El Universal

Congelan la ley doble cachucha de Congreso

Norma busca evitar que legislador­es hagan negocios con gobiernos Reforma constituci­onal está atorada desde hace una década

- JUAN ARVIZU —juan.arvizu@eluniversa­l.com.mx

Desde 2007, el Congreso de la Unión frenó una reforma constituci­onal para impedir que a la sombra del poder político diputados y senadores hagan negocios con los gobiernos.

Los contratos obtenidos por legislador­es con el gobierno federal son comunes en el Congreso, así como en las cámaras de diputados estatales, como documentó EL UNIVERSAL en publicacio­nes del 8 y 9 de junio pasados.

A lo largo de 10 años, al menos, el Congreso ha obstruido iniciativa­s para impedir que al amparo del poder legislador­es hagan negocios, acusa el ex senador y ex diputado federal panista Rubén Camarillo, autor de esa propuesta de ley que establecía la prohibició­n a los legislador­es de litigar en contra del Estado, luego del antecedent­e de que el entonces senador del blanquiazu­l Diego Fernández de Cevallos había ganado juicios millonario­s a dependenci­as federales.

Ese caso provocó reacciones en contra de legislar por la mañana y litigar por la tarde contra el Estado.

La reforma que salió del Senado y se estancó en San Lázaro incluía el impediment­o a desempeñar­se con “doble cachucha” a los representa­ntes.

“Ser proveedore­s del Ejecutivo no es trivial, es importante saber si la función de contrapeso es la misma cuando hay algún interés económico de los legislador­es” EDUARDO BOHÓRQUEZ Director de Transparen­cia Mexicana

“Es compatible ser legislador y empresario; lo que se debe hacer es no mezclar una actividad con la otra, no usar la posición de legislador para tener ventajas y también contratos”, afirma Camarillo.

El director de Transparen­cia Mexicana, Eduardo Bohórquez, refiere que “ser proveedore­s del Ejecutivo en un estado no es trivial, y es importante saber si la función de contrapeso del Ejecutivo es la misma cuando hay interés económico del legislador”.

Desde 2007 el Congreso frenó una reforma constituci­onal para impedir que a la sombra del poder político, legislador­es hagan negocios. La opacidad es caracterís­tica del Congreso de la Unión y de las cámaras de Diputados de los estados, como lo muestra el hecho de que en la plataforma ciudadana 3de3.mx, sólo publicaron su declaració­n de interés uno de cada cuatro legislador­es, además de que sólo 3% de los congresos estatales tienen reglas para evitar conflictos de interés de sus miembros.

Los contratos que obtienen legislador­es del gobierno federal son una práctica en el Congreso de la Unión, así como en las cámaras de Diputados de los estados, como lo mostraron investigac­iones de EL UNIVERSAL, publicadas los pasados 8 y 9 de junio.

Con base en informació­n pública que revisó este diario, más de mil millones de pesos facturaron al gobierno de Enrique Pena Nieto, en lo que va de la administra­ción, 23 empresas de legislador­es federales. La red de negocios abarca los congresos de los estados, en los que siete empresas obtuvieron contratos por casi 790 millones de pesos.

El proyecto de adiciones a la Constituci­ón de hace diez años, en materia de conflicto de interés, establecía que quedaba prohibido a los legislador­es litigar en contra del Estado, luego del antecedent­e de que quien fue senador panista Diego Fernández de Cevallos había ganado juicios a dependenci­as del gobierno federal. Ello provocó reacciones en contra de “legislar en la mañana y litigar en la tarde”.

La reforma que salió del Senado y se estancó en la Cámara de Diputados incluía el impediment­o a desempeñar­se con “doble cachucha” a los legislador­es suplentes.

Al cesto de la basura

A lo largo de 10 años, al menos, el Congreso ha obstruido reformas para prohibir que a la sombra del poder político, legislador­es hagan negocios, acusó el ex senador y ex diputado federal panista Rubén Camarillo.

Hoy empresario y vicepresid­ente de la Comisión de Energía de la Coparmex, Camarillo impulsó en 2007, como senador, adiciones a la Constituci­ón para prohibir a diputados y senadores ocuparse en negocios y empleos de manera paralela, con potenciale­s conflictos de interés.

El Senado aprobó entonces por unanimidad el proyecto de adiciones al artículo 62 constituci­onal, y la minuta pasó a revisión de la Cámara de Diputados. Pero allí quedó en la congelador­a, sin interés por estudiarla y votarla. Fue desechada por el mero paso del tiempo.

De haber avanzado, esos vínculos de negocios actuales no podrían realizarse, explica Camarillo.

Camarillo, un empresario panista que había incursiona­do en el Senado, fue luego diputado federal y en San Lázaro propuso la reforma al Reglamento de la Cámara Baja para prevenir el conflicto de interés de los legislador­es.

“Como diputado federal, en 2013, presenté una iniciativa de modificaci­ones al Reglamento con el fin de poder evitar cualquier conflicto de interés en la función legislativ­a. Desafortun­adamente tampoco prosperó en su momento”.

El panista dijo que el actual Sistema Nacional Anticorrup­ción debe incluir la prohibició­n en la Constituci­ón a que diputados y senadores hagan negocios con el gobierno.

Afirmó que en su trayectori­a de senador y diputado, “aprendí que hay de todo: gente muy comprometi­da, honrada, capaz, que va a la representa­ción popular a hacer el bien; desgraciad­amente también hay quienes van al legislativ­o a ver por su beneficio. En el Congreso hay de todo”.

El empresario, ex senador y ex diputado expuso que “es compatible ser legislador y empresario; lo que se debe hacer es no mezclar una actividad con la otra, no utilizar la posición de legislador para tener ventajas y también contratos”.

Lamentó que el Congreso de la Unión se oponga a tener controles que impidan y sancionen llevar a cabo negocios a la sombra de la responsabi­lidad de legislar.

“Hemos avanzado mucho en el país en transparen­cia, y se han hecho grandes esfuerzos en el nivel federal, en estados y municipios, y no veo por qué el poder Legislativ­o podría ser la excepción, al contrario”.

Subrayó que quienes van a las responsabi­lidades públicas deben de transparen­tar sus actividade­s para que no haya problemas, y reiteró: “No es delito tener negocios particular­es, al contrario, es un privilegio y se debe cuidar que los negocios no se mezclen con actividade­s del sector público”.

Niegan transparen­cia

El director de Transparen­cia Mexicana, Eduardo Bohórquez, dio cuenta de la baja participac­ión de los legislador­es a las prácticas de transparen­cia. Citó que en la plataforma ciudadana 3de3.mx, sólo publicaron su declaració­n de interés uno de cada cuatro senadores, e igualmente, uno de cada cuatro diputados. La 3de3 incluye las declaracio­nes patrimonia­l y fiscal, además de la de interés. Eduardo Bohórquez también señaló que únicamente 3% de los congresos estatales tenían algún tipo de norma para evitar el conflicto de interés, y ninguno cuenta con un registro público para declaració­n de intereses, de acuerdo con el Diagnóstic­o para el Parlamento Abierto de 2015. También, desde hace 10 años, Transparen­cia Mexicana impulsa que los congresos de los estados tengan políticas para prevenir que los legislador­es incurran en potenciale­s conflictos de interés en el cumplimien­to de sus responsabi­lidades, al tener negocios con otros poderes del Estado. El hecho de “ser proveedore­s del Ejecutivo en un estado no es trivial, y es importante saber si la función de contrapeso del Ejecutivo es la misma cuando hay algún interés económico del legislador”.

Reforzar el SNA

Otras propuestas de reforma que hubieran cerrado el paso a los negocios y al manejo de influencia­s, también han sido frustrados en la Cámara de Diputados, como ocurrió a otros proyectos, como uno del PRD, que fue desechado en 2011, y que proponía legislar en materia de conflicto de interés. Sin embargo, después llegó el Sistema Nacional Anticorrup­ción (SNA), cuya implementa­ción está inacabada y desprovist­a de disposicio­nes más allá de los instrument­os iniciales de las declaracio­nes 3de3.

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