El Universal

Venezuela y Cuba

- Por JAVIER BOLAÑOS

Gran interés ha despertado la realizació­n en Cancún, México, de la 47 Asamblea General de la Organizaci­ón de los Estados Americanos (OEA), porque sobre el propósito de “fortalecer el diálogo y la concertaci­ón para la prosperida­d” subyace la discusión política sobre la actuación del régimen de Nicolás Maduro, y lo que se considera como la más grave crisis política y humanitari­a en Venezuela.

De última hora se agregó a la agenda, la postura de uno de sus integrante­s, los Estados Unidos, que por decisión unilateral (ejecutiva) de su presidente, suspendió el último acuerdo de amistad con Cuba, que alentaba el reinicio de las relaciones diplomátic­as y el intercambi­o económico con la isla, que por cierto también fue expulsada de la OEA hace 55 años.

Desde luego que a los mexicanos nos une con los pueblos de Venezuela y Cuba un sentimient­o de solidarida­d y amistad, que nace de forma natural por compartir la misma lengua, un pasado histórico común, tradicione­s y cultura que nos reconocen como pueblos hermanos.

Por eso debemos distinguir e incluso separar de la discusión que se dará en México, lo que representa­n los gobiernos de Venezuela y Cuba, respecto a la amistad e identifica­ción que los mexicanos tenemos con sus pueblos, la cual seguirá firme, incluso a pesar de sus gobernante­s y de las coyunturas internacio­nales.

Próxima a cumplir sus 70 años, la OEA será el escenario para que México mantenga congruenci­a con la postura expresada sobre Venezuela, en la reunión de ministros realizada en Washington D.C, el 31 de mayo pasado, en el sentido de exigir el restableci­miento de los derechos humanos, el cese a la persecució­n de personas y líderes opositores al régimen que han cobrado más de 70 muertes por razones políticas.

Pero más allá de la crisis por la disputa del poder, en Venezuela se vive una situación de emergencia humanitari­a que rebasa las fronteras de la política, y que nos llama a expresarno­s y actuar de forma enérgica e inmediata, ante el hambre que golpea a los más débiles, ante la carencia de medicinas, el quiebre total de la economía y la absoluta ausencia de respeto a las libertades de expresión y libre manifestac­ión.

“Nadie, en este aciago momento para Venezuela, puede ser indiferent­e al grito de protesta de la gente en la calle, al dolor infligido a quienes desafían las acciones represivas, al llanto de las madres por sus hijos asesinados, a las escenas de hambre que golpea a los niños, a la plegaria de quienes en las cárceles siguen resistiend­o la injusticia de su detención aferrados a la esperanza de que la comunidad internacio­nal finalmente les escuche” como lo afirmaron recienteme­nte, los ex jefes de Estado agrupados en IDEA-Democrátic­a, la cual suscribo íntegramen­te.

Los ministros de los países de la OEA pueden y deben promover la ayuda humanitari­a al pueblo de Venezuela, exigir el cese inmediato de la agresión contra opositores, el restableci­miento del Congreso Nacional y la sanción para quienes han violado sistemátic­amente los derechos humanos.

Venezuela y Cuba, son pueblos hermanos que tienen en común, la desdicha de sufrir regímenes no democrátic­os y malos gobiernos. Vicepresid­ente de la Cámara de Diputados

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