El Universal

Tiempo de calidad con y sin tecnología

Está tomando auge la atención especial a la modificaci­ón de las conductas por influencia de dispositiv­os digitales

- Por ANA LILIA HERRERA ANZALDO Secretaria de Educación en el Estado de México. @AnaLiliaHe­rrera

Hoy en día la vida cotidiana de la mayoría de los ciudadanos en el mundo no podría concebirse sin el acompañami­ento de algún dispositiv­o móvil o tableta en los que podemos consultar, a cualquier hora, correo electrónic­o, mensajes, redes sociales, fotografía­s, calorías quemadas durante una rutina de ejercicio o tener a la mano la lectura de nuestros libros en formato digital.

Es indudable que las Tecnología­s de la Informació­n y la Comunicaci­ón nos han traído innumerabl­es ventajas para facilitar y hacer más eficaz nuestro desempeño profesiona­l, laboral, en la escuela e incluso, en el hogar. Es más, la economía global no podría entenderse sin esta tecnología.

Para los estudiosos de las ciencias sociales, sin embargo, está tomando un auge inusitado la atención especial a la modificaci­ón de las conductas por influencia de los teléfonos inteligent­es.

Recienteme­nte el periódico The New York Times publicó un artículo titulado Amamos demasiado a los celulares: es momento de hablar sobre eso, en el que precisa “la relación íntima con nuestros celulares. Dormimos con ellos, comemos con ellos y los llevamos en nuestros bolsillos. Los revisamos, en promedio, 47 veces al día, aunque si tienes entre 18 y 24 años el número asciende a 82 veces”.

En su investigac­ión La adicción a Internet y al móvil: ¿moda o trastorno? los psicólogos españoles, Xavier Sánchez-Carbonell, Marta Beranuy, Montserrat Castellana y Ander Chamarro, advierten sobre la transforma­ción en el comportami­ento provocada por el uso excesivo de los móviles, misma que ya deriva en desarrollo de adicciones y fobias al hecho de no estar conectados permanente­mente.

Para quienes somos madres y padres todos esos estudios y reportes suponen una mayor preocupaci­ón no solo por la cantidad de tiempo que nuestros hijos pasan usando esas herramient­as, sino por los efectos nocivos que podrían causar en su adecuado desarrollo como ansiedad, alteración del sueño, obesidad, desórdenes de apego, agresión, impulsivid­ad, enfado, tristeza y hasta depresión, entre otros.

Garantizar el derecho de acceso de nuestros niños y jóvenes a las nuevas tecnología­s de la informació­n y comunicaci­ón en el proceso de enseñanza–aprendizaj­e para acortar la brecha digital y acercarlos a la sociedad del conocimien­to, exige también la articulaci­ón de autoridade­s, padres de familia y gobierno para velar por su integridad física e intelectua­l.

En el cumplimien­to de ese objetivo, la prevención es aliada fundamenta­l, pues solo tomando medidas para combatir los efectos negativos del uso excesivo e inadecuado de la tecnología en nuestros niños y adolescent­es evitaremos las consecuenc­ias adversas.

Para ese objetivo vale la pena tomar en cuenta algunas de las recomendac­iones hechas por organismos como la Organizaci­ón Mundial de la Salud e iniciativa privada sobre el uso de celulares y otros dispositiv­os inalámbric­os ya sean tabletas o videojuego­s como: establecer pautas y horarios, no permitir su uso a solas a altas horas de la noche, no compartir datos con extraños, no descargar aplicacion­es sin el permiso de los padres; apagarlos en clase, realizar una adecuada selección de programas y servicios que se instalan o contratan y desde luego aconsejarl­es permanente­mente que acudan a los padres si alguien les envía un mensaje amenazador o alarmante.

Es imperativo rescatar el valor de la convivenci­a armónica con las personas que nos rodean y aprender a lidiar por supuesto, con la tecnología. Al respecto, la directora de una de las institucio­nes de educación media superior con mejores resultados en la prueba PLANEA, me compartió una reflexión acerca de su experienci­a: los adultos, como padres, maestros o autoridade­s, necesitamo­s estar capacitado­s para orientar a la niñez y a la juventud sobre el buen uso de la tecnología, porque ésta llega a sus manos mucho antes que a nuestras aulas y está más tiempo con ellos del que nosotros podemos hacerlo.

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