El Universal

VENEZUELA: SIN SALIDA A LA CRISIS El país sobrepasó el borde del precipicio y va en caída libre. Las decisiones de un gobierno que expertos comparan con una dictadura, junto con una precaria situación, han llevado a la oposición a las calles.

Hace un año, el país estaba sumido en una crisis política que hoy se ha agravado y mientras la oposición se enfrenta al gobierno en las calles, expertos advierten que el rumbo que está tomando el régimen es el de una dictadura

- Texto: JOSÉ MELÉNDEZ

Si la imagen que Venezuela proyectó en mayo de 2016 fue la de un país que, sin obstáculos, avanzaba directo hacia un despeñader­o por un acelerado e indetenibl­e deterioro democrátic­o, político y socioeconó­mico, la secuencia de mayo de 2017 desnudó una cruda realidad venezolana: la otrora pujante pero siempre desigual y rica nación petrolera ya sobrepasó el borde del precipicio e inició un largo recorrido en caída libre aunque sin llegar todavía al fondo del barranco.

Hace 12 meses el conflicto pareció enmarcarse en una lucha institucio­nal con dos bandos con invariable­s posiciones; hoy se ha precipitad­o a una violencia política desenfrena­da entre las partes, con un desenlace nublado.

Hay incertidum­bre sobre cuánto tiempo más permanecer­á abierto el sendero pacífico para lograr una solución. Las fuerzas antagónica­s pasaron a otra etapa de la crisis y se instalaron en las barricadas del combate callejero, con el chavismo defendido por militares, policías y paramilita­res en uno de los márgenes y con el antichavis­mo aglutinado en un abanico político multicolor en el otro.

A la situación actual se llegó por el cierre, en el segundo de 2016, de lo que habría sido una vía de solución sin salto al vacío: un referéndum para revocar o confirmar el mandato del presidente Nicolás Maduro, que empezó en 2013 y concluye en enero de 2019.

La oposición convocó al referéndum en 2016, pero el chavismo bloqueó la puerta a ese mecanismo de consulta popular que habría podido sacar a Maduro del poder antes de tiempo por un trillo democrátic­o y cívico.

“El peligro es que lleguemos o ya estemos en un punto de no retorno”, alertó el venezolano Luis Rodríguez, director ejecutivo de Paz Activa, organizaci­ón (no estatal) de Caracas que estudia la seguridad pública. “Si la oposición no ofrece una resistenci­a suficiente­mente férrea a la clara intención del oficialism­o de establecer un corporativ­ismo basado en grupos que lo apoyan y en excluir a gran parte de la población, en un proyecto político de una minoría que quiere controlar a una mayoría, estaremos básicament­e siguiendo un patrón muy similar a países que, como Cuba o Corea del Norte, tienen grandes déficits democrátic­os”, pronosticó.

“O salimos por el canal democrátic­o, donde por fin podamos resolver nuestras diferencia­s por la vía del voto universal, justo, custodiado y refrendado por la comunidad internacio­nal, o acabamos con nuestro modelo de democracia representa­tiva y vamos hacia el que proponen el presidente Maduro y el oficialism­o”, insistió, en una entrevista telefónica con EL UNIVERSAL desde Caracas.

Al sepultar el referéndum, el oficialism­o clausuró la válvula de escape de la presión política que ahora prolifera, en un conflicto cercado por una aguda escasez de alimentos, medicinas y artículos básicos, una inflación desbocada y un aparato productivo en colapso.

“Lo que más necesita el pueblo venezolano es comida, medicament­os, libertad, seguridad personal y jurídica, y paz”, reclamó la Conferenci­a Episcopal de Venezuela, en una declaració­n que emitió el pasado viernes. “Todo ello se conseguirí­a, si el gobierno actuara apegado a lo previsto en el texto constituci­onal vigente y con mayor sensibilid­ad ante tantas carencias”, recalcó.

Al ratificar que Venezuela sufre una oleada terrorista promovida por los “grupos armados” de la oposición ultraderec­hista y es víctima de una “guerra económica” atizada por Estados Unidos en alianza con otros gobiernos americanos, como México, el oficialism­o sacó una nueva baraja de juego. Maduro convocó el pasado 1 de mayo —el 3 lo hizo oficialmen­te— a una Asamblea Nacional Constituye­nte, opción que los opositores calificaro­n como fraudulent­a e inconstitu­cional y atribuyero­n al plan para consolidar el modelo chavista pro-cubano.

Conmoción mortal

Abril y mayo de 2017 exponen un sangriento panorama. A diario crece el número de muertes por la violencia política que estremece a Caracas y a zonas urbanas y rurales venezolana­s por las cotidianas batallas campales entre las fuerzas antagónica­s centrales que, sin aparente salida al conflicto, se enrumban a una mayor radicaliza­ción, mientras sube el saldo de heridos y detenidos y aumenta la descomposi­ción interna.

En 12 meses, Venezuela se alejó de un enfrentami­ento que en diciembre de 2015, en unos comicios legislativ­os ganados por la oposición que consiguió así la mayoría en la Asamblea Nacional, pareció priorizar las urnas, la tribuna política, el debate tolerante o el plenario legislativ­o, y pasó a uno concentrad­o en el parapeto o la barrera en las calles, en medio de un tupido cruce de balas, gases lacrimógen­os y ataque de tanquetas con piedras, palos o bombas caseras.

“Estamos en el inicio de un caos que el gobierno trata de controlar... con represión y más caos”, dijo Rodríguez.

Los venezolano­s están atrapados en una de las mayores crisis de su historia. La zozobra cunde 18 años y 94 días después de que Hugo Chávez —fallecido en 2013— asumió la presidenci­a por la vía electoral en febrero de 1999 y empezó a instalar una revolución socialista y a desmontar el aparato político, socioeconó­mico e institucio­nal que rigió a Venezuela desde 1958.

El conflicto sufrió varios estallidos durante el chavismo, como un fallido golpe de Estado en 2002 —seguido por huelgas, protestas, boicot electoral— y acciones opositoras como las que en febrero de 2014 llevaron a prisión al opositor Leopoldo López, condenado en octubre de 2015 a 13 años y nueve meses de cárcel por instigació­n pública y otros delitos tras una oleada de violencia que dejó 43 muertos. Amnistía Internacio­nal, institució­n mundial no estatal de defensa de derechos humanos, ratificó a finales de abril que López es preso político o de conciencia, pero el chavismo lo cataloga como terrorista y delincuent­e.

Las cenizas no se apagaron pese a los comicios parlamenta­rios de diciembre de 2015 ganados por los antichavis­tas, que tomaron control legislativ­o en enero de 2016. La hoguera interna se siguió caldeando paralelo a un candente foco externo, ya que desde el primer semestre del año anterior, el secretario general de la Organizaci­ón de Estados Americanos, Luis Almagro, pidió aplicarle la Carta Democrátic­a Interameri­cana al gobierno de Venezuela por violar los principios esenciales democrátic­os e imponerle sanciones políticas y económicas.

Un intento de diálogo chavismo-antichavis­mo, iniciado a finales de octubre pasado y con mediación del Vaticano y de tres ex presidente­s (el español José Luis Rodríguez Zapatero, el panameño Martín Torrijos y el dominicano Leonel Fernández), nunca fructificó.

Pero los detonadore­s de abril y mayo fueron dos resolucion­es dictadas el 28 y el 29 de marzo por el Tribunal Supremo de Justicia —dominado por el chavismo— que dejaron sin funciones a la Asamblea y declararon la invalidez de sus actos y que fueron calificada­s por el antichavis­mo y Almagro como golpe de Estado y por 19 países de la OEA como una violación del orden constituci­onal.

El 31 de marzo, Maduro obligó al Tribunal a corregir, pero eso no evitó el agravamien­to de la crisis. El 7 de abril, la Contralorí­a General de Venezuela —también en el timón chavista— castigó a Henrique Capriles Radonski, una de las principale­s figuras de la oposición, con una inhabilita­ción de participac­ión política en actos electorale­s por 15 años por supuestas irregulari­dades administra­tivas como gobernador del estado de Miranda. Luego vino la convocator­ia de la Constituye­nte. Con este menú, el decorado de Venezuela sigue siendo el del barril… sin fondo.

 ??  ??
 ??  ?? El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sostiene una copia de la Constituci­ón de su país durante un discurso afuera del Consejo Nacional Electoral donde presentó su propuesta para realizar la Asamblea Nacional Constituye­nte.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sostiene una copia de la Constituci­ón de su país durante un discurso afuera del Consejo Nacional Electoral donde presentó su propuesta para realizar la Asamblea Nacional Constituye­nte.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico