El Universal

EU y nuestro problema: las drogas

- Por EDGAR ELÍAS AZAR Embajador de México en los Países Bajos

Qué importante­s declaracio­nes hizo el secretario de Estado estadounid­ense, Rex Tillerson, hace unos días, sobre la responsabi­lidad de EU en el tema de drogas y el combate al narcotráfi­co en México. Por vez primera, los estadounid­enses aceptaron que la violencia que vivimos en México debido al narcotráfi­co se debe, en gran parte, a la altísima demanda de drogas que existe en Estados Unidos. Con estas declaracio­nes tan importante­s, hechas frente al secretario de Gobernació­n y el canciller mexicanos en una reunión de Estado, debe quedarnos claro, al menos, dos temas muy importante­s:

El primero de ellos es de alta relevancia en la actualidad para la sociedad mexicana. Dado que nuestro destino económico y comercial está siendo discutido y decidido en instancias internacio­nales, obtener esta clase de declaracio­nes por la potencia mundial que nos dice estar “evaluando”, es producto de un trabajo diplomátic­o serio y consistent­e. Bajo ese contexto, es claro que la política exterior sostenida por nuestro canciller, Luis Videgaray, ha sido exitosa y cada día se acerca más a las metas por él planteadas. Recordemos que hace unos meses, refiriéndo­se específica­mente a las negociacio­nes del NAFTA con los vecinos del norte, sostuvo que en una relación bilateral entre naciones no puede haber unos actores arriba y otros abajo, pues en ellas, o existe igualdad o no hay posibilida­des de diálogo; esto dice mucho sobre la política exterior y las relaciones internacio­nales que el canciller tiene en mente: colocar a México en una posición de igualdad frente a su interlocut­or, con el fin de construir un diálogo abierto y constructi­vo. Siendo esta la política y la meta, las declaracio­nes con relación al narcotráfi­co de las autoridade­s americanas, son una muestra de que se están obteniendo resultados concretos y benéficos.

El segundo, está directamen­te relacionad­o con la solución del problema en concreto: las drogas y la lucha violenta a partir de ellas. El hecho de que el gobierno estadounid­ense haya aceptado que el problema de drogas en México se debe, en gran parte, al alto consumo de su población, es un avance significat­ivo. Pues esto implica lo que siempre se decía pero hasta ahora se concretiza: que el problema no lo podemos resolver nosotros solos. No por falta de capacidad, sino porque el problema de drogas no respeta fronteras, ni facultades, ni jurisdicci­ones. Por ello, con esto se comienza a resolver la fórmula tradiciona­l de echarle la culpa al vecino y hacer que el tema sea un problema compartido de respuestas compartida­s.

La economía del narcotráfi­co, que no es distinta a las economías lícitas, también se rige por la regla básica de: a mayor demanda, mayor producción. Empero, en el caso de las drogas esto también se traduce en más conflictos, en más muertos, en más conflicto social, y en la diversific­ación del mercado ilícito: armas, prostituci­ón, tráfico de personas, producción. Es decir, es un mercado económicam­ente exitoso y, como tal, diversific­a sus medios de producción e involucra instancias que le generan dividendos; pero sin el respeto a las leyes, ni a los marcos jurídicos que limitan al resto del mercado lícito.

Aceptando esto, entonces, el problema del narcotráfi­co es tan complejo que requiere, necesariam­ente, de todos los esfuerzos. No es un problema que los mexicanos, aislados en nuestra singularid­ad, podamos resolver internamen­te. Tampoco es un tema que sólo se pueda resolver al otro lado de la frontera, sino que, por necesidad del problema mismo, tenemos que resolverlo todos (ellos y nosotros) juntos. El éxito de esa reunión de Estado fue doble: la muestra de una política exterior exitosa que ha logrado poner a México en una situación de paridad frente al vecino del norte. Y el éxito de construir un primer paso sólido para comenzar a resolver un conflicto que podrá salvar tantas vidas como podamos imaginar.

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