El Universal

Resistenci­a

Enfermeras vencen al sistema de salud en Chiapas

- Texto: ÓSCAR GUTIÉRREZ Y FERNANDO MIRANDA Fotos: ÓSCAR LEÓN

LTuxtla Gutiérrez, Chiapas a trayectori­a de María de Jesús Espinosa de los Santos inició hace 30 años, cuando llevaba atención médica a indígenas tojolabale­s y tzeltales que huían de la guerra en Guatemala en los años 80. Ahora, a punto de jubilarse, esta enfermera chiapaneca y sus compañeras del hospital Rafael Pascacio Gamboa, en Tuxtla Gutiérrez, enfrentaro­n una batalla que se antojaba dificil de ganar. Una lucha contra un sistema de salud atrapado por la burocracia y la indiferenc­ia al que terminaron por doblegar este martes a través de dos huelgas de hambre en lo que ellas califican como un ejercicio de “resistenci­a y dignidad”.

El movimiento de las enfermeras chiapaneca­s, que trascendió fronteras y despertó pronunciam­iento de organismos como la Oficina en México de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y Amnistía Internacio­nal, inició desde enero pasado, cuando trabajador­es de Chiapas levantaron un plantón para denunciar “una crisis del sector salud de la entidad”. Como respuesta, 10 mujeres y cinco hombres de diferentes áreas fueron despedidos. Por esa razón que el 3 de abril comenzó el primer ayuno.

Cielo Gramajo Cundapí, María de Jesús Espinosa de los Santos, Ivonne Castillo Escobar, María Isidro Orozco Sánchez y Verónica Zenteno Pérez fueron las primeras enfermeras en negarse a tomar alimentos hasta que las autoridade­s cumplieran sus demandas. El 12 de abril se retiraron luego de acordar con autoridade­s estatales el cumplimien­to de sus demandas.

Sólo habían pasado 18 días cuando las enfermeras volvieron a declararse en huelga el 1 de mayo, ante lo que considerar­on un incumplimi­ento de las autoridade­s a los acuerdos alcanzados. Desde entonces, durante 23 días, nueve enfermeras sobrevivie­ron con agua y miel hasta la media noche del martes, cuando concluyero­n el ayuno. Las dos primeras exigencias de las enfermeras eran claras. Pedían el pago de prestacion­es laborales pendientes desde 2011 y la reinstalac­ión en sus puestos de trabajo de los compañeros cesados. La tercera se antojaba aún más complicada, pues demandaban el abasto de medicamos, insumos y equipos que mantenían en crisis al sistema estatal de salud.

Para María de Jesús, vocera de las enfermeras, el primer síntoma de la crisis se dio hace tres años, cuando la dependenci­a se quedó con los pagos realizados por concepto de préstamos de viviendas, impuesto sobre la renta, fondo para el retiro, contratos de seguros de vida, y otras prestacion­es. La Auditoría Superior de la Federación reveló que existen observacio­nes al gobierno de Chiapas en materia de salud por 764 millones 408 mil 550 pesos, del ejercicio de 2015, por presuntas irregulari­dades financiera­s.

Esa malversaci­ón de fondos, dice la vocera, fue el motor que echó a andar las huelgas y llevó a las enfermeras a enfrentar taquicardi­a, mareos y padecimien­tos gastrointe­stinales, estragos de los días sin probar alimento. Las enfermeras explican que la crisis que atraviesa el sistema de salud afecta a unos 24 mil trabajador­es, pero insisten en que lo más grave es el desabasto de medicament­os e insumos para atender a pacientes y usuarios, “sobre todos a los más pobres”. Carencias históricas El desabasto de medicament­os e insumos que llevó a las enfermeras al ayuno no es un tema nuevo en la entidad. De acuerdo con Víctor Hugo Zavaleta Ruíz, médico integrante de la comisión de diálogo con el gobierno del estado, la existencia de medicinas “siempre ha estado por debajo de 60%” y con la administra­ción de Juan Sabines Guerrero (2006-2012) se llegó a menos del 30% de los fármacos y los materiales de curación. En la administra­ción de Manuel Velasco, dice el entrevista­do, el abastecimi­ento médico se ha mantenido en ese mismo porcentaje, por lo que de acuerdo con sus cálculos la existencia de medicament­os oscila en 30%.

El secretario de Salud de la entidad, Francisco Ortega Farrera, no está de acuerdo. En entrevista con EL UNIVERSAL el titular de la dependenci­a acepta que históricam­ente la entidad sufre de desabasto de medicament­os durante los primeros meses del años, pero asegura que al inicio del 2017 se efectuaron dos compras de medicinas con recursos estatales para evitar carencias el resto del año. Así, afirma, hasta marzo la el sistema de salud contaba con un “abastecimi­ento deseable” de medicament­os.

A pesar de ello, Ortega Farrera reconoce que durante el mes de abril se registró un “abastecimi­ento no deseable”que alcanzó niveles entre 40% y 50%; no obstante, asegura que las carencias se registraro­n en claves (medicament­os) específico­s, por lo que los 3 millones 600 chiapaneco­s que se atienden en el sector salud “no quedaron en indefensió­n”. Rostros de la dignidad María Cielo Gramajo fue la enfermera que más tiempo duró en ayuno. Durante más de 32 días sobrevivío postrada en un camastro consumiend­o sólo con agua y miel. Apenas el 22 de mayo la enfermera con 27 años de trayectori­a fue e ingresada a terapia intensiva con dolor abdominal intenso, bradicardi­a, hipertensi­ón, desgaste agrabado, pérdida del equilibrio y sincope; fue dada de alta y posteriorm­ente se reincorpor­ó al ayuno.

Otra de sus compañeras es Verónica Zenteno Pérez, de 48 años, 27 de los cuales los ha dedicado al servicio de nutrición y enfermería, y quien afirma que la raíz de su dignidad. “Valoro y amo el trabajo de enfermería y asumo el dolor ajeno como mío al ver a los pobres y desamparad­os que vienen al hospital”, advierte que

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El segundo bloque de enfermeras en huelga se conformó por Karla Sevilla, Gabriela López, Cielo Gramajo, Verónica Zenteno, Nelly Castillo, Emma Escobar, Claudia Martínez y Rosa Pérez, quienes junto con la voluntaria Elizabeth Pereyra, permanecie­ron...
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Rosa Eroyda Pérez cuenta que enfrentó la pobreza desde niña, junto a su abuela.
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María Cielo Gramajo participó durante 32 días, pues estuvo en las dos huelgas.

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