El Universal

El ejército, clave para evitar un baño de sangre

- Especialis­ta en temas de seguridad y política exterior lherrera@coppan.com

En días recientes el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció la convocator­ia de un nuevo Congreso Constituye­nte integrado por 500 miembros de distintos sectores que constituye­n las bases del movimiento chavista. Este anuncio provocó nuevas manifestac­iones de la oposición políticaqu­e,comolasant­eriores,derivó en muertos y heridos.

Con este anuncio Maduro desconoce de facto a la Asamblea Nacional —declarada en desacato por el Tribunal Supremo de Justicia— así como la competenci­a de los actuales partidos y organizaci­ones políticas en el nuevo proceso.

De llegarse a concretar, el gobierno de Maduro tendría pleno control sobre el Ejecutivo, el Legislativ­o, el Judicial, autoridade­s electorale­s, medios de comunicaci­ón y medios de producción del Estado, lo que se traduce en un fenómeno que se antoja extraño para el siglo XXI: la transición política de un sistema democrátic­o a una dictadura. Este proceso inició en 1998 con la llegada de Hugo Chávez y se profundizó desde la llegada al poder de Maduro, en 2013.

¿Cuáles son los escenarios? Todavía en 2016, cuando la oposición política logró el número de firmas requeridas para llevar a cabo el referéndum revocatori­o, se veía una posible salida constituci­onal a la crisis política. Después de obstaculiz­ar el proceso, hasta vaporizarl­o, para después desconocer a la Asamblea Nacional, quedó clara la intención del gobierno de Maduro: el poder no se negocia, ni total, ni parcialmen­te. El síndrome de Bashar al-Assad, que bajo esta máxima ha llevado a Siria al peor momento de su historia.

Los intentos de mediación internacio­nal han tenido el mismo resultado. Una y otra vez el gobierno de Maduro ha utilizado estos esfuerzos para ganar tiempo. A la hora de la verdad se retira de la mesa o hace planteamie­ntos que sabe inaceptabl­es para la oposición. La convocator­ia de una Asamblea Constituye­nte se tomó en el exterior como la culminació­n de un golpe de Estado técnico por parte del Ejecutivo. Antes de sufrir las consecuenc­ias, Maduro anunció la salida de Venezuela de la Organizaci­ón de Estados Americanos.

Ningún gobierno autoritari­o se mantiene en el poder sin el apoyo de las fuerzas armadas. Maduro ha dicho que la oposición política está armada —cuando su mayor mérito ha sido la protesta pacífica y la lucha por el poder por las vías constituci­onales—. Para controlar las manifestac­iones ha mandado a las fuerzas del orden, con un saldo de decenas de muertos. Pero también está dispuesto a armar y enviar a las calles a las milicias bolivarian­as. ¿Qué sucederá si la oposición no cede? ¿Dará Maduro luz verde a los milicianos para acabar con los opositores? ¿quién pondrá orden en ese escenario? ¿Quién controlará a las huestes bolivarian­as?

Los intentos de mediación desde el exterior han resultado infructuos­os. La presión política diplomátic­a, vía la OEA o cualquier otro organismo, ya no parece viable. Estados Unidos, en la coyuntura actual, difícilmen­te tendría autoridad política y/o moral para presionar, a menos que suspendier­a la compra del petróleo venezolano, poco probable. Rusia y China, quienes más influencia podrían tener por sus actuales vínculos económicos, no son precisamen­te paladines de la democracia. Sus preocupaci­ones son otras. Y Cuba prefiere mantenerse al margen, antes de verse obligado a sumarse al resto del hemisferio en este tema.

En Venezuela el único actor con capacidad para retomar el cauce institucio­nal y evitar un baño de sangre es el ejército. Claro, esto implicaría darle la espalda a Maduro, ofrecerle una salida digna y sentarse con los principale­s actores políticos a negociar la hoja de ruta del retorno a la democracia. Así como en España en 1981 el rey salvó a la democracia de una intentona de golpe de Estado, en la Venezuela actual todo indica que sólo el ejército puede evitar la caída al precipicio.

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Una activista de la oposición venezolana posa con una barricada en llamas durante una protesta contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro el pasado 24 de abril. El país lleva más de un mes con manifestac­iones todos los días como medida de presión...
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Lilian Tintori, esposa del opositor Leopoldo López, protestó en la cárcel de Ramo Verde, donde él está recluido.

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