Una oportunidad para México y AL
En lo que se refiere a México, la meta es reducir 22% de GEI para el año 2030
Sin que necesariamente fuera algo sorpresivo ya que lo había hecho una promesa en su campaña, el presidente de Estados Unidos, Donald Trumo, anunció hace unos días que su país se retirará del Acuerdo de París, lo cual constituye un mensaje muy desalentador y un precedente negativo para los habitantes de un planeta cada vez más amenazado por los crecien- tes efectos meteorológicos que está ocasionando el cambio climático.
México tiene una enorme oportunidad de mejorar aún más sus esfuerzos para elevar sus metas de mitigación de Gases Efecto Invernadero (GEI), así como de establecer a la brevedad y de manera consensuada una hoja de ruta con plazos claros y mecanismo s adecuados para el cumplimiento en tiempo y forma de sus Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés).
Para América Latina y, particularmente para México, es la oportunidad para retomar el liderazgo en la región y reforzar las acciones en el combate al cambio climático. El presidente Enrique Peña Nieto reaccionó al anuncio de Trump señalando que el país seguirá firme en sus compromisos del acuerdo, lo cual debe verse reflejado en acciones concretas en lo nacional y en el cumplimiento de los compromisos internacionales que hemos adquirido como país en este tema. Vaya contradicción para Estados Unidos: es el segundo principal emisor de GEI y se sale del Acuerdo de París, una convención histórica firmada por 194 países en diciembre de 2015 y ratificada por 147, que entró en vigor en noviembre 2016.
Si bien no impone compromisos vinculantes a los países, establece que cada Estado debe fijar sus metas de reducción de GEI e informar a la comunidad internacional los plazos para cumplirlas.
El peso del acuerdo radica en que constituye un compromiso internacional pactado por todas las naciones y en el reconocimiento explícito de la necesidad de trabajar conjuntamente como humanidad por mitigar las emisiones de GEI.
En lo que se refiere a México, la meta de reducir 22% de GEI para 2030 nos coloca en la línea de los 3 grados Celsius, cuando debido a la vulnerabilidad del país frente al cambio climático deberíamos buscar 1.5 grados. Para ello, sería necesario elevar dicha meta a 36%, lo cual requiere llevar a cabo acciones en los sectores con mayor potencial. En materia de generación de energía, es necesario impulsar una transición energética basada en renovables. Las prospectivas del sector eléctrico de la Secretaría de Energía (Sener) no van en línea con la meta de generar 50% de energías limpias para 2050.
Asimismo, es necesario impulsar esquemas de generación distribuida, e specialmente en las zonas con menor acceso a energía, con el fin de cumplir nuestros objetivos de desarrollo sustentable y con estricto respeto a los derechos humanos de las comunidades en los que pretenden realizarse los proyectos. También se debe impulsar la movilidad urbana sustentable, lo cual implica la renovación de la flota de vehículos por una más eficiente, transporte público limpio y el fomento a la movilidad no motorizada. Estas acciones nos permitirán también cumplir los compromisos de reducción de carbono negro y ayudar a combatir los problemas de calidad del aire y de salud.
Todo lo anterior, por considerarse como algo prioritario, debe verse necesariamente reflejado en el presupuesto público, con un aumento al presupuesto de cambio climático, en el Anexo 16, al Fondo de Cambio Climático. Igualmente hay que destinar recursos a la inversión en energías renovables, transporte público eficiente y movilidad no motorizada. Al respecto, se presenta una buena oportunidad para que el gobierno federal convoque de inmediato al Sistema Nacional de Cambio Climático para que evalúe las políticas federales y estatales sobre el tema y las traduzca en metas sectoriales.
Director General del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA)