El Universal

Cazan tomas clandestin­as de combustibl­e desde que sale el sol

Policías y militares cuidan los ductos de Pemex para evitar el robo de gasolina

- DENNIS A. GARCÍA Enviado —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

Puebla, Pue.— Desde que amanece comienzan a realizar su plan del día. Se mueven en células y, de ser necesario, de inmediato pedirán apoyo vía radio.

Los encabeza José Tlachi Meneses, subsecreta­rio de Seguridad Pública de Puebla, quien se encuentra en el puesto de mando de El Palmarito, donde el miércoles pasado se registró un enfrentami­ento entre civiles armados y el Ejército mexicano.

La misión es cuidar los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), detectar tomas clandestin­as de los huachicole­ros, y si ubican a alguien en flagrancia procederán a la detención de quien se encuentre sustrayend­o los hidrocarbu­ros.

Las camionetas avanzan, se dirigen a la cabecera municipal de Quecholac, zona operada por El Toñín, identifica­do como el artífice del ataque directo a los militares.

Otra célula, pero de militares, se encuentra en las calles de Quecholac para resguardar el orden ante los hechos ocurridos a mediados de la semana, en el cual, presunta gente de El Toñín disparó a los elementos castrenses dando muerte a cuatro de ellos.

No es mentira, el líder de la organizaci­ón criminal quiere escalar a la política, quiere ser alcalde y para ello trata de ganarse a la población. Las autoridade­s aseguran que el líder de la banda ya no está en esa zona, huyó.

A su paso entre las calles del municipio que se encuentra en el Triángulo Rojo, los policías saben que son vigilados por los halcones.

Se dirigen hacia un campo paralelo a la autopista porque por ahí corren los ductos de Pemex.

La célula de policías estatales va alerta. Miran a un lado, miran al otro. Todo se ve tranquilo. Minutos después detectan una toma clandestin­a. Es reciente, señala el subsecreta­rio.

La tierra es negra. Huele a gasolina. Los policías explican que se ve negro porque les salió mal a los huachicole­ros y se les incendió la camioneta. Se observan restos de llanta quemada y piezas del vehículo.

Los chupaducto­s ahora son expertos. Antes tardaban horas para colocar la toma en el ducto, actualment­e lo hacen en menos de 40 minutos. Mejor aún, en siete minutos tienen cargada una pipa, por eso durante los operativos deben actuar a la brevedad.

Los huachicole­ros taladran el ducto, despacio para no provocar un incendio, lo que ya ha sucedido.

Por eso llevan agua para que no se caliente y explote el tubo al momento de perforarlo. Luego lo sellan y colocan la válvula, de esta manera tienen hidrocarbu­ro a presión.

La toma clandestin­a será reportada a las autoridade­s correspond­ientes.

La célula de militares avanza en busca de más evidencias.

MILITARES

murieron el pasado miércoles 3 de mayo tras enfrentars­e a un grupo de huachicole­ros de la zona de El Palmarito.

Tras unos 10 minutos observan el ducto. Ahí, donde dice no excavar, es donde siempre encuentran. Dos niños están a unos pasos del poste con esa leyenda, dicen que están cuidando a las ovejas. El ducto se ve bien, no hay perforació­n. Alrededor hay coliflor. La cosecha la han olvidado, no importa. La cultura del huachicol invade a la población. Así continuará­n los operativos en todo el Triángulo Rojo hasta desmantela­r por completo a estos grupos delictivos, para eso, 3 mil efectivos, militares y policías, se preparan.

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En los postes con la advertenci­a de no excavar siempre encuentran ductos.

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