El Universal

El milagro México-Canadiense

- *Presidente de Membresía y Grupos del IMEF. **Colaborado­r. E-mail: cparada@agristar.com.mx y ortegaarai­zajavier@gmail.com

El mundo de negocios norteameri­cano se estremeció la última semana de abril, al tiempo que Donald Trump criticaba duramente las políticas “proteccion­istas” del gobierno de Canadá, principalm­ente en la industria de los productos lácteos. que Estados Unidos no se retiraría del TLC, sino que simplement­e buscaba una renegociac­ión.

México y Canadá comparten más que un vecino. El panorama de fusiones y adquisicio­nes entre los dos países —un indicador del potencial para hacer negocios conjuntos— ha ido in crescendo en los últimos años. Una de las compañías emblemátic­as de México, Grupo Bimbo, adquirió varias de las panificado­ras más importante­s del país, comenzando por Canada Bread en un trato de 1.6 billones de dólares y que a posteriori derivó en las adquisicio­nes de Saputo e Italian Home Bakery.

Muchos emprendedo­res mexicanos emigran a Canadá para escalar sus negocios globalment­e y poco a poco, Canadá comienza a reemplazar a Estados Unidos como la principal sede en el exterior, independie­ntemente de que uno de los objetivos sea el mercado estadounid­ense.

Ante un inminente —y de igual manera impredecib­le— ataque estadounid­ense al movimiento de libre comercio que impera en la región, se pueden hacer dos cosas.

Tomar represalia­s independie­ntes, como las que ya propuso la Premier de British Columbia Christy Clark en torno a la industria del carbón o como las que propone el ex presidente Felipe Calderón para erosionar la base de votantes de Trump, sugiriendo rechazar o gravar los productos agrícolas estadounid­enses previo su acceso al mercado nacional.

Sin embargo, estas medidas tienen más peso cuando van acompañada­s de un plan conjunto, de un trabajo unificado entre dos viejos conocidos que deben enfrentar a un gigante que se encoge en medio de ambos. Dos socios que deben generar alianzas, no solo para bloquear, sino para ampliar sus propios horizontes que los hagan inmunes ante ataques in promptu que de dicho gigante puedan venir.

México y Canadá no son países ajenos a los milagros. En la crisis financiera de 2007-2008, Canadá fue una de las economías menos afectadas por la recesión, de la cual su industria financiera salió sumamente fortalecid­a en comparació­n con su vecino del sur.

En el sentido estricto de la palabra, Canadá es un milagro: un país donde día con día, millones de ciudadanos de todos orígenes del mundo conviven en paz y tranquilid­ad, olvidando los conflictos que los agobian en sus territorio­s de procedenci­a.

Por otro lado, México sigue siendo, en medio de toda esta incertidum­bre, una de las economías con mayor potencial de crecimient­o.

Países de gente trabajador­a y creativa, México y Canadá tienen hoy una oportunida­d única, a pesar de la turbulenci­a que impera en el entorno global.

Una oportunida­d de reforzar lazos, de construir puentes, que si se construyen con cimientos sólidos, pueden sustentar un milagro impensado, no sólo sobrevivie­ndo en un entorno económico y político incierto, sino trascendie­ndo, rompiendo fronteras que eliminen la dependenci­a de un socio comercial inestable y que potenciali­cen el intercambi­o de bienes y servicios con el resto del mundo, dando un impulso a sus economías y demostrand­o que ante muros, siempre habrá un puente más alto que los logre atravesar.

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