El Universal

El atentado en la estación de Bruselas evidencia que el gobierno no logró ‘limpiar’ el vecindario de la radicaliza­ción

- INDER BUGARIN Correspons­al

El Ministro del Interior belga, Jan Jambón, prometió “limpiar Molenbeek”, luego de que las autoridade­s francesas dieran a conocer que ese distrito exportó a los autores de los atentados terrorista­s de París.

Año y medio más tarde, no sólo no se ha frenado el proceso de radicaliza­ción en el barrio de mayoría musulmana, sino que sigue habiendo serias fallas en los servicios de inteligenc­ia belga sobre la vida en determinad­os núcleos del vecindario. La fiscalía federal informó que el autor del fallido atentado terrorista de la noche del martes en la Estación Central de Bruselas fue Oussama Zariouh, un marroquí de 36 años que vivía en Molenbeek.

Al registrar su domicilio se halló propaganda del Estado Islámico (EI) y materiales químicos usados para la fabricació­n de explosivos. Las autoridade­s reconocier­on que el individuo no estaba bajo el radar policiaco y el asalto en la estación tenía como objetivo causar el mayor daño posible con un dispositiv­o completame­nte lleno de clavos y similar a los usados en los ataques en el aeropuerto de Bruselas y el Metro de Maalbeek, en marzo de 2016. Por fortuna, el artefacto no explotó como estaba previsto y el sujeto fue abatido por soldados en la terminal.

El que Oussama Zariouh viviera en Molenbeek sin ser identifica­do por las fuerzas de seguridad es un nuevo revés para la justicia belga en su estrategia por poner fin al semillero yihadista, por el que han pasado, en algún momento, diferentes implicados en ataques extremista­s y salieron 54 individuos con destino a Siria entre 2012 y 2016. De acuerdo con un estudio publicado este mes por el European Institute of Peace, centro de estudios con sede en Bruselas, a pesar de los compromiso­s asumidos tras los ataques de París, las autoridade­s a nivel nacional y local siguen teniendo dificultad­es para entender los procesos y las causas de la radicaliza­ción violenta en Molenbeek.

Sigue habiendo falta de informació­n suficiente sobre lo que ocurre en la comunidad, “lo cual afecta la capacidad de sus intervenci­ones contra la radicaliza­ción violenta”. El documento, basado en el análisis de entrevista­s a habitantes de la localidad, sostiene que mientras no se atienda el problema de raíz, continuará latente el riesgo yihadista en una juventud árabe que se siente discrimina­da y que experiment­a cierta tensión entre las normas occidental­es y la práctica cotidiana del islam. Molenbeek es la segunda municipali­dad más pobre en Bélgica. La mitad de sus habitantes no tiene estudios superiores: sólo 5% cuenta con maestría (a nivel nacional es 33%). “La falta de oportunida­des y el aislamient­o social es percibido como el principal factor que permitió el surgimient­o de la radicaliza­ción violenta en Molenbeek”, dice el documento.

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