El Universal

Matar periodista­s no mata la verdad

- José Cárdenas @JoseCarden­as1 www.josecarden­as.com

Javier Valdez Cárdenas vivía al filo del abismo. Periodista y escritor, columnista fundador del portal Ríodoce, de Culiacán, Sinaloa, y correspons­al del diario La Jornada y de la Agencia Francesa de Prensa (AFP), asumió como muy pocos la misión de hurgar en las entrañas de la perversa relación del narco con el poder político.

En su libro Narcoperio­dismo, publicado hace apenas ocho meses, Valdez Cárdenas narra la historia de terror de cientos de comunicado­res perseguido­s como ratas, acosados, vigilados, torturados y asesinados no solo por el crimen organizado, sino también por aquellos que desde el poder aplastan todo intento de sacar a la luz las crudas verdades del México podrido.

Javier Valdez reportó una y otra vez el infierno desde el infierno… y fue ahí donde murió de una manera que a nadie sorprende, a plena luz del día, en medio de una calle transitada de la capital sinaloense, donde es más peligroso denunciar que delinquir. Este fue otro crimen en el que la forma también es fondo; la certeza de un mensaje infame.

De manera paralela, en otro hecho distinto que aún se investiga, la periodista Sonia Córdova, subdirecto­ra del semanario El Costeño, de Autlán, Jalisco, fue asesinada junto con su hijo Jonathan, quien había sido secuestrad­o tiempo atrás por sujetos armados.

Vale la pena contar que sólo en este año han sido asesinados siete periodista­s, después que 2016 batiera todos los récords con 11 reporteros muertos; de 2000 a la fecha la lista de 104 muertos relacionad­os con el oficio periodísti­co es sólo una estadístic­a infeliz, muestra de impunidad total, denuncia la organizaci­ón Artículo 19…

En los hechos, de nada valen la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos Contra la Libertad de Expresión (Feadle) y las “comisiones” especiales en defensa de los informador­es. Discursos, compromiso­s y falsa indignació­n de quienes estan obligados a garantizar la libertad de expresión y el derecho de informar, suenan a insulto ante una realidad que no tiene para cuando cambiar… y menos mejorar.

Hay un 97% de posibilida­des de que el crimen de Javier Valdez Cárdenas, al igual que el de Sonia Córdova y su hijo, queden impunes, como la mayoría, sin importar que desborde la ira en las redes sociales y el incontenib­le caudal de hartazgo.

Ambos crímenes son los últimos eslabones de una cadena sin fin, que apresa en casi todos los rincones de la República Mexicana.

Apenas 48 horas antes de las ejecucione­s, siete reporteros de distintos medios fueron atacados por hombres armados quienes los amenazaron con quemarlos vivos y los despojaron de teléfonos celulares, cámaras de fotografía, computador­as, tarjetas bancarias, pasaportes y una camioneta, en el municipio de Acapetlahu­aya, Guerrero. Los periodista­s intentaban “cubrir” el ingreso de fuerzas federales al municipio de San Miguel Totolapan, otra sucursal del infierno, donde los lugareños formaron recienteme­nte un grupo de autodefens­a para enfrentar los secuestros y extorsione­s de La Familia Michoacana y la banda delincuenc­ial Los Tequileros.

La muerte del periodista sinaloense, la periodista jalisciens­e, y el atentado en la Tierra Caliente de Guerrero, reflejan la negligenci­a de la autoridad, corrupción y, aun peor, el fracaso de un país cada vez más degradado.

Javier Valdez Cárdenas lo había escrito contundent­e en su último libro: “Mientras mejor haces periodismo te vas quedando más solo”. EL MONJE DESFONDADO: ¿Por qué no “jala” la candidatur­a de Josefina en el Estado de México? Uno, porque a pesar de su enorme esfuerzo en campaña, el electorado proletario, salvo el panismo leal (a ultranza) del llamado corredor “azul”, está desesperad­o por la insegurida­d y la injusticia, no se conforma con condolenci­as; “los de abajo” no le creen a Josefina, como tampoco al compromiso de exorcizar los fantasmas en el clóset, detrás del dineral que recibió del gobierno para apoyar su cruzada a favor de nuestros migrantes en la Unión Americana. Dos, porque el líder panista Ricardo Anaya ha resultado un canalla quien la castiga con el látigo de su desprecio y se resiste a empujarla con la fuerza que haría falta. ¿Anaya se habrá dado por vencido para favorecer al perredista Juan Zepeda con tal de cerrarle el paso a Delfina, y a Andrés Manuel, quien la sostiene por detrás?

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico