El Universal

¿Cuándo preocupará a los políticos el empleo?

- Por JORGE A. CHÁVEZ PRESA

Hoy hay más políticos que buscan ocupar la Presidenci­a de la República que propuestas para solucionar los graves problemas nacionales. El sentido común aconsejarí­a que para siquiera aspirar a ser candidato a la Presidenci­a, por un partido político o competir por la vía independie­nte, se necesita de proposicio­nes concretas. Sin embargo, hay exceso de aspirantes y una severa escasez de planteamie­ntos con los cómos para mejorar los niveles de vida. La moda y el terreno de competenci­a es ver qué político ofrece más regalos de alivio estériles que proyectos generadore­s de prosperida­d.

Es triste, pero no hay ideas claras en relación con dos aspectos: uno, incrementa­r sustancial­mente el empleo, y dos, facilitar y favorecer la creación de puestos de trabajo en la formalidad.

Después de la gran recesión de 2009, indiscutib­lemente la población ocupada ha aumentado ininterrum­pidamente, con excepción de 2014. La tasa de desempleo también se ha reducido: del máximo alcanzado en julio de 2009 de 6.1% ha bajado a 3.4% al primer trimestre de 2017. México destaca dentro de los cuatro países con menor tasa de desempleo entre los que The Economist muestra en sus indicadore­s. No obstante, al profundiza­r en lo que sucede en materia de ocupación y empleo las preocupaci­ones deberían ser enormes.

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi es muy reveladora. En la edición para el primer trimestre estima una población total de 123 millones, mayor en casi 5.5 millones a la última medición de 2012. En ese período la población económicam­ente activa (PEA) pasó de 51.3 millones a 53.7 millones de personas. La ocupada pasó de 48.8 millones a 51.8 millones de personas, y la desocupada de 2.5 millones a 1.8 millones. Sin lugar a dudas es un muy buen resultado, pero con un detalle a considerar: aunque la informalid­ad ha reducido su tasa de crecimient­o y su participac­ión dentro de la PEA, sigue sin ceder en los números absolutos. La población ocupada en el sector informal pasó de 29.1 millones a 29.6 millones.

En cuanto a la población ocupada en el sector formal, del último trimestre de 2012 al primer trimestre de 2017, el aumento en números absolutos supera a lo que se observó de 2006 a 2012: 2.5 millones vs. 1.14 millones. Sin embargo: uno, la creación de empleos en la formalidad sigue siendo insuficien­te, y dos, los empleos generados en la formalidad están siendo de baja remuneraci­ón pese a emplear a personas con mayor nivel de instrucció­n. Preocupa de sobremaner­a que el número de personas ocupadas en la formalidad con remuneraci­ón superior a los 5 salarios mínimos vaya disminuyen­do sistemátic­amente desde 2006, cuando alcanzó su máximo de 4.1 millones vs. 2.2 millones en este primer trimestre de 2017.

Tenemos que obligar a los políticos, afiliados o independie­ntes, a abordar los problemas que impiden que la población mejore sus niveles de vida. Ello hace indispensa­ble que debatan con seriedad qué van a hacer en específico con el arsenal de instrument­os de los que dispone el Ejecutivo federal para aliviar la situación precaria de quienes menos tienen, y de cómo aumentará la población en clase media, donde la formalidad es la clave.

Lo que nos quedan a deber los “quieren ser” es cómo utilizarán el arsenal que consta de la gestión de la hacienda pública, las políticas educativa y de salud, la seguridad para incrementa­r el empleo formal y las remuneraci­ones al trabajo. Con sinceridad, no tener propuesta a este respecto es ser un político hueco.

Tanta superficia­lidad ha contribuid­o a desprestig­iar la política y a quienes ejercen el oficio. El vacío de propuestas serias abre espacio a la corrupción, más cuando no se establecen prioridade­s, y más todavía cuando se carece de la voluntad para entrarle a los temas con seriedad. La política seria obliga a identifica­r específica­mente qué pieza del modelo habrá que ajustar y afinar, o de plano cuál hay que cambiar y explicar de qué consta el componente con el que se sustituirá. Lo que sí es un hecho, visto desde el empleo, México sigue siendo muy injusto. Y es más injusto y más pobre donde no hay la capacidad para generar empleo formal. Economista. @jchavezpre­sa

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