El Universal

La Juárez chic Otro acondesami­ento en la Ciudad

La gentrifica­ción llegó al barrio: en 17 años se triplicó el precio del metro cuadrado, se construyó vivienda residencia­l y arribaron los comercios hípsters

- Texto: FERNANDO MIRANDA periodismo.investigac­ion@eluniversa­l.com.mx

Es sorprenden­te la forma en la que algunas visitas matutinas pueden cambiarte el rumbo con sólo abrirles la puerta. Rodolfo Santiago Chávez no lo sabe pero hoy se quedará sin casa. Son las 7:00 de la mañana del 10 de diciembre de 2014 y un ruido telúrico y seco lo despierta de golpe. Guarda silencio para cerciorars­e que el origen de ese TOC-TOC-TOC violento viene del dintel de su puerta y cuando lo comprueba no tiene otra opción que abrirla antes de que la tiren. Al otro lado, frente al departamen­to 23 del edificio Versalles 84, en la colonia Juárez, una abogada espera impaciente. Ni bien se abre la puerta de madera, pesada y crujiente, le enseña a Rodolfo un atajo de documentos desordenad­os que no puede ver, pero que se traducen en una sentencia demoledora: desalojo.

Rodolfo pide una y otra vez el expediente, sin éxito. Aunque no recibió notificaci­ón alguna, su abogado interpuso un amparo seis meses antes para evitar que lo expulsaran del hogar que habita desde hace tres décadas. Así consta en el expediente 226/2014 del Juzgado Décimo Cuarto de lo Civil. Nadie lo escucha.

Diez cuadrillas de cargadores echan a la calle sus pertenenci­as y las de su esposa muerta hace ocho años, fragmentos de una vida compartida. No dejan nada. Afuera, granaderos resguardan las calles aledañas al edificio. “Como si fuera narcotrafi­cante o delincuent­e”. Tiene tiene 91 años y no sabe dónde dormirá esta noche. Su historia es parte de un fenómeno urbano en ascenso en la colonia Juárez: la gentrifica­ción.

El desplazami­ento, de ida y vuelta

La gentrifica­ción no es nueva ni mexicana. Este proceso de transforma­ción urbana surgió en ciudades europeas y se ha hecho presente en casi todas las urbes expandidas. Luis Alberto Salinas Arreourta, investigad­or del Instituto de Geografía de la UNAM, explica que este fenómeno social se da cuando población de mayores ingresos se interesa en una zona olvidada o deteriorad­a de la ciudad y se apropia de ella, desplazand­o a sus habitantes anteriores.

Es la contrapart­e de la expansión y crecimient­o de las periferias urbanas que tuvo lugar en los años 60 y 70, cuando la ciudad perdió aproximada­mente 1.2 millones de sus habitantes, principalm­ente de su zona nuclear. Ahora, este proceso comienza revertirse, una tendencia que Salinas Arreourta denomina “el regreso a la ciudad central”, una ciudad cuyo epicentro está en las delegacion­es Cuauhtémoc, Venustiano Carranza, Benito Juárez y Miguel Hidalgo.

Pero no cualquiera puede volver. Al menos no cualquiera puede pagarlo. ¿Quiénes están regresando? Aquellos que retornan pertenecen a una población de altos ingresos o ingresos medios, y que se han interesado en regresar porque existen áreas urbanas con beneficios tangibles como su infraestru­ctura, ubicación estratégic­a o riqueza arquitectó­nica.

El fenómeno se identifica por una reestructu­ración de la imagen urbana y la entrada de grandes capitales privados a dichas áreas, pero su caracterís­tica principal es el desplazami­ento de las personas que las habitan. Una lucha de clases donde aquellos con menor poder adquisitiv­o se ven obligados a abandonar sus hogares para dar espacio a los nuevos habitantes.

La cifras dan la razón. De acuerdo con el geógrafo Emilio Romero Sabre, autor del análisis “La Gentrifica­ción en la Ciudad de México. El caso de la colonia Juárez”, el precio de la vivienda en esta colonia se ha disparado en los últimos años, y con ello, el potencial de desplazami­ento. El estudio indica que el precio promedio de vivienda por metro cuadrado en la Juárez ha aumentado un mil 100% en 25 años, pues pasó de mil 970 pesos en 1989, a 12 mil 820 en el año 2000. Para el 2015 el precio escaló hasta los 23 mil 699, y según el portal Metros Cúbicos, hasta mayo de 2017 el precio promedio de metro cuadrado alcanzó 35 mil 826 pesos; es decir, sólo de 2000 al 2017 adquirir un vivienda en la colonia Juárez es casi 180% más costoso: encarecimi­ento de rentas y desplazami­ento de población.

A ese precio, el departamen­to del que expulsaron a Rodolfo tendría un valor de 3 millones 35 mil 280 pesos por lo que necesitarí­a más de ocho meses de su pensión de 3 mil pesos mensuales para poder pagarlo. Necesitarí­a otros 84 años de su vida para tener el derecho de habitar ese pedazo de la Ciudad...

La nueva economía del barrio

De acuerdo con Ernesto López Morales, especialis­ta en planeación urbana y renta de suelo del Departamen­to de Urbanismo de la Universida­d de Chile, la gentrifica­ción debe entenderse como un problema “profundame­nte económico”, ligado a un encarecimi­ento del barrio. Un aumento considerab­le en los precios de compra-venta, resultado de la revaloriza­ción del suelo, y la aparición de rentas inalcanzab­les para las personas que habitaban ahí anteriorme­nte, por lo que terminarán desplazada­s.

En entrevista, el especialis­ta señala que este fenómeno se caracteriz­a por una utilidad anormalmen­te alta para los desarrolla­dores inmobiliar­ios, cuyos márgenes de ganancia sólo son disfrutado­s por los inversores, pues sólo ellos se benefician de las ventajas de centralida­d de estos barrios y de las inversione­s públicas destinadas a su mejora. En la CDMX podrían ser hasta 60 colonias, distribuid­as según sus caracterís­ticas de movilidad y accesibili­dad.

En el caso de la colonia Juárez esta transforma­ción radical de la economía del barrio, siempre tendiendo hacia un mayor nivel de consumo, se ha visto reflejada en la aparición de nuevos comercios y proveedore­s de servicios, para atender al nuevo perfil de habitantes. Boutiques, restaurant­es de diseño y barberías donde antes había talleres mecánicos y fondas. Comercios donde antes sólo se autorizaba la vivienda. Edificios de muchos niveles remplazand­o casonas familiares. Nuevos inversores que no respetan la vida del barrio. Ni la ley.

López Morales da una clave: la gentrifica­ción es una cuestión fundamenta­lmente “de derechos”. Un fenómeno donde se defiende por completo “el pleno derecho a la inversión privada, a obtener ganancias”. En este caso con la ciudad. Con la vivienda y los barrios. Con la vida de las personas. Pero donde no está igualmente consagrado el derechos al barrio o el derecho a la ciudad, al hábitat, que sí está presente en la declaració­n de derechos humanos.

No se equivoca. Según un calculo de la organizaci­ón 06600 Plataforma y Observator­io Vecinal de la Colonia Juárez, de 2013 a la fecha aproximada­mente un 22% de los habitantes de la colonia fueron desplazado­s mediante “actos de intimidaci­ón, acoso, acciones legales y hasta con la fuerza pública”, como en el caso de Rodolfo. Esto de acuerdo con levantamie­nto de informació­n que registró los casos de inquilinos, empleados de negocios y comerciant­es, que han sido expulsados.

Los integrante­s del observator­io vecinal han detectado el desplazami­entos de vecinos de al menos 60 hogares en 11 edificios o predios de la colonia. Y siempre es lo mismo. Los intentos de despojo inician con una visita, que puede ser cordial o amenazante, pero que tiene un sólo objetivo: intimidar.

Eso le pasó a Refugio —comerciant­e, 50 años— que hasta hace unos meses fue vecino de Rodolfo y que ha pasado toda su vida entre los pasillos y las escaleras de pasamanos curvos. A él lo visitaron un actuario, una abogada y un notario para decirle que había una orden preparator­ia a juicio y que debía presentars­e a declarar sobre su presencia en el inmueble.

Algo tarde si se piensa que Refugió lleva 46 años en este lugar. Como si una estancia de tantos años fuera difícil de notar. O de ignorar, porque en ese tiempo él se ha encargado de que el mantenimie­nto del edificio funcione.

Refugio fue el primero pero no el único. Lo mismo le ha pasado a casi todos sus vecinos. Sin orden de presentaci­ón para un juicio se aparece un abogado que amablement­e ofrece dinero para que abandonen el predio, tratando de convencer, porque si no se quedarán sin nada. La oferta puede ser hasta de 35 mil pesos y es efectiva si se abandona el predio de inmediato. Aunque es poco a cambio de un hogar, algunos vecinos han aceptado porque una negativa significa atenerse a otras estrategia­s menos sutiles de convencimi­ento.

Las tácticas se han diversific­ado tanto que incluso se ha falsificad­o la firma de una persona muerta para fabricar contratos vencidos y así poder ejercer acciones penales, como consta en el expediente 19/2014 del Juzgado Sexagésimo Séptimo de lo Civil. A algunos vecinos ya los venció el miedo. Éste no ha sido el primer esfuerzo por apoderarse del predio, durante años apareciero­n supuestos dueños que lo reclamaban, y de las 28 viviendas que conforman el inmueble sólo en 10 sigue la resistenci­a.

Rodolfo guarda silencio y mira. No mueve un solo músculo de su cuerpo casi centenario. No pensaría si quiera en la resistenci­a porque lo detendrían los hombres uniformado­s, con casco y escudo antimotine­s. Los policías se han extendido por la calle Versalles formando líneas perfectas que alcanzan la intersecci­ón con la calle de Bruselas. Adentro, unos cuantos recorren el edificio golpeando las puertas de los vecinos con extintor en mano, para obligarlos a salir.

Él se encuentra convencido que un número tan grande de granaderos destinados a mantener “el orden público y dar seguridad a la ciudadanía”, eran innecesari­os para arrojarlo de su casa en ropa de dormir.

Rodolfo no lo sabe pero según la ONU él y sus vecinos tienen derecho a la ciudad. Un derecho colectivo de cualquier habitante de una metrópoli, “en especial de los grupos empobrecid­os vulnerable­s y desfavorec­idos, que les confiere la legitimida­d de acción y de organizaci­ón, basado en sus usos y costumbres, con el objetivo de alcanzar el pleno ejercicio del derecho a un patrón de vida adecuado”. No lo sabe, pero el mercado inmobiliar­io no está de acuerdo.

“Lo menos que deberían hacer estos clubes deportivos es pagar cierta cantidad de dinero a los elementos policiacos que se destinan a estos eventos [partidos de futbol], porque están dejando de atender otras partes de la ciudad” MARCELA VILLALOBOS Directora del Observator­io Ciudad de México Seguridad y Justicia

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En la colonia Juárez, el precio de la vivienda se ha disparado en los últimos años y, con ello, el potencial de desplazami­ento. Algunos colonos han optado por buscar otro lugar, debido a que el costo de los servicios ha incrementa­do.
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La imagen prevalente es la de la cultura denominada hipster en los nuevos negocios de comida y moda, en gran medida.
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La aparición de nuevas construcci­ones inmobiliar­ias es parte de la transforma­ción.

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