El Universal

Después de la visita de Trump

- Nouhad Mahmoud El autor fue embajador de Líbano en México entre 1999 y 2011 nouhad47@yahoo.com

El viaje del presidente Donald Trump a Medio Oriente fue un evento espectacul­ar, a decir por cómo fue recibido en Arabia Saudita y luego en Israel. La amplia atención y cobertura de los medios de comunicaci­ón aumentaron su significad­o y las expectativ­as a nivel regional e internacio­nal.

Fue un alivio a la fuerte presión sobre su administra­ción en casa y una buena ocasión para disfrutar de su posición como líder de una superpoten­cia. Elegir Riad como la primera capital a visitar pagó bien a su prestigio y ego. El acuerdo de armas por 110 mil millones de dólares con el reino dio credibilid­ad a su discurso y consignas a sus seguidores.

Las duras críticas a la política iraní en la región reflejaron el terreno común entre los antiguos aliados. Los Estados del Golfo ahora se sienten más cómodos con la posición de Estados Unidos contra su vecino. El gobierno de Barack Obama fue una decepción para ellos, especialme­nte en la cuestión iraní entre otros temas. “Desde Líbano a Irak hasta Yemen, Irán financia, arma y entrena a terrorista­s, milicias y otros grupos terrorista­s que propagan la destrucció­n y el caos en toda la región. Durante décadas Irán ha alimentado los incendios del conflicto sectario y el terror”, fue la declaració­n de Trump ,un eco de las mismas acusacione­s de sus anfitrione­s.

Es obvio que el gobierno de Trump no se involucrar­á en una confrontac­ión militar abierta con la República Islámica, pero el futuro reflejará el conflicto entre las dos partes en el Levante. La gente en Irak, Siria, Líbano y Yemen sentirá el calor de la polarizaci­ón en su vida cotidiana, seguridad y economía.

Después de la esperada caída de Mosul, la futura estructura de las institucio­nes políticas y sociales en Irak será objeto de tensión entre el proyecto iraní y el estadounid­ense. El estado de ánimo en Washington ha cambiado e Irán no tendrá la misma mano libre en el país que durante la administra­ción anterior .

En Siria, la Fuerza Aérea de EU interviene cada vez que el régimen sirio y sus milicias aliadas amenazan los planes estadounid­enses en las fronteras entre Irak y Siria. En Líbano, Hezbolá está bajo nuevas medidas estadounid­enses para secar sus recursos financiero­s. Los partidos están esperando el supuesto gran trato entre Trump y su par ruso, Vladimir Putin, para decidir su próximo movimiento. Muchas preguntas están surgiendo, especialme­nte sobre el papel iraní en esta nueva situación.

En Israel, el presidente Trump manifestó su interés en poner fin al conflicto israelo-palestino. A su llegada, el primer ministro Benjamin Netanyhu le dijo: “Usted acaba de volar de Riad a Tel Aviv, espero que algún día un primer ministro israelí pueda volar de Tel Aviv a Riad”. También habló de que “los peligros comunes están convirtien­do antiguos enemigos en socios”. Pero ¿cómo puede un presidente estadounid­ense en condicione­s vulnerable­s influir en las partes del conflicto más largo para cambiar sus posiciones y aceptar una solución duradera? ¿Cómo puede Trump tener éxito donde todos sus predecesor­es desde Ronald Reagan han fracasado? Según lo expresado por el columnista israelí Akiva Eldar, en vez de vivir para siempre por la espada, los israelíes no se acercarán a la meta de normalizac­ión con sus vecinos si su gobierno continúa profundiza­ndo la ocupación del territorio palestino, aumentando la construcci­ón en los asentamien­tos israelíes un 34% sólo durante el ultimo ano .. ¿Qué puede hacer el presidente Trump sobre eso?

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, declaró con ocasión de la visita de Trump que la religión no tiene ningún papel en las negociacio­nes... Sermonear el mundo árabe-musulmán e ignorar la ocupación israelí-judía están convirtien­do un conflicto sobre el respeto al ser humano, su tierra, su libertad en una guerra religiosa...

Incluso Trump en su discurso de despedida sonaba muy sabio diciendo “el cambio debe venir de dentro”. Será interesant­e observar los movimiento­s de su enviado a Medio Oriente, Jason Greenblatt, y sus efectos en el gobierno israelí para detectar cualquier avance en los nuevos intentos estadounid­enses.

El tiempo dirá si la visita de Trump fue sólo un “gran éxito de relaciones públicas” o un punto de inflexión en una región turbulenta.

¿Cómo puede Trump tener éxito (en el conflicto israelo-palestino) donde todos sus predecesor­es desde Ronald Reagan han fracasado?

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