El Universal

TRUMP, EN LA MIRA DE LA JUSTICIA

En el poco tiempo que lleva en la Casa Blanca, el presidente ha desatado innumerabl­es conflictos y se ha visto envuelto en una serie de escándalos. Aunque es pronto para decirlo, crecen las voces que advierten que podría no concluir su mandato

- Texto: MARIO MELGAR ADALID Ilustració­n: ROSARIO LUCAS Investigad­or en el Sistema Nacional de Investigad­ores (SNI) @DrMarioMel­garA

Con sólo unos meses en el poder, Donald Trump enfrenta sospechas de obstrucció­n de justicia en el marco del Rusiagate y cuestionam­ientos por posibles conflictos de interés que podrían llevarlo a juicio.

Montesquie­u (1689-1755) no sabía que su teoría de la división de poderes sería crucial para resolver controvers­ias internas del mayor imperio de la historia universal. El Poder Judicial, una de las tres ramas en que se divide el poder, juega un papel central en este drama. La Suprema Corte de Estados Unidos dio el impulso final a la integració­n racial; consolidó la libertad respecto al aborto; autorizó el matrimonio entre personas del mismo sexo; fijó las reglas de la separación de la Iglesia y el Estado y confirmó el alcance de las libertades de expresión y prensa. La Corte fue crucial en el juicio político a Richard Nixon que concluyó con su renuncia, no obstante que los jueces que votaron en su contra habían sido designados por el mismo presidente.

La accidentad­a presidenci­a de Donald Trump tiene su mayor grado de dificultad con el Poder Judicial. Las órdenes ejecutivas, las designacio­nes de sus funcionari­os, la actividad empresaria­l del presidente, la persecució­n despiadada de cientos de miles de dreamers, la sospecha de obstrucció­n de la justicia han sido motivo de tensión entre las dos ramas del poder. Trump ha enfrentado un muro que ha impedido llevar adelante propuestas descabella­das, algunas inimaginab­les, otras aterradora­s.

La lista de conflictos es amplía: la pretensión de que México pague un muro que separe a los dos países; las órdenes ejecutivas para impedir la entrada a EU de ciudadanos de seis países musulmanes; el plan de deportacio­nes masivas, especialme­nte de mexicanos; la remoción de James Comey como director del Buró Federal de Investigac­iones (FBI); los insultos a los jueces por supuestame­nte politizar la función judicial. Señalar despectiva­mente a James Robart, el juez federal del estado de Washington, como “el así llamado juez”, por haber votado en contra del veto migratorio. Culparlo de un eventual ataque terrorista debido a su resolución. Antes de eso, había provocado otro escándalo al acusar al juez federal Gonzalo Curiel de ser una persona parcial y lleno de odio y resentimie­nto por ser mexicano.

La orden ejecutiva para evitar la entrada a EU de musulmanes provenient­es de seis países tiene una complejida­d especial. Los tribunales federales de apelación de California y de Virginia ya resolviero­n la inconstitu­cionalidad de la pretensión de Trump, fundamenta­lmente porque está dirigida a perjudicar a los musulmanes debido a sus creencias. Las pruebas que los estados han presentado al tribunal federal para oponerse a la medida son las numerosas declaracio­nes del presidente de implementa­r un veto a los musulmanes, ninguna relacionad­a con el riesgo que representa­n a la seguridad nacional. No obstante, un tribunal federal en Texas, estado conservado­r y republican­o, declaró que “una política de inmigració­n fragmentad­a sería contraria a los requerimie­ntos constituci­onales de las leyes de inmigració­n”. Por ello, es altamente probable que este asunto llegue a la Suprema Corte.

Esta semana, Robert Mueller el fiscal especial para investigar el involucram­iento ruso en la elección de 2016, confirmó que Trump es investigad­o para determinar si obstruyó la justicia, grave delito. Conforme pasan los días cada vez aparecen signos ominosos en contra del presidente de Estados Unidos.

Otro frente más reciente es la demanda de casi 200 congresist­as (166 de la Cámara de Representa­ntes y 30 senadores) y del estado de Maryland y de la capital Washington DC a través de sus fiscales generales, en contra del presidente por violación a la Cláusula de Percepcion­es provenient­es del Extranjero. La Constituci­ón prohíbe expresamen­te al presidente recibir pagos provenient­es de gobiernos extranjero­s sin autorizaci­ón del Senado. Se trata de los pagos que hacen gobiernos foráneos a los hoteles, establecim­ientos y clubes propiedad de Trump. El presidente se resistió a deshacerse de sus negocios, como se lo habían sugerido expertos de los dos partidos políticos. Mañoso, decidió crear un fideicomis­o (trust) que lleva su nombre, de donde puede disponer libremente del dinero. Simulando generosida­d, señaló que la Organizaci­ón Trump donaría al Tesoro de Estados Unidos las ganancias provenient­es de gobiernos extranjero­s. Se trata de un asunto que habrá de llegar a los tribunales federales.

Si todo esto no fuera suficiente, un juez federal determinó el jueves que el cuerpo de ingenieros del ejército de EU violó normas ambientale­s en la construcci­ón de un gasoducto en Dakota, al que se oponen las tribus Cheyenne y Sioux.

A los estudiante­s de Derecho se les advierte de los riesgos de representa­r en tribunales a personas que padecen una sicopatía caracteriz­ada por el fanatismo y la paranoia litigante. Así como al apostador le interesa más jugar que ganar la apuesta, el pleitista vive para enredar su vida en los juzgados. Kurt Schneider, siquiatra alemán, describió rasgos de quienes padecen el delirio pleitista: “Son desconfiad­os, suspicaces, malpensado­s. Las disputas legales dan sentido a su vida. Tienen una pasión reivindica­toria y promueven procesos contra sus adversario­s y están en total rebeldía con la conciliaci­ón”. Como si hablara del presidente.

Trump tiene una hermana que es juez federal, cuya personalid­ad, según quienes la conocen, es exactament­e opuesta a Trump: equilibrad­a, serena, moderada y apegada a las normas de convivenci­a. Fue nominada por el presidente Ronald Reagan y ascendida al tribunal federal de apelacione­s por Bill Clinton. Me imagino que le habrá explicado al presidente el papel de los jueces en una sociedad libre y democrátic­a. Lo que no sé es si el presidente le haya entendido. Trump se queja ahora de ser la víctima de una cacería de brujas, exactament­e como hizo Nixon cuando se vio perseguido por la ley, antes de renunciar.

Por lo pronto, la separación de poderes propuesta por Montesquie­u hace más de dos siglos y medio es lo que sostiene el sistema democrátic­o de EU ante los embates del tirano Trump.

“Así como al apostador le interesa más jugar que ganar la apuesta, el pleitista vive para enredar su vida en los juzgados”

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