Peña Nieto en el huracán de la corrupción
Tiempos turbulentos se acercan para Enrique Peña. Me comentan que en el gobierno federal están preocupados por las investigaciones internacionales en curso y las que puedan abrirse una vez que termine el sexenio.
Porque aún cuando en México tiene aceitada una vasta maquinaria para difundir el mensaje de que la corrupción o los conflictos de intereses no están relacionados con Los Pinos, las evidencias apuntan en sentido opuesto.
Odebrecht, Capufe, OHL, HIGA son casos que señalan a sus más cercanos, amigos, empleados, familiares. Nombres que giran a su alrededor.
El Presidente está en el ojo del huracán. Ese centro tranquilo, donde nada pasa. Afuera, las paredes, la zona más violenta del torbellino.
Ahí apuntó la investigación La Casa Blanca de Peña Nieto de Carmen Aristegui y su equipo de reportajes especiales. La historia de Juan Armando Hinojosa, contratista de EPN, quien vendió una lujosa propiedad a la esposa del Ejecutivo federal. Y quien también prestó y rentó inmuebles a los poderosos Videgaray y Castillejos, ex secretario de Hacienda y consejero jurídico de Presidencia. Una trama que incluye a un gran elenco. Ahí está Eduardo Sánchez quien, años antes de ser coordinador general de Comunicación Social del gobierno peñista, fue empleado de los Vargas de MVS. La empresa que sacó del aire a Aristegui y quien la tiene demandada. O Felipe Chao, vocero de esta radiodifusora y hermano del subsecretario de Gobernación. Por cierto, contrario a lo sucedido en otros sexenios,
En el gobierno federal están preocupados por las pesquisas internacionales en curso y las que puedan abrirse una vez que termine el sexenio