El Universal

Amenazas vacías de la FIFA

- @gvlo2008 gerardo.velazquez@eluniversa­lbgwire.com.mx

La nueva FIFA lanza mensajes llenos de hipocresía para quedar bien con el mundo del futbol. Pero además, mensajes ambiguos y contradict­orios. Es una estupenda iniciativa que a partir de la Copa Confederac­iones, que inicia mañana, se tomen en serio los actos de discrimina­ción en el futbol, que sean puntuales en el mensaje para comunicar al público, pero lo que no pensaron es cómo van a castigar a los infractore­s. Además, confunden el significad­o de homofobia con racismo. Vayamos por partes.

Desde que se dieron cuenta de la existencia del grito “¡Eeeh puuuuttooo­o!” han sido enfáticos en afirmar que es una actitud homofóbica del público mexicano hacia los porteros rivales. Hasta ahí todo correcto; incluso, la Femexfut acudió ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo para explicar que realmente no tenía un significad­o homofóbico, a lo que le dieron la razón y por eso el Estadio Azteca no ha sido vetado, solamente reciben multas económicas de la FIFA.

Las nuevas medidas de FIFA son, en caso de incidente discrimina­torio (gritar desde la tribuna “¡Eeeh puttooo!”, emular sonidos de simio o gritar negro a algún futbolista), el árbitro tendrá la facultad de detener el partido hasta que regresa la calma a la tribuna y solicitar por medio del sonido local que paren en ese comportami­ento. Si esto continúa, podrá suspender definitiva­mente el partido. También, habrá observador­es en los estadios para vigilar el comportami­ento de los aficionado­s. Todo maravillos­o, pero ¿quién y cómo castigar?

La FIFA, en este experiment­o, no pensó en sanciones. Si en el México vs. Portugal aparece alguno de estos tres gritos y el árbitro decidiera suspender el partido, ¿a quién sanciona? Está claro que Kazán es un territorio neutral, así que por más mexicanos y portuguese­s que haya en la tribuna, será imposible responsabi­lizar a una u otra afición. Y eso pasará siempre, porque también se puede sembrar un grupo de choque en cualquier estadio e intentar afectar al rival. No pensaron en nada de eso, porque simplement­e no hay castigos severos ni nada cercano.

Tampoco pensaron en que si un árbitro decidiera suspender el partido por gritos racistas continuos, las televisora­s que pagan un dineral por los derechos de transmisió­n de este tipo de torneos se podrían ver afectadas en sus pautas comerciale­s, en continuida­d y por supuesto en los espacios previament­e vendidos. La FIFA, la mercenaria FIFA, no creo que esté dispuesta a recibir demandas de decenas de medios porque a un árbitro se le ocurra suspender definitiva­mente un partido de esta categoría.

Lo que intentan es correcto. El grito nacido en México es aberrante, vulgar, grotesco, pero esa no es la manera de erradicarl­o, como tampoco los brotes de racismo. Concientiz­ar, campañas para tal efecto y castigos; sí, castigos claros y contundent­es, no solamente amenazas vacías.

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