La cuenta regresiva de José Antonio Meade
José Antonio Meade es una de las cartas mejor guardadas del presidente Enrique Peña Nieto. Su experiencia en distintos ámbitos de la administración pública y la confianza que refleja a los inversionistas y empresarios son un activo invaluable para el titular del Ejecutivo. Dicha legitimidad de la que goza el actual secretario de Hacienda y su probada capacidad para lidiar con asuntos económicos y financieros lo convierten en el candidato más probable para sustituir a Agustín Carstens el próximo 30 de noviembre al frente del Banco de México (Banxico).
En su momento, Meade fue considerado una opción del PRI para pelear la candidatura de 2018, pero justamente lo que le da legitimidad para convertirse en el nuevo gobernador del Banxico (no ser priísta, no pertenecer al círculo íntimo del Presidente, no ser parte del Grupo Atlacomulco, ni haber estado envuelto en escándalos de corrupción), es lo que lo alejó de esta oportunidad. Ahora, todo apunta —según expertos y fuentes con acceso a las reuniones del Gabinete— que Meade se perfila para suceder a Carstens, quien se irá a dirigir el Banco de Pagos Internacionales a Basilea, Suiza.
La lógica de posicionar a Meade al frente del Banxico es que tiene un perfil similar al de Carstens: sus mandatos han sido transexenales, es decir que han trascendido intereses políticos y partidistas; son más técnicos y menos políticos; cuentan con la credibilidad y confianza de los inversionistas, empresarios y la comunidad internacional, además de que se prepararon en las mejores universidades.
El otro candidato para suceder a Carstens es Alejandro Díaz de León, nombrado subgobernador del Banxico por el presidente Peña Nieto, apenas días antes de que Agustín Carstens anunciara su salida de la institución. Sin embargo, aunque su perfil reúne las características para convertirse en el nuevo gobernador, Meade cuenta con mayor reconocimiento y sí quiere encabezar el Banco de México. El Presidente se lo ha preguntado y él ha respondido que sí.
No obstante, para que su candidatura al Banxico se convierta en realidad, primero debe ayudar a preparar una estrategia fiscal y financiera para hacer frente a la políticas con las que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pretende repatriar capitales a su país, principalmente algunos del sector manufacturero que están en México. El mes pasado, Trump sorprendió con un plan fiscal mediante el cual planea recortar de 35% a 15% la tasa impositiva a empresas y en diferentes rangos para los ciudadanos.
Si dicho plan avanza en el Congreso de Estados Unidos y se combina con una mala renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) podría ser la tormenta perfecta para México. El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, ha dicho que esperan que la revisión del TLCAN comience en agosto, tres meses antes de que Carstens deje el Banxico, por lo que se anticipa que el nerviosismo en los mercados se extienda hacia finales del año.
En la pasada Convención Nacional Bancaria, Carstens le lanzó un mensaje al secretario de Hacienda, quizá también convencido de que él sería su sucesor. Le recordó que la política monetaria “no opera en el vacío”, sino que se deben buscar sinergias con otras que son dictadas por Hacienda, como la fiscal. “En la medida que contemos con una política fiscal sana que ayude a contener traspaso del tipo de cambio a los precios, se podrán lograr los objetivos de manera más eficiente, de tener una inflación baja y estable”, apuntó.
Y vaya que Meade va a tener un gran reto en los próximos seis meses para delinear una política fiscal que logre contener los intentos de Trump por llevarse algunas inversiones de México. Si lo logra, llegará aún más legitimado al Banxico. Le esperan días muy agitados y de mucho trabajo al secretario de Hacienda. Inicia la cuenta regresiva. Engenium, por 8 mil mdp a la Bolsa. Engenium Capital celebrará mañana un año como financiera independiente, tras haber sido adquirida por el fondo Linzor Capital a General Electric. En agosto del año pasado, colocó un bono estructurado por 340.5 millones de dólares en los mercados internacionales y ahora prepara programa de emisión de Certificados Bursátiles en la Bolsa Mexicana de Valores por un total de 8 mil millones de pesos. La idea es duplicar su cartera en menos de tres años. El fondo se especializa en el arrendamiento y crédito empresarial y su fortaleza es que hacen ‘trajes a la medida’ para las compañías, pues no busca el mercado masivo, como sus competidores Unifin o Crédito Real, o el de grandes corporativos, en manos de los bancos, sino el segmento de empresas que requieren un trato personalizado.