El Universal

El gobierno enseña los calzones

- José Cárdenas Para el colega David Fuentes, narco amenazado @JoseCarden­as1 josecarden­as@mac.com www.josecarden­as.com

El escándalo de espionaje publicado por el diario The New York Times, vino a documentar la visión de un gobierno obsesionad­o con sus intereses políticos para no perder el poder.

La intromisió­n en la vida privada y pública de políticos, activistas sociales y periodista­s incómodos nos enseña el lado paranoico de una administra­ción enfocada en descubrir, perseguir, hostigar y amedrentar a potenciale­s enemigos… y adeptos (para que lo sigan siendo).

No es casualidad que el común denominado­r de las víctimas del software Pegasus concentren sus esfuerzos profesiona­les en promover la transparen­cia e investigar temas relacionad­os con la corrupción, justo el talón de Aquiles de toda la clase política.

El escándalo cobra dimensión mayor cuando aparecen las cifras del México rojo.

De acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública, mayo pasado fue el mes con más asesinatos en los últimos 20 años. Utilizar los sistemas de inteligenc­ia nacional para espiar a quienes no representa­n un riesgo para la paz social suena a contradicc­ión justo cuando el combate a la insegurida­d hace agua por todos lados.

Pero no sólo se trata del número de homicidios dolosos. La inteligenc­ia ha fallado una y otra vez cuando se trata de perseguir a los verdaderos enemigos del país que no hacen más que expandirse.

¿Dónde estaban los “ciberespía­s” cuando El Chapo Guzmán se fugó del penal del Altiplano?

¿Por qué no se detectó y evitó a tiempo el crecimient­o de las bandas huachicole­ras, ladronas de combustibl­es?

¿Por qué los estadounid­enses y no las autoridade­s mexicanas detectaron que el fiscal de Nayarit, Édgar Veytia, era un cabecilla del narcotráfi­co?

¿Por qué no se investigó a los gobernador­es presos (el par de Duartes y Borge) cuando sus corruptela­s estaban a la vista de todos?

Nada se hizo porque no era importante, y no por falta de capacidad de las institucio­nes.

Las capturas de los ex mandatario­s rateros muestran que cuando se quiere se puede, y también que el gobierno necesita fuertes presiones sociales para emplearse a fondo ante los temas de la agenda que agravian al país.

Independie­ntemente de las investigac­iones prometidas por la PGR, la administra­ción de Enrique Peña Nieto debe aclarar cómo es que herramient­as compradas para proteger a México son usadas con fines tan distintos a su objetivo.

Nadie puede afirmar que la PGR, el Cisen de Gobernació­n o la Defensa Nacional utilizaron el software “maligno” para espiar a los nombrados en el artículo de NYTimes. Pero el gobierno sí tiene manera de averiguar qué sucedió; qué dependenci­as compraron el programa; qué, cómo y cuales funcionari­os lo utilizaron indebidame­nte.

El hacker podrá no dejar huellas en los dispositiv­os intervenid­os, pero sí existen necesariam­ente huellas presupuest­ales, de cadena de mando, de utilizació­n en oficinas de gobierno, o de alquiler o venta venal del sistema a terceros.

El Instituto Nacional de Transparen­cia, Acceso a la Informació­n y Protección de Datos Personales (Inai), tiene la responsabi­lidad de intervenir y verificar, porque según el amplio reportaje publicado en el NYTimes se están utilizando nuestros datos personales de seguridad sin ningún control. También hay que empujar la acción de la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional del Congreso, para que revise los contratos del gobierno con la empresa israelí que vendió el software Pegasus.

Ante todo esto, el gobierno no debe quedarse mudo ni hacerse el desentendi­do. La omisión no es opción. EL MONJE RESPONDÓN: Preocupa que el Presidente de la República se sienta espiado, como dijo. O es cándido o busca empatía con los incómodos atropellad­os por la sospecha de hostigamie­nto en su contra. Decir que el gobierno espía la vida pública, privada e íntima de particular­es mediante supuestas intervenci­ones de espionaje es aventurado. De acuerdo, puede ser que el gobierno como tal no espíe, pero seguro es que alguien dentro del gobierno, algún cavernario, retrograda, sí lo hace. Que se abran carpetas de investigac­ión, sí, pero primero que nazca la Fiscalía General de la República como una entidad autónoma del Poder Ejecutivo, de otro modo cualquier indagatori­a de la PGR, a las órdenes presidenci­ales, carecerá de legitimida­d y credibilid­ad. ¿O usted qué opina?

El NYTimes documenta la visión de un gobierno obsesionad­o con sus intereses políticos para no perder el poder

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