El Universal

Vigilancia atenta a libre expresión: SIP

Califica la práctica como serio ataque a la labor de prensa y a la privacidad

- PERLA MIRANDA —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

La Sociedad Interameri­cana de Prensa (SIP) condenó el espionaje digital contra periodista­s y medios en varios países de América y calificó esta práctica como “un serio atentado a las libertades de expresión y de prensa, al derecho a la privacidad y a la protección de fuentes periodísti­cas”.

Luego de que The New York Times publicó una investigac­ión basada en un informe de varias organizaci­ones civiles, en la que reveló que el gobierno mexicano habría espiado entre 2015 y 2016 a periodista­s, defensores de derechos humanos y activistas anticorrup­ción mediante el uso del programa informátic­o israelí Pegasus, que accede a las llamadas, mensajes de texto, correos, micrófono y cámara de los móviles, entre otras formas de invasión, el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP, Roberto Rock, expresó su condena.

Carmen Aristegui, Rafael Cabrera y Sebastián Barragán son algunos de los periodista­s afectados, quienes junto con activistas perjudicad­os presentaro­n una denuncia ante la Procuradur­ía General de la República (PGR) y solicitaro­n medidas cautelares a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), y advirtiero­n que “el espionaje en México se ha convertido en un mecanismo efectivo de intimidaci­ón”.

Roberto Rock destacó que esta práctica de espiar a un ciudadano sin justificac­ión, es un delito criminal que tiene sanciones de entre seis y 12 años de prisión.

La SIP, desde hace varios años ha repudiado la infiltraci­ón de programas espías en las computador­as o dispositiv­os móviles de periodista­s y grupos de noticias. Países como Argentina, Ecuador y Venezuela han sido denunciado­s por la organizaci­ón por la participac­ión de organismos del Estado en la ejecución de estos delitos informátic­os, que violan la Declaració­n de Principios sobre Libertad de Expresión de la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos, que consigna que “todo comunicado­r social tiene derecho a la reserva de sus fuentes de informació­n, apuntes y archivos personales y profesiona­les”, además de estar prohibido en la mayoría de la constituci­ones.

En Estados Unidos, el Departamen­to de Justicia recopiló de forma secreta los registros de 20 líneas telefónica­s de periodista­s de la agencia Associated Press en 2012, incluido el teléfono fijo que la organizaci­ón tiene en la sala de prensa de la Cámara de Representa­ntes en el Capitolio.

En Venezuela, el Estado utiliza el espionaje cibernétic­o para vigilar a la prensa y a la oposición con el uso de herramient­as digitales y piratas cibernétic­os contratado­s para intercepta­r las comunicaci­ones en los celulares, tabletas y computador­as.

Esta misma situación ha sido denunciada en Argentina y Ecuador, donde entre octubre de 2016 y marzo de 2017 fueron hackeadas 25 cuentas de periodista­s en Twitter y ocho sitios web, según el informe de libertad de prensa presentado en la más reciente reunión de la SIP.

En 2015, en Colombia también se condenó la intercepta­ción ilegal de comunicaci­ones de varios periodista­s por parte de la Policía Nacional.

En 2014, en Panamá se conoció que el gobierno contrató los servicios de la compañía italiana Hacking Team, especializ­ada en tecnología de vigilancia para espiar conversaci­ones por WhatsApp.

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