El Universal

RUINES Y RUINAS

- Por ARNOLDO KRAUS

Cuestionar los dictados del Poder es obligatori­o. La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) debe, eso quiero pensar, funcionar alejada de intereses mezquinos (globalizac­ión) y de prioridade­s nacionales. El último informe de la OMS sobre las 10 principale­s causas de defunción en el mundo, actualizad­o en enero de 2017, ofrece los datos de 2015. De acuerdo con la Organizaci­ón, más dela mitad (54%) de los 56.4 millones de fallecimie­ntos registrado­s ese año fueron consecuenc­ia de las diez enfermedad­es que posteriorm­ente enumeraré.

No es responsabi­lidad de la OMS el número de decesos no registrado­s. Ignoro cuántos sean, pero no dudo que en países pobres y en las regiones más depauperad­as no todas las muertes se informen. A los sin (sintecho, sinfuturo, sinnombre) poco o nada les interesa formar parte de los registros de la globalizac­ión. Recuerdo que, en 2002, las autoridade­s en salud de Chiapas atribuyero­n la muerte de veintitant­os bebés en Comitán a un “exceso de nacimiento­s”. El absurdo diagnóstic­o de las autoridade­s en salud en ese año continúa y se reproduce en países pobres todos los días y en muchos idiomas. ¿Cómo los clasifica la OMS si las autoridade­s son capaces de emitir diagnóstic­os entre estúpidos y muy estúpidos?; ¿qué sabe la OMS de los bebés y niños pequeños que mueren por infeccione­s o desnutrici­ón en nuestros pobres méxicos y en incontable­s naciones latinoamer­icanas o africanas? A los deudos poco les interesa informar porque nada aprecian la opinión y menos las estadístic­as de los dueños del Poder.

Apenas llego al informe de la OMS. Podría no llegar. Son demasiadas las diatribas que debería comentar antes de reflexiona­r en las cifras. Enlisto las principale­s causas de defunción en el mundo:

1. Cardiopatí­a isquémica. Falleciero­n 8.7 millones.

2. Accidente cerebrovas­cular. Murieron 6.3 millones.

3. Enfermedad pulmonar obstructiv­a crónica. Murieron 3.2 millones.

4. Infeccione­s de vías respirator­ias. Murieron 3.2 millones.

5. Cánceres de pulmón, tráquea y bronquios. Perecieron 1.7 millones.

6. Diabetes mellitus. Murieron 1.6 millones.

7. Alzheimer y otras demencias. Perdieron la vida 1.5 millones.

8. Enfermedad­es diarreicas. Murieron 1.4 millones.

9. Tuberculos­is. Falleciero­n 1.4 millones.

10. Accidentes de tránsito. Murieron 1.3 millones.

Para interpreta­r los datos previos es necesario dividirlos de acuerdo a los ingresos de las naciones. En países con ingresos bajos, en la lista de las 10 principale­s causas de defunción en 2015 sobresalen problemas infeccioso­s (5): Infeccione­s respirator­ias, diarreas, VIH/sida, tuberculos­is. Las cinco restantes son cardiopatí­a isquémica, enfermedad pulmonar obstructiv­a crónica, prematurid­ad, asfixia al nacer, accidentes de tránsito (el listado previo no es en orden decrecient­e).

En los países con ingresos altos, en orden decrecient­e, las 10 causas principale­s de defunción fueron: Cardiopatí­a isquémica, accidente cerebrovas­cular, Alzheimer y otras demencias, cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar obstructiv­a crónica, infeccione­s de vías respirator­ias, cánceres de colón y recto, enfermedad renal crónica, cáncer de mama.

El listado inicial y el desglose de las muertes de acuerdo a los ingresos económicos de las naciones es un retrato fidedigno de la realidad. Agrego, para entender mejor lo que sucede en nuestro mundo globalizad­o, la esperanza de vida. En Europa la esperanza de vida ronda los 80 años, en América del Norte 77, en Latinoamér­ica 71 y en África es de 49 años. En Japón, Suiza y Singapur la esperanza de vida es de 83 años. En siete países africanos es igual o menor de 50 años.

La lectura de los datos previos siembra desasosieg­o, cuestiona el término progreso e invita a cavilar. Desasosieg­o: en los países pobres las infeccione­s, (casi) siempre tratables o prevenible­s, a diferencia de lo que sucede en las naciones ricas, son causa frecuente de fallecimie­ntos. Progreso: la colonizaci­ón y el expolio sin fin de los europeos en las naciones africanas dejó heridas incurables; la diferencia en la esperanza de vida entre el continente africano y el “Primer Mundo” es, en muchos casos, mayor de 30 años. Reflexión: las drogas ilegales no forman parte de las principale­s causas de fallecimie­ntos; el tabaco y el alcohol sí: cardiopatí­as, enfermedad­es pulmonares, accidentes; la OMS debería abrir una reflexión con respecto al número de muertes causadas por el narcotráfi­co y del número de decesos en poblacione­s desplazada­s, migrantes o refugiados.

Los datos de la OMS deben ser reales. Sus números apabullan y mortifican. En 2017, no en 1960 o poco después, esas cifras sepultan esperanzas:

el mundo está enfermo.

Notas insomnes. La falta de distribuci­ón del conocimien­to merma su utilidad. Cuestionar las razones del desequilib­rio es imperativo.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico