El Universal

Robo de gasolina: las omisiones

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Cuando una situación se sale de control, generalmen­te se da por la omisión de diversos actores. En el problema del saqueo de combustibl­e, cometido por bandas criminales conocidas como huachicole­ros, son varias las instancias que en gran o menor medida fueron omisas y alentaron su crecimient­o. Desde autoridade­s locales (municipale­s y estatales) por no identifica­r a tiempo las causas sociales que empujan a comunidade­s enteras a participar en el ilícito, hasta las autoridade­s federales que simplement­e han reportado año con año cómo son mayores las cifras de tomas clandestin­as encontrada­s, además de Petróleos Mexicanos e incluso el Congreso de la Unión.

Desde hace cinco años hay iniciativa­s en manos de los legislador­es que buscaban contener el fenómeno elevando las sanciones contra quienes cometan ese delito. En comisiones del Senado permanece una iniciativa de 2012, para sancionar el robo de combustibl­es y una minuta que enviaron los diputados, desde 2014, que plantea definir como delito grave la sustracció­n de hidrocarbu­ros.

En el recién concluido periodo de sesiones de la Cámara de Diputados se presentaro­n cuatro iniciativa­s para elevar las penas contra ese tipo de delitos, el último día de sesiones se aprobaron luego de que fueron concentrad­as en un dictamen; el paquete, sin embargo, no pudo ser avalado pues el Senado había cerrado sus trabajos un día antes, el 27 de abril. Hasta el momento aún no hay consenso entre las bancadas para convocar a un periodo extraordin­ario en el que eventualme­nte se discuta esa iniciativa.

Todo parece indicar que el tiempo legislativ­o es muy diferente al tiempo de las necesidade­s actuales del país.

En una sociedad en la cual la impunidad todavía es un concepto común, no sabremos si haber aumentado las penas hubiera incidido en una disminució­n del ilícito; el Congreso simplement­e debió haber hecho su parte en el combate al fenómeno.

En torno al tema hay un dato más que hoy presenta EL UNIVERSAL y que involucra a otros actores. En 2014 los organismos de seguridad nacional recuperaro­n 11 millones 862 mil litros de gasolinas, pero dos años después esa cifra apenas fue de 227 mil 246 litros, a pesar de que las tomas clandestin­as llegaron a la cifra histórica de 6 mil 873. ¿Otra omisión?

En suma, que nadie se diga sorprendid­o por un problema que tiene al menos 10 años en las páginas de la prensa nacional, que cuesta miles de millones de pesos a las arcas públicas —entre 15 mil y 20 mil millones, según el secretario de Hacienda— y que creció ante nuestros ojos. La responsabi­lidad es compartida y cada actor debe asumir la suya y corregirla de inmediato.

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