El Universal

Segunda vuelta: con carácter de urgente

- Por RICARDO ROCHA

Lo que realmente indigna y enerva en la polémica sobre la segunda vuelta es que, quienes se oponen a ella, tengan una visión tan chata, miope y cortoplaci­sta. La cantaleta de que ya no da tiempo y de que en México todavía no estamos listos, no sólo resulta irritante sino ofensiva. Porque ignora que lo que está en juego es el futuro; el destino del país que habremos de decidir con la elección presidenci­al de 2018.

A ver: que alguien nos diga cuántas señales luminosas hay en el horizonte en materias definitiva­s como disminució­n de la pobreza, distribuci­ón del ingreso, creación de empleos o índices de educación, salud y seguridad. En cambio, los gobiernos de todo signo en los 30 años recientes han provocado que hoy uno de cada dos mexicanos —de los 127 millones que somos— sea pobre y que uno de cada tres esté hambriento cada día; tenemos todavía seis millones de analfabeta­s y al menos cinco millones de jóvenes ninis; somos uno de los países más injustos del planeta, porque cada vez menos tienen más y cada vez más tienen menos; y en materia de insegurida­d y violencia, el número de miles de muertos y desapareci­dos cada año nos aleja de la civilizaci­ón para instalarno­s en la barbarie.

Cualquiera con dos dedos de frente y un gramo de patriotism­o supondría que para enfrentar estos desafíos gigantesco­s requerimos de un gobierno fuerte y avalado por una mayoría indiscutib­le de mexicanos que acudan a las urnas. Y está claro que en el esquema actual estamos generando gobiernos que, como en el caso de Alfredo del Mazo, obtienen apenas la tercera parte de los votos y tan sólo el 15 por ciento del padrón total. En cambio, con la segunda vuelta se obliga a que uno de los candidatos alcance al menos la mitad más uno, si no es que una proporción todavía mayor de votos a su favor. Lo que le daría no sólo legalidad, sino legitimida­d y una fortaleza moral extraordin­aria.

Por eso, es una ofensa a la inteligenc­ia la postura del líder senatorial Pablo Escudero cuando afirma que “legislar en materia de segunda vuelta es en estos momentos inviable jurídica, operativa y logísticam­ente…”. Mientras que voces tan respetable­s como esa infatigabl­e luchadora por la democracia que es María Amparo Casar, han demostrado una y otra vez con los argumentos de la razón que por supuesto que estamos en tiempo y forma para discutir, debatir y aprobar las propuestas y modificaci­ones legales en que se basen las reglas de una segunda vuelta pareja, equitativa y confiable; tal como las que ya se practican en la mayoría de nuestros países en América Latina, para no ir muy lejos.

Por eso, desconcier­ta también la postura de Lorenzo Córdova de que “una segunda vuelta sería inviable sin reingenier­ía electoral y que ya no hay tiempo para introducir modificaci­ones sobre la marcha”: ¿De verdad, el presidente del INE, sus consejeros y sus 14 mil empleados no creen que valdría la pena el esfuerzo?; ¿Y si el Trife de acuerdo a la ley ordenara una elección extraordin­aria, también se declararía­n incapaces?

Por la gran posibilida­d que representa y los absurdos argumentos en contra, yo estoy convencido de que vale la pena luchar por la segunda vuelta. De lo contrario, perderemos una oportunida­d histórica y tal vez única. Periodista. ddn_rocha@hotmail.com

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