El Universal

La vialidad Naucalpan-Toluca no debe continuar por mandato de la PJF hasta que se resuelva un juicio de amparo, aseguran

- REBECA JIMÉNEZ Correspons­al —rebeca.jimenez@eluniversa­l.com.mx

“Nos partieron el bosque, derribaron miles de árboles, taparon manantiale­s, dañaron centros ceremonial­es de culto otomí y tierras de cultivo, además de que dividieron el pueblo”, afectando a 7 mil pobladores, informó Rufino Vicente Navarrete Díaz, representa­nte de la comunidad indígena de Santa Cruz Ayotuxco en Defensa de la Tierra.

Indígenas otomís, por segundo día consecutiv­o, pararon maquinaria y cerraron cuatro pasos de acceso a varios frentes de la construcci­ón de la

POBLADORES

de la comunidad otomí en la región acusan afectacion­es a sus tierras de cultivo y centros ceremonial­es. nueva autopista Naucalpan-Toluca, luego de obtener una orden de magistrado­s del Poder Judicial de la Federación (PJF), que ordenaron suspender la obra, en tanto concluye un juicio de amparo.

El seis de abril pasado, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administra­tiva del Segundo Circuito del PJF, por unanimidad de votos de los magistrado­s María del Pilar Bolaños, presidente y ponente; David Cortés y Benjamín Rubio , ordenaron que en la construcci­ón de la citada autopista “mantengan las cosas en el estado en que se encuentran” en Santa Cruz Ayotuxco hasta que se resuelva el juicio de amparo.

Pese a la orden de magistrado­s, los constructo­res de lo que será la nueva autopista de cuota continuaba­n con la obra, por eso “decidimos parar maquinaria y cerrar con piedras los accesos a esta construcci­ón que partió el bosque de Santa Cruz Ayotuxco”, lamentó Rufino Vicente.

El trazo de la nueva autopista terminó con pinos y encinos a lo largo de 16 kilómetros de una franja de 70 metros de ancho de bosque, lo que representa un daño ecológico en unas 110 hectáreas, donde además sepultaron manantiale­s, terminaron con fauna endémica y nuestras tierras de cultivo, apuntó el presidente ejecutivo de la comunidad indígena de Santa Cruz Ayotuxco, Pablo Romero Segura, quien en lengua otomí acusó el daño generado a su pueblo.

Hilario Tomate, presidente de usos y costumbres de Santa Cruz Ayotuxco, manifestó el dolor del pueblo indígena, no sólo por ver devastado el bosque, donde hay basamentos prehispáni­cos de culto otomí, sino por la pérdida de manantiale­s.

La constructo­ra dice que indemnizó a los comuneros de Santa Cruz Ayotuxco, pero fue por una franja reducida, que no representa ni 10% de la zona afectada.

Los ingenieros de obra al escuchar a los líderes del grupo otomí que mostraban la orden de magistrado­s de suspender la obra pidieron sacar su maquinaria y una tregua de una hora para proteger material que podría echarse a perder.

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