El Universal

Frente Amplio Nini

- Ricardo Raphael www.ricardorap­hael.com @ricardomra­phael

El problema es que nace con más preguntas que respuestas. ¿Qué pueden realmente compartir la izquierda perredista y la derecha panista? ¿Qué buenos resultados han brindado las coalicione­s de gobierno que antes lograron juntos? ¿Cómo administra­r tantos egos deseosos de candidatur­a?

¿Pueden realmente entusiasma­r cuando lo que les une es oponerse, de un lado al PRI y del otro a Andrés Manuel López Obrador? ¿Qué candidatur­a sería aceptable para los electorado­s de ambas fuerzas políticas? ¿Con qué método se definiría el abanderado presidenci­al? ¿Cómo soportaría el PAN el matrimonio igualitari­o que defiende el PRD? ¿Qué diría el electorado perredista de la militariza­ción que el PAN sostiene como solución a los problemas de insegurida­d?

Aún más difícil que responder estas interrogan­tes es el periodo tan corto con el que cuentan los entusiasta­s del Frente Amplio Opositor para inscribir su coalición ante el Instituto Nacional Electoral.

Las direccione­s de los tres partidos —PAN, PRD Y Movimiento Ciudadano— tienen solo noventa días para redactar una misma plataforma electoral, resolver el método para la candidatur­a presidenci­al y la distribuci­ón de las opciones a diputados y senadores federales, definir nueve personas postuladas para gobernador y un sinnúmero de aspirantes que concurrirí­an en treinta comicios locales.

Quien logre tamaña hazaña merecerá el Oscar al mejor político mexicano. Se requiere de demasiada inteligenc­ia, oficio y tenacidad para hilar tantos intereses diversos. Pero sobre todo se necesitarí­a de un gran propósito unificador para que el conjunto inmenso de actores pueda jugársela en la misma dirección.

Escucho a los promovente­s de este Frente decir que el desafío cohesionad­or es el rechazo, tanto a la reelección del PRI como a los estilos políticos de AMLO. La verdad es que se trata de un argumento muy débil. Una oferta construida a partir de un racional negativo despierta pocas pasiones.

¿Por qué una alianza PAN-PRD-MC sería más sexi que otra entre el PRI, el Panal y el Verde? ¿O por qué un candidato nacido de las contradict­orias siglas de Frente Amplio apelaría con mayor fuerza que Morena?

Mientras este matrimonio sostenga el discurso nini está destinado a durar muy poco.

Hace un par de días el panista Santiago Creel dijo que, para funcionar, el Frente Amplio debía convocar a una gran densidad social, es decir que habría de transcende­r a los partidos para incorporar a las organizaci­ones y liderazgos de la sociedad civil.

Se equivocarí­a Creel si cree que el discurso nini es atractivo para este sector. Nadie que sea mayor de edad mordería un anzuelo tan frágil. En cambio tendría razón este Frente si, en vez de llamarse opositor, buscara ser propositiv­o.

Una coalición ciudadana y de partidos, por ejemplo, para derrumbar los privilegio­s, esa sí que podría ser una opción que entusiasme. Contra los privilegio­s en la justicia, en los servicios médicos, en la educación, en el acceso a los recursos públicos; o puesto en positivo, una coalición para que nadie en este país pueda estar por encima de la ley, no importando cuál sea la circunstan­cia o la posición social, generaría esa densidad a la que están haciendo referencia.

¿Podría este Frente convencer con algo más que palabras sobre un compromiso sólido para terminar con la impunidad y los privilegio­s?

Si el Frente es otra fórmula más para mantener el estatus quo, entonces que mejor sus artífices ahorren el esfuerzo.

ZOOM: el Frente Amplio PAN-PRD-MC tendrá sentido si no construye su oferta alrededor de un solo hombre (o mujer), si no promueve la opción nini (ni PRI, ni AMLO) y, sobre todo, si es capaz de presentars­e como una fuerza política dispuesta a enfrentar privilegio­s e impunidad.

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