El Universal

EU pone fecha para construir el muro

- VÍCTOR SANCHO Correspons­al

La construcci­ón del muro en la frontera entre México y Estados Unidos iniciará en la primavera de 2018.

“Trabajamos diligentem­ente para que, si recibimos los fondos, estemos preparados para empezar en marzo o abril de 2018”, aseguró ayer la jefa interina de la Patrulla Fronteriza, Carla Provost, en una audiencia en la Cámara de Representa­ntes.

La funcionari­a señaló que las zonas prioritari­as para el muro son el sector del Valle del Río Grande (Texas) y San Diego (California).

Según sus cálculos, los prototipos del muro estarán listos al final del verano, y después será necesario hacer un análisis para determinar qué modelo será el usado.

La Casa Blanca ha solicitado para el próximo año un total de mil 600 millones de dólares para costear la primera fase de la construcci­ón, y los funcionari­os del gobierno buscan convencer a los congresist­as de la necesidad de otorgar esa cantidad.

El fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, negó cualquier relación con Rusia y la trama de conspiraci­ón para interferir en las elecciones presidenci­ales, algo que consideró “una mentira abominable y detestable”, y esquivó detallar las conversaci­ones mantenidas con el presidente Donald Trump sobre la destitució­n del ex director del FBI James Comey.

Durante las tres horas que duró su tensa comparecen­cia ante el Comité de Inteligenc­ia del Senado, Sessions desacredit­ó todas las acusacione­s que se le han hecho sobre su implicació­n en el caso de la trama rusa que podría acabar con su carrera.

Sessions empezó fuerte. “Nunca me he reunido ni he conversado con un funcionari­o ruso o de algún gobierno extranjero para influir en las elecciones de EU”, dijo en su declaració­n inicial, negando haber sostenido cualquier tipo de discusión con alguna persona sobre “cualquier tipo de injerencia” en las elecciones.

Para el fiscal general, que jugó a la defensiva la mayoría del tiempo, todas las acusacione­s en su contra son “insinuacio­nes”. Sessions pareció en muchos momentos sufrir de una amnesia oportuna. “No recuerdo eso”, fue la respuesta más repetida, especialme­nte a las preguntas de los senadores demócratas que trataron de sonsacarle nueva informació­n sin éxito. Especialme­nte olvidadizo fue cuando se le preguntó sobre sus contactos con el embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak, o cualquier emisario del Kremlin.

Además, rechazó de forma directa informar de las conversaci­ones con Trump que derivaron en la fulminante destitució­n de Comey, por ahora el actor que más ha ayudado en conocer los entresijos de la Casa Blanca en el Rusiagate.

Por momentos, incluso pareció que a Sessions no le importara en absoluto el Rusiagate y las implicacio­nes que tendría en las últimas elecciones celebradas. Escudándos­e en su “inhibición” del caso —algo que dijo haber hecho por “normativa” y no para “defender su honor ante falsas e injuriosas alegacione­s”—, el fiscal general aseguró no haber visto absolutame­nte nada de la investigac­ión, y así se zafó de responder preguntas que querían profundiza­r en el tema.

“No estoy tratando de evadir u obstruir”, enfatizó en más de una ocasión. “Creo que la gente está harta del obstruccio­nismo. Los estadounid­enses no quieren escuchar que las preguntas relevantes son privilegia­das o fuera de límites”, le dijo el senador demócrata Ron Wyden.

La comparecen­cia se produjo en la misma jornada en que surgieron versiones de que el presidente Trump estaría pensando en destituir al fiscal especial que investiga el Rusiagate, el ex director del FBI Robert Mueller, para cerrar definitiva­mente las pesquisas. Sin embargo, el vicefiscal general y jefe directo de Mueller, Rod Rosenstein, juró ante el Congreso que mientras se mantenga en el puesto no lo va a despedir “hasta que no tenga una buena razón”.

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