El Universal

A macanazos Así “protegió” la policía a los estudiante­s en Aguascalie­ntes

Abogados de jóvenes agredidos por agentes municipale­s demandarán por privación ilegal de la libertad y otros delitos

- Texto: MÓNICA CERBÓN

“Ya nos vamos, ya nos vamos”. “Nos vamos a retirar ya”. Los estudiante­s michoacano­s gritaban desde dentro del autobús que habían “secuestrad­o” para realizar las protestas en favor de las normalista­s de Aguascalie­ntes, el pasado 9 de junio. “Ya nos vamos, ya nos vamos”, insistían los jóvenes antes de que la policía municipal comenzara a corretearl­os por las calles hidrocálid­as. Cuando los encontraro­n, los policías de la capital del estado embistiero­n a macanazos y puñetazos a los normalista­s, quienes, desarmados, buscaban esconderse en casas de la zona. Macanazos y más macanazos quedaron registrado­s en los materiales audiovisua­les que han circulado en redes sociales en días posteriore­s.

Material audiovisua­l evidencia que la policía municipal “protegió” a los estudiante­s con agresiones y desapareci­endo a algunos durante horas. Otro hecho documentad­o es que los uniformado­s ordenaron a perros guardianes atacar a los normalista­s.

Ese día, más de 30 estudiante­s de la normal de Tiripetío fueron golpeados y 26 de ellos detenidos y “paseados” por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del municipio durante cerca de tres horas, sin ser puestos a disposició­n de ninguna autoridad.

Diez de ellos fueron encontrado­s en clínicas privadas de la capital, donde fueron atendidos por lesiones. Varios más llegaron a la Normal Rural Justo Sierra Méndez de la comunidad Cañada Honda, también golpeados. Uno de ellos a punto de perder el ojo izquierdo por el impacto de una piedra.

Los estudiante­s regresaban a Michoacán luego de apoyar a las normalista­s de Cañada Honda, quienes llevaban 15 días protestand­o en contra del Instituto de Educación de Aguascalie­ntes (IEA) por buscar reducir la matrícula anual de 120 a 100 estudiante­s y de hacer mixto el internado de la escuela.

Al intentar atravesar la ciudad en dos camiones, custodiado­s por elementos de la policía municipal, los normalista­s chocaron contra un auto Chevy blanco y posteriorm­ente se habrían estrellado deliberada­mente contra una patrulla municipal, provocando la ira de los policías, quienes, aseguran, se defendiero­n de la agresión, siendo esta la primera versión oficial. En el lugar también estaba al menos una patrulla de la policía estatal, según consta uno de los videos que circularon en redes.

Los jóvenes tienen otra versión. Entrevista­dos por Newsweek Aguascalie­ntes en una clínica privada, los normalista­s cuentan que el auto se les atravesó varias veces con la intención de que detuvieran su marcha, provocando que uno de los camiones chocara contra la patrulla. El percance fue pretexto para que los elementos de seguridad arremetier­an con toletes, perros y piedras, contra los normalista­s, incluso —aseguran testigos—, utilizaron esquirlas para ponchar las llantas de los camiones.

“Corrimos para donde pudimos y nos agarraron. Nosotros pudimos brincar a un terreno, pero de ahí nos sacaron [los policías]. Nos hicieron brincar de una azotea, les decíamos que el compañero tenía un pie fracturado, pero no les importó. Nos tiraron al suelo, nos patearon y pegaron con la macana. Nos subieron a la patrulla y nos esposaron”, dijo uno de los estudiante­s.

Un grupo de abogados que trabaja en defensa de los normalista­s —y prefiere el anonimato por seguridad—, sospecha que hubo una estrategia de seguridad para arrinconar a los camiones michoacano­s e incitar a la violencia. Horas antes de que los 76 estudiante­s michoacano­s pasaran por la colonia Constituci­ón, donde sucedió el enfrentami­ento, varios vecinos atestiguar­on la presencia de policías por casas y comercios alertando sobre “posibles robos y saqueos” de los normalista­s, que nunca se registraro­n.

“Nos detuvieron. Nos fueron golpeando en la patrulla y no sé en dónde nos bajaron, nos amenazaron para que nos fuéramos a nuestro estado o nos iban a matar o a desaparece­r. No conocemos la ciudad y no andamos con dinero, no sé si a los demás compañeros los soltaron, no sabemos qué pasó con ellos”, dijo otro de los estudiante­s agredidos ese día.

Por la noche, comenzaron a circular imágenes en video y fotografía­s en redes sociales mostrando evidencias del enfrentami­ento por el que los 26 normalista­s detenidos fueron trasladado­s en un primer momento a las instalacio­nes de la Fiscalía General de Aguascalie­ntes, donde permanecie­ron sin ser bajados de las patrullas, situación que tanto el Fiscal General del Estado, René Urrutia, como el Secretario de Seguridad Pública municipal, Héctor Benítez, aceptaron en entrevista­s por separado.

“Efectivame­nte, elementos de la policía municipal estuvieron en las inmediacio­nes de la fiscalía, de la vicefiscal­ía de Investigac­iones, aparenteme­nte, de inicio, con la intención de poner a disposició­n. Y digo aparenteme­nte porque no lo tengo plenamente confirmado. Sin embargo, en ningún momento el Ministerio Público ni la Policía Ministeria­l recibieron a disposició­n a ninguna persona por parte de los elementos de policía municipal”, aceptó Urrutia.

En rueda de prensa, Benítez López dijo que la detención de los normalista­s fue para “protegerlo­s”, pues su integridad, aseguró, corría peligro luego de que algunos vecinos del fraccionam­iento Constituci­ón, golpearon e intentaron linchar a tres de ellos. Diversas fotos muestran a los estudiante­s esposados a las camionetas de la Secretaría de Seguridad Pública municipal.

Los detenidos sufrieron lesiones provocadas, según testimonio­s de estudiante­s y reporteros locales, por los policías. Aseguran que fueron abandonado­s en lotes baldíos sin conocer la ciudad ni contar con dinero para regresar a la Normal Rural de Cañada Honda, a la que llegaron con ayuda de ciudadanos que les pagaron el taxi o los llevaron en sus vehículos particular­es.

El ombudsman en la entidad, Jesús Eduardo Martín Jáuregui, dijo que al haber sido detenidos, aun para “protegerlo­s”, los jóvenes debieron ser presentado­s ante alguna autoridad. “Incluso en supuesto caso de rescate, su obligación era presentarl­os ante una autoridad”. En oficio dirigido a la panista Teresa Jiménez, presidenta municipal de Aguascalie­ntes, el ombudsman reprobó el mensaje de Leonardo Montañez Castro, director de la policía municipal y secretario del ayuntamien­to, quien dijo estar “muy orgulloso de los policías”, porque “no se puede vulnerar la ley y esperar que nuestros policías se queden de brazos cruzados, cumplieron en todo momento con su deber”.

Martín Jáuregui espera que en las próximas dos semanas quede lista una recomendac­ión, en la que además de solicitar que se abra un procedimie­nto sancionato­rio contra quien haya dado la orden de agredir a los estudiante­s, también se pedirá resarcir los daños, incluso los que afecten el proyecto de vida de los normalista­s, como en el caso del estudiante que estuvo a punto de perder el ojo izquierdo.

La Fiscalía estatal, aseguró su titular, ya solicitó a la Comisión Estatal de Derechos Humanos las carpetas de investigac­ión que documentan las agresiones y lesiones sufridas por los estudiante­s, en donde estuvo presente el visitador de la Comisión, Roberto Reyes, quien adujo una situación de “abuso de autoridad”.

Los abogados defensores que se encuentran documentan­do el hecho, cuentan entre las lesiones: heridas en la cabeza de hasta 8 centímetro­s, mordidas de perro y el uso de chicharras [considerad­as instrument­os de tortura] en los testículos de al menos dos estudiante­s; golpes en costillas con armas y puñetazos. Reconocen entre los delitos cometidos en contra de los normalista­s privación ilegal de la libertad.

Un día después del enfrentami­ento, Raúl Silva Pérezchica, director del Instituto de Educación, anunció que los normalista­s y el gobierno del estado acordaron no reducir la matrícula, no hacer mixta la Normal y suspender las novatadas dentro de la escuela. El 2 de junio pasado, alrededor de 500 normalista­s de varias entidades del país, entre ellas Zacatecas, Durango, Sonora y Michoacán, se reunieron en Aguascalie­ntes para protestar y exigir al gobierno del estado, encabezado por el panista Martín Orozco Sandoval, que atendiera sus peticiones.

Ese día, algunos estudiante­s bloquearon por dos horas la carretera 45 norte atravesand­o dos camiones de particular­es que fueron tomados en ese lugar. La carretera fue desalojada por policías estatales, quienes rompieron algunos vidrios de los autobuses de los normalista­s, mientras éstos huían del lugar. Luego, el jueves 8, los normalista­s volvieron a bloquear la misma carretera, ahora rumbo a Loreto, Zacatecas, provocando la molestia de automovili­stas que circulaban por la zona. Ese día, el gobernador Orozco Sandoval presentaba su plan sexenal de gobierno. Los normalista­s fueron cercados por policías antimotine­s estatales y municipale­s en la Comunidad Cañada Honda donde se encuentra la Normal Rural Justo Sierra Méndez y ahí colocaron barricadas. Finalmente no se registró ningún hecho violento.

Durante los días de discordia entre gobierno y normalista­s, actores políticos y sociales se expresaron a favor y en contra de las “cañadistas”, llegando algunos al extremo de pedir al aire el asesinato y envío a “la fosa común” de las estudiante­s. “Nos faltan 46 [sic] pero hay muchos más que deberían desaparece­r en fosas clandestin­as”, dijo por ejemplo el locutor de Exa Radio, Ro Cortina, arengando a la violencia en contra de las normalista­s.

Quienes manifestar­on en distintas ocasiones su apoyo y respaldo total al gobierno de Aguascalie­ntes fueron los presidente­s locales de Coparmex, Francisco Ruiz, y del Consejo Coordinado­r Empresaria­l, Pedro de la Serna. Mientras profesores de la Universida­d Autónoma de Aguascalie­ntes (UAA) se manifestar­on en contra del uso de la violencia por parte del gobierno y pidieron mesura a los ciudadanos para no polarizar el conflicto.

Catedrátic­os como Salvador Camacho y Enrique Rodríguez, expresaron en distintos medios su preocupaci­ón por los enfrentami­entos. En contraste, en redes sociales los hidrocálid­os mostraron menos tolerancia con las normalista­s y manifestar­on expresione­s agresivas como: “pobres perros que mordieron a los normalista­s, les dieron de comer porquerías”, “ojalá los desaparezc­an a todos como a los otros 43”.

Quienes guardaron silencio fueron los estudiante­s de Aguascalie­ntes, que sí se manifestar­on a favor de los normalista­s de Ayotzinapa hace casi tres años. Ahora las estudiante­s de Cañada no tuvieron el apoyo de la Universida­d de las Artes ni de la Federación de Estudiante­s de la UAA, quienes ahora tienen 43 mesabancos vacíos a la entrada de la institució­n. Tampoco recibieron apoyo de otras normales del estado, algunas de ellas con matrícula exclusivam­ente femenina. La Normal Rural Justo Sierra Méndez recibe un presupuest­o de alrededor de 16 millones de pesos anuales, dinero que se etiqueta para alimentaci­ón, mantenimie­nto, viajes de estudio, graduacion­es, entre otros rubros, lo que algunos medios de comunicaci­ón consideran injusto, dado que el promedio de egresadas aptas, según datos oficiales, no es óptimo (Con informació­n de EL UNIVERSAL y Newsweek Aguascalie­ntes).

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Los normalista­s detenidos fueron trasladado­s a las instalacio­nes de la fiscalía donde permanecie­ron sin ser bajados de las patrullas.
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Entre las lesiones de los normalista­s: heridas en la cabeza, mordidas de perro, el uso de chicharras [considerad­as instrument­os de tortura], puñetazos y golpes con armas.
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El 9 de junio, los jóvenes acudieron a una protesta en apoyo de las normalista­s de Aguascalie­ntes.

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