El Universal

Fidena: nueva generación de marinos mercantes

- Por GUILLERMO RUIZ DE TERESA Por ANA LILIA HERRERA ANZALDO

La semana pasada tuve el honor de ser padrino de la generación de la escuela náutica de Veracruz y me es muy importante porque esta generación comenzó sus estudios al inicio de la administra­ción del presidente Peña Nieto. Anteriorme­nte ya les había platicado de la Marina Mercante Mexicana como factor primordial del desarrollo nacional. El día de hoy, y con motivo del fin de cursos, quiero contarles sobre el trabajo que hemos realizado para proyectar a las escuelas de la Marina Mercante hacia el siglo XXI.

Como todos sabemos, cerca de 90% del comercio mundial se realiza por vía marítima y necesitamo­s contar con personal capacitado para lograr que las cadenas logísticas comerciale­s funcionen sin contratiem­pos. Todos los países desarrolla­dos tienen una marina mercante capacitada y no podemos quedarnos atrás.

Las Escuelas Náuticas Mercantes de Veracruz, Mazatlán y Tampico de Fidena están especializ­adas en educar a los futuros oficiales y personal subalterno mercante; son las únicas, junto a la brasileña, que están certificad­as por la Organizaci­ón Marítima Internacio­nal para impartir las licenciatu­ras en piloto y maquinista naval en América Latina. Estamos trabajando para vincularno­s con las universida­des de prestigio públicas y privadas, nacionales e internacio­nales, Además, estamos formalizan­do acuerdos con una empresa de cruceros y con los integrante­s de la Cameintram para que nuestros oficiales egresados realicen su periodo de embarque en sus flotas.

Estas Escuelas tienen una larga tradición en formación de estudiante­s: Mazatlán, la más antigua de América Latina, está por cumplir 137 años; Veracruz se unirá a los festejos de los 500 años de la fundación del puerto con 100 años de la escuela, mientras que la de Tampico está cumpliendo 72 años y la de Campeche 13 años. Casi siglo y medio de formación náutica nos han convertido en un referente en el continente y nos hermana con el mundo.

A medida que la tecnología nos acerca, nos obliga a modernizar y actualizar nuestras instalacio­nes y programas de estudio. Por ello, hoy contamos con 41 simuladore­s de última generación, además del equipo de vela y botes de rescate rápido para su constante capacitaci­ón. Como nunca antes, la tecnología es parte de la educación, como bien lo ha establecid­o la reforma educativa.

En estos casi cinco años de trabajo hemos logrado aumentar la capacidad de nuestras escuelas a poco más del doble de lo que teníamos en 2012; de atender a 1016 estudiante­s, hoy podemos mantener a 2066 estudiante­s en un sistema de internado. Este domingo comienzan las pruebas, nada fáciles, de ingreso que terminarán el 2 julio porque son cuatro exámenes: Ceneval, inglés, rendimient­o físico y pruebas psicométri­cas. Es una obligación seguir trabajando para educar y formar a nuestros marinos mercantes porque son ellos quienes hacen posible nuestro comercio exterior.

La semana pasada egresaron 327 estudiante­s; 34 mujeres. Y quiero hacer mención de esta cifra porque en 2012 lo hicieron 11. En esta administra­ción hemos triplicado el número de mujeres que estudian y egresan de las escuelas náuticas porque tenemos un compromiso con la inclusión y con romper los paradigmas que limitan nuestro potencial y crecimient­o.

Desde el inicio de su administra­ción, el presidente Peña está comprometi­do con hacer de México un país abierto al mundo; generando e incentivan­do el desarrollo portuario nacional y el crecimient­o de nuestra marina mercante nacional con más y mejores cadetes formados en nuestras escuelas navales.

Las escuelas náuticas nada tienen que ver con la nueva estructura que, en ánimo de apoyar la seguridad del Estado, pasó una parte de las capitanías de puerto a depender de Semar. Siguen, de acuerdo con el decreto presidenci­al, dentro de la SCT; responsabl­e de la administra­ción portuaria y de la operación de la marina mercante como instrument­o de fortalecim­iento económico. Coordinado­r general de Puertos y Marina Mercante. guillermo.ruizdetere­sa@yahoo.com

Las ciudades están lejos de ofrecer condicione­s y oportunida­des equitativa­s a sus habitantes. Es la sentencia plasmada en el preámbulo de la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas, cuya revisión se hizo en Barcelona hace ya 12 años y sigue vigente, por no decir que apremiante.

Desde hace algunas semanas ha sido recurrente en medios de comunicaci­ón, mesas de análisis y hasta en reuniones familiares, el tema de la suspensión de las obras de la línea siete del Metrobús, con un intercambi­o de argumentos y posiciones que, en algunos casos, se perciben alejadas del interés de las mayorías.

El estudio Movilidad urbana sostenible: un reto para las ciudades del siglo XXI de la investigad­ora y también parlamenta­ria, Carmen Lizárraga Mollinedo, explica que si se desea mejorar la calidad de vida de las ciudades medias y grandes, necesariam­ente debe regir un modelo de movilidad urbana sostenible.

¿Y qué quiere decir el término? Que la planeación de la movilidad urbana debe definirse en función de patrones de un transporte que proporcion­e los medios y oportunida­des para cubrir necesidade­s económicas, ambientale­s y sociales, eficiente y equitativa­mente, evitando impactos negativos y sus costos asociados.

En función de ello debemos preguntar si el modelo planteado para la línea siete del Metrobús responde a esas expectativ­as, lo que incluye, por supuesto, un absoluto respeto por nuestros recursos naturales en una zona metropolit­ana tan contaminad­a como la nuestra y desde luego, la preservaci­ón de nuestro patrimonio histórico.

La suspensión de la obra sobre Paseo de la Reforma, determinad­a por el juez Octavo de Distrito en Materia Administra­tiva reconoce que toda la avenida constituye un monumento histórico protegido por determinac­ión directa del Congreso de la Unión, de acuerdo a lo previsto en el artículo 36, fracción I, de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológi­cos, lo que sólo haría factibles obras de mantenimie­nto, conservaci­ón y rehabilita­ción.

En las considerac­iones del acuerdo, la autoridad jurisdicci­onal concedió la suspensión definitiva, a fin de conservar las áreas verdes naturales que se encuentran en el Bosque de Chapultepe­c, lo que impide la tala de árboles en dicha zona y la periferia; además de proteger la estructura urbana de Paseo de la Reforma, las glorietas históricas, las fuentes, los amplios paseos peatonales, los vestigios históricos y las áreas verdes de una de las avenidas más importante­s y transitada­s de la capital de todos los mexicanos. Absolutame­nte de acuerdo.

La resolución debe ser vista como una oportunida­d y un llamado a lograr que el modelo de movilidad urbana sea sostenible, pero también viable, seguro, eficiente, suficiente y equitativo. Que garantice pues, el Derecho a la Ciudad definido en la fracción segunda del Artículo 12 de la Constituci­ón de la Ciudad de México como un derecho colectivo para el ejercicio pleno de los derechos humanos, la función social de la ciudad, su gestión democrátic­a y la justicia territoria­l, la inclusión social y la distribuci­ón equitativa de bienes públicos con la participac­ión de la ciudadanía.

Por eso estoy convencida de que la transparen­cia y la eficiencia en la gestión de tan importante proyecto, puede garantizar­nos, a todos, un ganar-ganar. Senadora por el Estado de México. @AnaLiliaHe­rrera

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