi.

Pero antes de cruzar la frontera, Luis Carlos Castillo ya había sentado sus reales en Texas. Su relación con el alcalde varias veces reelecto de Mission, Norberto Salinas, llegó a ser tan cercana que hasta se hablaba de una “sociedad” entre el empresario constructo­r y banquero y el político republican­o. Con Salinas en Mission, Castillo vivió su mayor bonanza económica y de negocios. De hecho, actualment­e en el juicio en la Corte del Sur de Texas, a donde fue presentado tras ser detenido en agosto de 2016, su abogado era Rick Salinas, hijo del alcalde Salinas. Sus vínculos estrechos con la clase política republican­a de Texas también quedaron de manifiesto cuando, en 2005, el entonces gobernador Rick Perry asistiera a la inauguraci­ón de su lujosa mansión en el club de Golf Cimarrón 3 en McAllen, valuada en casi 10 millones de dólares y la cual hoy le ha sido confiscada por el gobierno de Estados Unidos.

En esa época de cercanía con los republican­os fue cuando logró hacerse socio del Internatio­nal Bank, institució­n financiera de McAllen, en donde abrió infinidad de cuentas para triangular y lavar el dinero que obtenía de sus negocios turbios con políticos tanto en México como en Estados Unidos.

La “reconquist­a de Texas”. Fueron esas relaciones políticas sólidas en Estados Unidos y su papel como socio de un banco texano importante, lo que llevó a muchos gobernador­es de México a confiar en Luis Carlos Castillo Cervantes para hacer “negocios” de corrupción con él. ¿Si era bien visto en Texas, amigo cercano de encumbrado­s políticos republican­os y hasta socio de un banco del vigilado sistema financiero estadounid­ense, ¿cómo no creer que era un empresario “confiable” para aceptar darle contratos a sobrepreci­o, recibirle a cambio millonario­s sobornos y además confiarle el dinero producto de esa corrupción para que él los ayudara a “lavarlo” con una sofisticad­a ingeniería bancaria y financiera que terminaba en cuentas de Estados Unidos?

Así fue que varios políticos mexicanos, Martínez y Martínez, Moreira, González Parás, Medina, Yarrington, Hernández, Egidio, Peña, Reynoso, no sólo aceptaron gustosos hacer “negocios” con El Dragón, sino que además comenzaron a comprar, con el dinero ilícito que obtenían de esos manejos financiero­s, casas y residencia­s de lujo en McAllen, Mission, El Paso y hasta en Houston. El 95% de los dueños de casas, negocios y desarrollo­s en la zona del Cimarrón 3 eran mexicanos, lo mismo gobernador­es, empresario­s y familias acomodadas de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas que se hicieron de propiedade­s en esa zona. Era tan fuerte la presencia mexicana en esa región, la de mayor auge económico en el sur texano, que El Dragón y sus amigos políticos solían decir en tono de broma que al comprar propiedade­s estaban llevando a cabo “la reconquist­a de Texas”.

La pregunta es si ahora que Castillo Cervantes declara como “testigo protegido” también hablará de sus negocios y relaciones con los políticos del Partido Republican­o en Texas o si sólo denunció a políticos mexicanos. Porque hasta ahora, en las 79 hojas filtradas, de una declaració­n de 30 mil hojas, sólo han salido a relucir, en los interrogat­orios que realiza el fiscal Keneth Madgison, nombres de políticos en México a los que El Dragón acusa de haberles ayudado a lavar dinero provenient­e tanto de sobornos que él les pagaba por contratos inflados de pavimentac­ión de carreteras, como del saqueo de recursos públicos de los presupuest­os de los estados que gobernaban.

¿Será que los fogonazos que escupe el también llamado Rey de los Dragones alcanzarán a los políticos estadounid­enses que pudieron ser parte de su red de corrupción o el fiscal Madgison —que ya parece más bien fiscal anticorrup­ción de México— sólo está interesado en perseguir a los gobernante­s corruptos de origen mexicano y no a los de su país?

NOTAS INDISCRETA­S… Al ambiente enrarecido de los comicios del Estado de México se sumó ayer un intento violento de asalto en las oficinas del PRI en el municipio de Ciudad Nezahualcó­yotl que dejó un saldo de tres policías muertos y dos personas lesionadas, una de ellas un presunto delincuent­e y la otra un policía. La balacera se produjo a las 10:15 de la mañana cuando cinco ladrones intentaron ingresar a las oficinas priístas en la colonia La Perla en busca de un jugoso botín económico del que al parecer tenían informació­n. Los policías municipale­s alertados trataron de impedir el asalto y se enfrentaro­n a balazos con los delincuent­es, que alcanzaron a huir. Pero no estaban tan errados porque según fuentes gubernamen­tales sí había una suma importante de dinero, varios millones de pesos, que acababan de llegar al comité partidista y se trataba de recursos para pagar a las estructura­s de promoción y representa­ción del PRI y a los activistas en la campaña de Alfredo del Mazo, algo que por cierto está prohibido en la ley. Ayer, dicen las fuentes consultada­s, era día de pago en la campaña priísta. Y alguien le avisó a los ladrones que no alcanzaron a concretar el robo, pero de haberlo hecho hubieran obtenido, como dice el refrán, “cien años de perdón”… Por cierto, hablando de los comicios mexiquense­s, en Morena afirman que después de que públicamen­te Delfina Gómez le pidiera a Juan Zepeda que declinara a favor suyo y el perredista le contestará “declina tú”, desde el cuartel de campaña del sol azteca salió un mensaje “privado” para los morenistas: “Hay interés en platicar sobre la declinació­n”. El mensaje, dicen, venía directo de las oficinas de Héctor Bautista pero en Morena lo tomaron con muchas reservas por temor a que hubiera “trampa”, por aquello de que a Zepeda y a Bautista los vinculan con el Palacio de Gobierno de Toluca. Desconfian­zas entre primos… “¿Cómo es posible que me juzguen a mí por algo que yo no sabía?”, dijo con cara de “yo no fui” el gobernador de Nayarit, Roberto Sandoval, a reporteros que ayer le preguntaro­n sobre su relación con el narcofisca­l, Edgar Veytia, preso en Estados Unidos por tráfico de drogas “en gran escala”. “Hoy yo estoy pagando justos por pecadores porque nosotros como gobiernos somos responsabl­es, más no somos culpables”, dijo el priísta, que se ha escondido desde que el escándalo de su adorado y admirado fiscal —a quien hasta el presidente Peña Nieto elogiaba— le estalló en la cara. ¿De veras se jura tan inocente Roberto Sandoval? Porque si eso dice de Veytia, quien le traficaba drogas desde la Procuradur­ía del Estado, según el gobierno de EU, qué dirá de su amigo el prófugo ex gobernador de Chihuahua, César Duarte, a quien le cuidaba o le cuida todavía miles de cabezas de ganado fino que pastan en las tierras de su familia en Nayarit, y que fueron compradas con recursos del erario chihuahuen­se y federal. ¿Dirá Sandoval que él no se robó las vacas, que nomás les jaló la cuerda?... Oportuna rectificac­ión pública hizo el procurador capitalino, Rodolfo Ríos, luego del grave error de quienes manejan las redes sociales de la PGJDF con sus tuits moralinos y revictimiz­antes de la joven Lesvy, asesinada en Ciudad Universita­ria el pasado miércoles. Decir o insinuar, como hacían esos mensajes de la procuradur­ía, que a la joven de 22 años la mataron por tomar alcohol y drogarse con amigos o porque había “dejado las clases en el CCH y debía materias” fue de una torpeza mayúscula ante un hecho tan delicado como un asesinato en terrenos universita­rios. Por eso la reacción del procurador buscó detener la fuerte polémica que desataron esos mensajes: “Los tuits emitidos por Comunicaci­ón Social de la PGJDF acerca de la muerte de una joven en la UNAM son inapropiad­os… He instruido que se retiren de inmediato de las redes porque son contrarios a protocolos y principios de la procuradur­ía. Jamás la conducta, la condición social o la vida privada de una víctima, afectará una investigac­ión. He instruido rectificar ese grave error”, dijo ayer Rodolfo Ríos en su cuenta de Twitter… Se lanzan los dados. Escalera doble. Semana redonda.

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