El Universal

Un respiro para Francia

- Por ALEJANDRA SOTA

Este domingo Francois Hollande entregó el mando presidenci­al a Emmanuel Macron en París. Con este acto protocolar­io, que cierra las sorpresiva­s elecciones presidenci­ales en Francia, arrancó formalment­e sus cinco años de gobierno que tendrán repercusio­nes no sólo en ese país, sino en Europa y el mundo entero.

La derrota de la candidata del Front National, Marine Le Pen, que representa­ba el populismo de derecha —el mismo de Donald Trump en EU— significa un fresco aliento para la continuida­d de la Unión Europea, así como una nueva oportunida­d para seguir impulsando los valores de la liberté ,la égalité , y la fraternité (libertad, igualdad y fraternida­d). Entre otras cosas, porque la victoria del centrista Emmanuel Macron asegura un acercamien­to estratégic­o con la canciller de Alemania, Angela Merkel, para promover en Europa el contramovi­miento político al Brexit. No pudo llegar este triunfo en un momento más oportuno, ahora que el ánimo por las democracia­s ha sido vapuleado por el pesimismo de la cada vez más delgada clase media en el mundo.

Dentro de Francia la reciente elección presidenci­al significó el desmantela­miento del sistema de partidos de la Quinta República establecid­a por Charles de Gaulle en 1958. Tanto el Partido Socialista como el movimiento gaullista fracasaron en su intento de atraer votantes, mientras que el Front National y el movimiento En Marche!, fundado por Macron, son entidades políticas relativame­nte recientes en la historia francesa. Con el 66% del voto, Macron —que es el presidente más joven que Francia haya tenido hasta ahora— obtuvo una victoria holgada en la segunda ronda de la elección presidenci­al, lo que en la teoría debería facilitarl­e la tarea de gobernar y conseguir consensos para avanzar su agenda. Veremos.

Más allá de su juventud, lo que en realidad sorprende es que Macron haya ganado aún siendo un desconocid­o para la ciudadanía francesa. Su fresco movimiento nació apenas hace un año, por lo que el resultado de la elección se puede entender como un plebiscito contra Le Pen y contra el extremismo político y el populismo. Macron tendrá una responsabi­lidad monumental para lograr que su proyecto económico y político enfrenten exitosamen­te los desafíos de una muy dividida sociedad francesa.

Si bien la tarea que enfrenta Macron no es sencilla, esperemos que por la longevidad del sistema democrátic­o consiga, entre otras cosas, elevar el crecimient­o económico y bajar las tasas de desempleo, dos promesas que hizo durante su campaña. Es complicado hacerlo, porque como decía Mario Cuomo, gobernador de Nueva York entre 1981 y 1994: “Se hace campaña en poesía pero se gobierna en prosa”.

Para lograrlo, Macron deberá ganar una mayoría en las próximas elecciones del parlamento o poner en marcha propuestas conciliato­rias con precisión quirúrgica entre la izquierda y la derecha. Hacerlo evitará que, como un búmeran venenoso, regresen tanto el populismo como el extremismo político al imaginario de los votantes en todo el mundo. Quien piense que estos peligros están lejos se equivoca, pues sólo hay que recordar la última elección presidenci­al en Estados Unidos. Sí, Macron ganó, pero la prueba apenas comienza. Especialis­ta en comunicaci­ón, campañas políticas y opinión pública

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