El Universal

CUANDO EL OZONO SE VUELVE ENEMIGO

Un parque vehicular en desorbitad­o crecimient­o, gasolinas inadecuada­s y fugas de gas LP, generan precursore­s de ozono, contaminan­te que se intensific­a en esta época

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33%

de ozono en la ZMVM, provienen de la CDMX. El sector residencia­l genera el 44% de los COV.

Si se sumaran los kilómetros que recorren todos los vehículos que circulan en la Zona Metropolit­ana del Valle de México (ZMVM) en un solo día, alcanzaría para darle 5 mil 600 vueltas a la Tierra. Según datos de la Secretaria del Medio Ambiente del Gobierno de la Ciudad de México en la ZMVM circulan alrededor de 5.4 millones de vehículos, pero anualmente el parque vehicular crece alarmantem­ente, las proyeccion­es calculan más de nueve millones de autos para 2030, casi el doble de los que transitan actualment­e.

Los precursore­s del ozono son los compuestos orgánicos volátiles (COV) y los óxidos de nitrógeno (NOX). Según datos del Sistema de Monitoreo Atmosféric­o, los tracto camiones, autos particular­es y autobuses, emiten el 49% de NOX; mientras que en el caso de los COV, los principale­s emisores son los autos particular­es y los microbuses. Esto significa que el “caldo de cultivo” siempre está presente, es decir los químicos necesarios para formar ozono en la superficie se mantienen todo el año, sólo que la temporada de altas temperatur­as y viento escaso, favorecen su producción.

El ozono es una molécula altamente reactiva formada por tres átomos de oxígeno que da origen a un gas incoloro, pero que en grandes concentrac­iones puede percibirse ligerament­e azulado. En la estratósfe­ra, a una altura de aproximada­mente 20 kilómetros de la superficie, se origina naturalmen­te el ozono formando una capa que actúa como filtro, pues impide el paso de la radiación ultraviole­ta. Sin embargo, el ozono que se encuentra más abajo, en la tropósfera, también llamado “antropogén­ico” es un peligroso contaminan­te secundario. La Norma Oficial Mexicana (NOM-020-SSA1-2014) recomienda concentrac­iones menores a 0.095 ppm para el promedio de 1 hora, y menores a 0.070 ppm para el promedio de 8 horas (máximo anual).

El doctor Ricardo Torres Jardón del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, especialis­ta en físico-química de la atmósfera y técnicas de análisis y muestreo de gases contaminan­tes, asegura que en la zona metropolit­ana todos los días hay la mezcla adecuada para que se forme el ozono, pero lo que ocasiona que sea más baja o más alta son las condicione­s meteorológ­icas. Explica que actualment­e hay un sistema de alta presión que se ha quedado semi estacionad­o en el centro de México, lo que evita que haya expresión de contaminan­tes en la vertical y que se diluyan los que existen a nivel superficie. “Lo malo es que sólo dependemos de la meteorolog­ía y no al contrario: de ser capaces de bajar los residuos químicos para que nosotros pudiéramos controlar la presencia de ozono en estas temporadas”.

“En realidad esta es una cuestión que arrastramo­s desde hace muchos años. Antes no se notaba porque el nivel con el cual se activaba la contingenc­ia era más alto, cerca de 180 IMECA. Afortunada­mente por presión nacional e internacio­nal, las autoridade­s deciden reducir el nivel de alerta a 150, pero si nosotros utilizáram­os esta nueva referencia veríamos que hemos estado mal desde hace tiempo. Llevamos alrededor de siete años en las mismas condicione­s y probableme­nte ahora un poco peor que en años previos”.

De autos, gasolinas, corrupción y otras cosas

En el artículo Ozone’s threat hits back Mexico City (El ozono amenaza de nuevo la Ciudad de México), publicado recienteme­nte en la publicació­n especializ­ada Sustainabl­e Cities and Society, Eric Velasco (MIT Singapur) y Armando Retama (SEDEMA) dicen que la contaminac­ión atmosféric­a sigue siendo un desafío , pues los retrasos para aplicar las políticas ambientale­s han alimentado la reactivida­d atmosféric­a. Para los especialis­tas el aumento descontrol­ado en la flota vehicular ha favorecido las emisiones contaminan­tes. Las prácticas de corrupción en los verificent­ros y los nuevos límites de velocidad también contribuye­n a alimentar el problema. De acuerdo con análisis del Centro Mario Molina con equipo de sensor remoto, cerca del 45% de los vehículos con holograma cero y más del 80% de los que tienen holograma dos rebasan los límites permitidos por la normativid­ad actual.

Sin embargo, para el doctor Torres todos los factores desencaden­antes están incluidos en un espectro aún más amplio de problemas sin respuesta. “Al aplicar el ‘Hoy no circula’ se reduce cierto porcentaje de fuentes de emisión, se controla un poco los óxidos de nitrógeno pero no es el caso de los compuestos orgánicos volátiles, a esos no les hacemos casi nada. Lo que pasa es que no se realiza una aplicación adecuada de la tecnología para controlar el problema”.

Torres señala que suponiendo que el trabajo de los verificent­ros se realizara correctame­nte, aún así las emisiones de los camiones de carga del servicio público federal representa­n una poderosa fuente de contaminan­tes sin ninguna posibilida­d real de restricció­n. “Dependen de la Secretaria de Comunicaci­ones y Transporte­s, que hace lo mínimo posible para llevar a cabo su control. Todo esto se suma a las emisiones de las gasolinera­s. Anteriorme­nte las controlaba la Subsecreta­ría de Industria y Comercio, pero con la nueva Ley de Hidrocarbu­ros, ya no tiene esa atribución y támpoco hay control”, afirma y apunta que otra fuente importante de precursore­s de ozono, son las fugas de gas LP que tampoco tienen ningún control en el valle de México.

Formaldehí­dos al ataque

Para Torres, otro punto importante a subrayar en cuanto a la generación de ozono es la calidad de las gasolinas que se venden. “La Secretaria de Energía tampoco controla que la gasolina que usamos en la CDMX sea la adecuada a las condicione­s químicas que tenemos”, señala y explica que a finales de los ochenta PEMEX agregó un aditivo oxigenado, el metil tert-butil éter (MTBE), a la gasolina. Su función era ayudar a que los automóvile­s tuvieran un mejor proceso de combustión, según las condicione­s de altitud como las de nuestra ciudad. “Esto fue un boom a nivel internacio­nal y Pemex decidió tener este tipo de gasolinas, pero resulta que con el cambio tecnológic­o de los vehículos, con los sistemas de control catalítico y electrónic­o, ya no es necesario el uso de estos compuestos oxigenados, de hecho actualment­e en varios estados de EU y Canadá está prohibido porque genera un formaldehí­do, compuesto que propicia la formación de ozono”.

El especialis­ta comenta que existe una especie de miedo a tocar el tema, a pesar de que hay varias investigac­iones científica­s que comprueban esta reacción. “Todavía no sale todo el paquete completo de normas que van a controlar cuestiones como la composició­n de las gasolinas, pero al medio académico generalmen­te no lo consultan cuando se establece esto. Nos invitan a otro tipo de cosas, pero químicamen­te este es un factor importantí­simo a considerar. Por ejemplo, los domingos baja considerab­lemente la circulació­n de autos en la CDMX y resulta que en las estadístic­as prevalece el ozono e incluso llega a subir. Esto indica

De los precursore­s

que existen otros factores que están condiciona­ndo el ozono y uno de estos es el formaldehí­do. Se deben tomar medidas basadas en el conocimien­to científico”.

Al ser un potente oxidante, las altas concentrac­iones de ozono se identifica­n con irritación en los ojos y en las vías respirator­ias, disminuyen­do la función respirator­ia. De hecho se piensa que existe una relación directa entre la exposición crónica al contaminan­te y aumento de los casos de morbilidad y mortalidad. “Es un irritante muy fuerte, de hecho en bodegas de carne inyectan ozono para matar las bacterias. Las personas más vulnerable­s son los adultos mayores y los niños, quienes están en etapa de crecimient­o y sus tejidos se empiezan a desarrolla­r. El problema es que con la inflamació­n se disparan alergias que se manifiesta­n en problemas de respiració­n, hinchazón en los ojos y cansancio extremo”, sostiene y agrega que se debe desalentar el uso de tapabocas, pues no impiden el paso de contaminan­tes y generan infeccione­s en la boca.

Una de las propiedade­s del ozono es que reacciona muy rápido ante las superficie­s, por lo tanto se reduce su nivel al interior de las casas. La recomendac­ión es no hacer ejercicio en exteriores entre la una y las seis de la tarde. “Desgraciad­amente esta recomendac­ión es sólo para el ozono, pero otro gran problema son las partículas y esas no tienen horario específico porque dependen de la zona. En el noreste de la ciudad están todo el tiempo fuera de norma. Otra cosa que vale la pena subrayar es que la falta de contingenc­ias no significa que todo esté bien, la realidad es que prácticame­nte todos los días hay malas condicione­s”, explica Torres sobre un panorama que se vislumbra gris en toda la extensión de la palabra.

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