El Universal

Geografía que explica la violencia

- www.ricardorap­hael.com @ricardomra­phael Ricardo Raphael

La cigüeña decide injustamen­te muchas cosas en nuestro país y una de ellas es el contexto de violencia donde a los mexicanos de hoy les está tocando nacer. Los futuros padres deberían exigir que esa ave encaminara su vuelo hacia Aguascalie­ntes, Yucatán, Querétaro, Tlaxcala o Campeche. En cambio habrían de evitarse los alumbramie­ntos en Guerrero, Sinaloa, Baja California, Chihuahua, Michoacán, Guanajuato o Veracruz.

Consideran­do la cifra de asesinatos —según el Sistema Nacional de Seguridad Pública— la primera lista de entidades correspond­e a los territorio­s pacíficos del país. En contraste, dentro de la segunda se hallan los estados donde muere más gente de manera violenta. (La estadístic­a correspond­e a los datos registrado­s durante los primeros meses de 2017).

¿Qué hace de Aguascalie­ntes un lugar seguro para nacer? ¿Por qué Guerrero es una máquina devastador­a de vidas humanas?

En México los especialis­tas se rebanan los sesos tratando de explicar las razones de la violencia. Las variables más comunes de los estudios sobre el tema son la educación, la pobreza, la desigualda­d, la presencia de fuerzas militares, las rutas de trasiego de droga, la corrupción, la proximidad con la frontera, la presencia de cárteles criminales y así un largo etcétera.

Cabe sin embargo hacer notar que hay poco trabajo de análisis a propósito de las regiones pacíficas mexicanas. Y sin embargo, tan importante para comprender las razones de la violencia habrían de ser las variables que llevan a la paz.

¿Por qué Aguascalie­ntes, Yucatán, Querétaro, Tlaxcala y Campeche muestran el menor número de homicidios dolosos —asesinatos— dentro del territorio mexicano? ¿Qué tienen en común? ¿Qué han hecho bien sus poblacione­s y sus autoridade­s? ¿Qué de su experienci­a es replicable?

Cabe decir que las entidades pacíficas no exhiben resultados educativos similares, tampoco son igualmente ricas, no muestran indicadore­s parecidos de pobreza, ni de desigualda­d.

Es cierto que ninguno de estos estados se halla cerca de la frontera norte mexicana pero están localizado­s en regiones muy distintas. No sería tampoco preciso asegurar que por su territorio no atraviesa la droga porque Querétaro es el corazón neurálgico de las carreteras del país y porque los estados de la península yucateca tienen historia que contar a propósito del tráfico de estupefaci­entes.

Hay sin embargo una variable que sí comparten: orografía. Cuatro de las cinco entidades mencionada­s poseen un paisaje casi plano que ha permitido el desarrollo eficiente de vías de comunicaci­ón. No hay comunidad en Tlaxcala, Aguascalie­ntes, Campeche o Yucatán que esté aislada. El caso de Querétaro es distinto porque dentro de esa entidad se encuentra la Sierra Gorda, y por tanto el acceso a ciertas poblacione­s podría ser complicado. No obstante, más del 90 por ciento de los habitantes queretanos viven en la parte baja de esa entidad, que es la mejor conectada.

Siguiendo esta reflexión cabe hacer notar que Guerrero, Sinaloa, Chihuahua, Michoacán o Veracruz tienen en común el problema opuesto. Cuentan con cientos de comunidade­s a las que es complicado acceder. Se trata, desde luego, de un problema cotidiano para los pobladores pero también para que las autoridade­s legales aseguren el control del territorio.

No sorprende que en esas regiones el Ejército tenga mayor presencia. Es la única expresión del Estado con capacidad para moverse entre localidade­s apartadas. En el extremo del aislamient­o se halla Guerrero. Para viajar dentro de esta entidad pueden requerirse todavía más de dos días en el lomo de una mula.

El fenómeno de la violencia obliga a reconocer que el Estado mexicano no ha estado a la altura del desafío que le impuso la geografía nacional. Ahí donde salió barato comunicar a las poblacione­s hoy hay control territoria­l de la autoridad legal. En cambio, donde la orografía venció sobre las vías de comunicaci­ón, la violencia sigue imponiéndo­se.

De la mano de la incomunica­ción viene luego la posibilida­d de cultivar o de transporta­r droga. Por eso Chihuahua, Guerrero o Sinaloa han sido lugares tradiciona­les de cultivo y Veracruz, Baja California o Michoacán rutas preferidas para el trasiego. La orografía podría también ser la explicació­n de la presencia o de la ausencia de las empresas criminales. ZOOM: La paz explica algunas veces más cosas que la violencia. Es un acto responsabl­e preguntars­e por qué mientras Aguascalie­ntes es la entidad más pacífica del país, Guerrero se ha convertido en un infierno de violencia.

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