Dos mundos en un solo país
El presidente de EU, Donald Trump, sigue teniendo un nivel de aprobación de alrededor de 40% de la población estadounidense, con un apoyo masivo de mas de 80% de los que votaron por él en las elecciones. Su base —no solo su base dura, sino republicanos e independientes que votaron por él— sigue creyendo que lo está haciendo muy bien. Mientras tanto, otro grupo de estadounidenses, entre 45 y 55%, desaprueban fervientemente de su gestión como presidente, división de la opinión publica que parece haberse vuelto bastante consistente en sus primeros meses de gobierno.
A Trump y sus asesores, la oposición constante de la mitad de la población a sus iniciativas les parece frustrante e inconcebible. Para los que no creen en Trump, les parece que él es un fracaso total como presidente, inepto e inútil, y no entienden cómo un grupo importante del país lo apoya irrestrictamente. Se mueven los números de los dos bandos un poco para arriba o para abajo, dependiendo del día y la encuesta, pero las tendencias parecen cambiar poco.
Lo vimos esta semana con el despido del director del Buró Federal de Investigaciones (FBI), que dividió a la población entre los que creyeron que era un gran error o un intento de encubrir un crimen, mientras otros apoyaron la decisión.
Entre los que desconfían de Trump, lo ven poco preparado para el cargo que ostenta, creen que sus virajes son una síntoma de incompetencia, si no locura, y temen que pueden meter a EU en una crisis que pegaría duramente a la economía (por ejemplo, salir del TLCAN) o causar una tercera guerra mundial.
Para los que apoyan a Trump, su
Cada vez más los estadounidenses viven en dos mundos distintos de información, con fuentes muy diferentes de análisis
impredecibilidad es una ventaja comparativa para la negociación, sus declaraciones poco pulidas (y a veces poco coherentes) una forma fresca y novedosa de manejar el poder, sus confrontaciones personales un elemento clave de su éxito.
¿Como pueden existir estas dos narrativas al mismo tiempo?
Para empezar, Trump es un personaje polarizante en un sistema político que de por sí está polarizado. Su estilo golpeador divide y crea polémica al mismo tiempo que gana simpatías entre los que quieren un presidente fuerte y bravucón.
Pero cada vez más los estadounidenses viven en dos mundos distintos de información dentro de un solo país, con fuentes muy diferentes de noticias y análisis. Los medios tradicionales han tomado una postura muy crítica frente a Trump desde la precampaña y están dedicados ahora a investigar las acciones de su administración. Hay otro grupo de noticieros que en cambio se dedica a apoyar sus decisiones. Obviamente hay matices en ésto.
Pero el resultado de esta división en como los medios tratan a Trump también ha ahondado una polarización entre los estadounidenses en cuanto a qué medios consideran confiables. Si bien parte de esta división viene de antes, la candidatura y presidencia de Trump lo ha reforzado mucho. Los que creen en Trump siguen los medios que también creen en él. Los que desconfían de Trump siguen a los medios que también desconfían de él.
No sé cómo ésto terminará. Trump tiene de su lado una minoría importante de la población y un sector grande, si bien mas frágil y menos profesional, de los medios de comunicación, pero tampoco es saludable que exista esta división entre grupos antagónicos. Algunos podrían argumentar que Trump se ha logrado sostener entre tropiezos gracias a tener un grupo importante de medios de su lado, pero a largo plazo también es peligroso estar permanentemente enfrentado con los medios más consolidados del país.
Mientras tanto, seguimos viviendo en dos mundos distintos, dos mundos que apenas se tocan y que interpretan los mismos hechos de muy diferente forma. Fundador del Instituto México del Centro Wilson y vicepresidente ejecutivo del Centro. En agosto inicia como presidente del Instituto para Políticas Migratorias (MPI)