El Universal

DOSSIER INTERNACIO­NAL TERRORISMO VA POR OBJETIVOS BLANDOS

El atentado en Manchester, en el que la mayoría de las víctimas eran jóvenes, evidencia que para los yihadistas no hay límites. Su objetivo es causar el mayor pánico posible y su modo de actuar hace cada vez más difícil detenerlos. Mientras existan motiva

- Texto: MAURICIO MESCHOULAM Infografía: DANIEL RAZO Twitter: @maurimm

El atentado del lunes pasado en Manchester, que impactó por la juventud de las víctimas, evidencia que para los atacantes no hay límites, pero también que no hay sitio seguro. La difusión que se da a esos actos puede ser contraprod­ucente, alertan expertos.

El lamentable atentado en Manchester arroja un número de lecciones que es indispensa­ble empezar a asimilar. Algunas de éstas son: (1) En cuanto a las víctimas, no hay línea alguna que parezca limitar a los atacantes de hoy; por el contrario, mientras un ataque pueda provocar más terror, más elevada es su eficacia desde la óptica de los perpetrado­res; (2) En cuanto a los aspectos tácticos: mientras la motivación de cometer atentados exista, algunos atacantes eventualme­nte encontrará­n formas de evadir las medidas de seguridad que se puedan implementa­r; (3) Si bien un 70% de muertes en Occidente son producto de atentados cometidos por lobos solitarios (IEP, 2016), hoy estamos ante el resurgimie­nto de complejas redes terrorista­s, por lo que los riesgos de sufrir un ataque han aumentado a pesar de las medidas de seguridad que han sido puestas en marcha; y (4) Por consiguien­te, para combatir eficazment­e al terrorismo, se requiere de diseños complejos, integrales y colaborati­vos, pensando no sólo en el nivel local, sino en un nivel global.

Lo explico: primero, en la violencia terrorista, las siempre lamentable­s víctimas directas son sólo el instrument­o para provocar terror y, así, inducir un estado de conmoción en terceros. Este estado de shock es empleado para canalizar una reivindica­ción o mensaje, impactando con ello en actitudes, opiniones y conductas, y/o ejerciendo presiones políticas sobre tomadores de decisiones. Por consiguien­te, mientras más atroz es el crimen, mayor es el sentimient­o de vulnerabil­idad propagado y, por tanto, más amplia es la vía para transmitir el mensaje que se busca comunicar. En este caso, el mensaje tiene que ver con que el Estado Islámico (EI), a pesar del combate en su contra, sigue vivo y con capacidad de daño.

Segundo, a pesar de que las medidas de seguridad son cada vez mayores, el ataque de Manchester, al igual que muchos otros, muestran que los atacantes siempre terminan encontrand­o objetivos blandos o zonas en las que los controles de seguridad son bajos o inexistent­es. Se puede prohibir el uso de laptops en aviones, se pueden instalar puestos de seguridad en aeropuerto­s y, aún así, los terrorista­s atacarán la zona del check-in o el estacionam­iento. En el caso de Manchester, por ejemplo, la informació­n hasta ahora revelada indica que el perpetrado­r no estaba en el interior de la arena cuando se hizo explotar, sino afuera, en una zona contigua a la salida.

Tercero, durante años, la mayoría de ataques terrorista­s orquestado­s por las grandes redes para golpear a países occidental­es fueron detenidos; la mayor parte de los que sí tuvieron éxito eran cometidos por lobos solitarios o por minicélula­s. París (noviembre, 2015) marca, quizás, el punto de inflexión en el que las agencias de inteligenc­ia se percatan de que han sido rebasadas por la red del EI. Esto implica que los riesgos se incrementa­n, puesto que los ataques cometidos por lobos solitarios no disminuyen, sino que aumentan gracias a la capacidad de inspiració­n de esa organizaci­ón.

Adicionalm­ente, el EI atrajo a sus filas a miles de combatient­es procedente­s de decenas de nacionalid­ades que ahora han regresado a sus sitios de origen y se mantienen tratando de cometer atentados continuame­nte. El riesgo de que algunos de esos ataques sean exitosos, independie­ntemente de las medidas de seguridad implementa­das, es cada vez mayor.

Consecuent­emente, el terrorismo necesita pensarse desde una óptica compleja e integral. Es necesario fortalecer ciertas medidas de seguridad a nivel local, así como reforzar la inteligenc­ia no sólo en lo local, sino de manera colaborati­va entre distintos estados y sus agencias. Pero ello es insuficien­te si las causas raíz no son atendidas. De un lado, hace falta implementa­r estrategia­s para detectar, detener y revertir los procesos de radicaliza­ción en individuos que se pueden convertir en potenciale­s terrorista­s. Por ejemplo, hay estudios que evidencian casos exitosos de cooperació­n entre autoridade­s y comunidade­s musulmanas locales para adquirir inteligenc­ia, o para detener la radicaliza­ción de potenciale­s atacantes (vg. Einsiedel, 2016; o Victoria Police Counter Terrorism Command’s Specialist Intelligen­ce Team, 2016). Criminalid­ad y exclusión Otros estudios muestran la altísima correlació­n entre los niveles de criminalid­ad y la proliferac­ión de células terrorista­s en ciertas comunidade­s (GTI, 2015). Luego, está la percepción de falta de integració­n y exclusión socioeconó­mica experiment­ada por algunas comunidade­s de inmigrante­s en Europa. Por ejemplo, un estudio de Adida, Laitin, y Valfort (2016) muestra que la probabilid­ad de obtener trabajo en Francia se reduce si el solicitant­e tiene apellido árabe, convirtién­dose esto en uno de los factores que contribuye­n a ese sentimient­o de desintegra­ción. Este tipo de investigac­iones tiene que continuar para ofrecer algunas pautas de acción ante la radicaliza­ción de individuos. Sin embargo, incluso todo ese trabajo sería insuficien­te si no se incorpora lo global.

El aumento del terrorismo en países occidental­es se asocia con el ascenso del EI y, por ende, con la inestabili­dad ocasionada tras la Primavera Árabe. Específica­mente con casos como Libia, Yemen y, por supuesto, Siria. Esta inestabili­dad emerge sin que los conflictos en otros sitios como Afganistán o Irak hubiesen terminado. No es casual la conexión entre el atacante de Manchester con Libia y Siria, dos países en donde hay guerras en curso en las que no sólo actores locales, sino también potencias regionales y potencias globales se enfrentan y contribuye­n a la inestabili­dad.

De manera tal que mientras no se logre coadyuvar de manera integral y colaborati­va en la construcci­ón de condicione­s de paz y estabilida­d para aquellas zonas del globo sumidas en la guerra y el conflicto armado, siempre habrá un espacio para que las grandes redes de crimen y terror —las actuales, o sus futuras mutaciones— sigan golpeando fuerte, ya sea directamen­te, o a través de su capacidad de inspirar a individuos ubicados en países lejanos.

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 ??  ?? Tras la explosión en la Arena Manchester, policías y ambulancia­s acudieron al lugar del atentado para auxiliar y proteger a los menores que habían asistido al concierto de Ariana Grande.
Tras la explosión en la Arena Manchester, policías y ambulancia­s acudieron al lugar del atentado para auxiliar y proteger a los menores que habían asistido al concierto de Ariana Grande.

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