La Secretaría de Cultura trabaja con la entidad para acercar las actividades artísticas y culturales a jóvenes de 42 municipios
La secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, estuvo presente en la firma del Convenio del Programa de Desarrollo Cultural Municipal entre el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (CONARTE) y 42 municipios participantes, en el marco de la Reunión Estatal de Cultura 2017.
El evento se realizó en el Museo de
AHistoria Mexicana de la ciudad de Monterrey, donde también estuvo presente Jaime Rodríguez Calderón, gobernador de la entidad y Ricardo Marcos González, presidente de CONARTE. …hay algunos que nacen, otros crecen, otros mueren, y otros que nacen y no mueren, otros que sin haber nacido, mueren, y otros que no nacen ni mueren… César Vallejo ntígona postuló el derecho inalienable de dar sepultura a los muertos, lo que significa también concederles un sitio en la memoria, asignarles una identidad que remonte las corrientes generacionales.
“La firma de este convenio une voluntades, crea lazos de trabajo y establece las pautas para que se amplíen y extiendan los beneficios artísticos y culturales a los municipios de la entidad”, aseguró García Cepeda.
El Programa de Desarrollo Cultural Municipal (PDCM) está conformado por un fondo tripartita aportado por las instancias federal, local y municipal para concretar proyectos culturales. Para este año, la inversión que la dependencia federal realizará en la entidad contemlpa los 80.1 millones de pesos.
María Cristina García Cepeda dijo que la dependencia seguirá trabajando de manera coordinada con la entidad, en otras actividades artísticas y culturales como la Muestra Nacional de Teatro y el Programa de Teatro Escolar y su itinerancia por los municipios, “actividades que acercan a los públicos infantil y juvenil a la experiencia artística y a la magia del escenario”, señaló.
Además se realizará la Semana del Cine Mexicano, en el Festival Internacional de Cine de Monterrey.
Cumplida su función material de resguardo, los sepulcros ganaron relevancia hasta convertirse en parte integrante del pensamiento político y religioso. La historiografía ha abierto espacio al estudio de las últimas moradas de los personajes que modificaron el curso de la humanidad, así se trate de Cristo o de Lenin.
Ya sea por motivos intelectuales, religiosos o turísticos, miles de tumbas distribuidas alrededor del mundo reciben a cientos de visitantes año tras año, llegando a convertir ciertas necrópolis en una suerte de parques temáticos. El cementerio parisino de Père Lachaise es un ejemplo paradigmático, siendo sus criptas con mayor concurrencia las de Edith Piaf, Oscar Wilde y Jim Morrison. También en la ciudad luz se erigió Montparnasse, sitio en el que reposan Charles Baudelaire, Julio Cortázar y –si no lo han repatriado furtivamente– Porfirio Díaz. Más parsimonioso que sus homólogos franceses, en Washington D.C. despunta Arlington, que alberga la esperanza del último Camelot.
Con mucha mayor opulencia que los anteriores, se extiende en la Sierra de Guadarrama el Valle de los Caídos, mausoleo construido por orden de Francisco Franco. Obra de la más delirante megalomanía, la extensión del conjunto es similar a la del Vaticano. Ahí están enterrados el propio Franco y José Antonio Primo de Rivera, fundador de la falange española, por lo que al día de hoy es un punto de encuentro para los partidarios de la ultraderecha. Algo similar ocurre con el mausoleo de Mao Tse-Tung, que aún congrega en torno suyo a los proletarios del mundo.
En Portbou, una pequeña población catalana, está la supuesta tumba de Walter Benjamin. Mucho se ha discutido su autenticidad, lo cierto es que el pensador marxista llegó a Cataluña perseguido por los nazis el 26 de septiembre de 1940, y desde ahí escribió su última carta: “En mi desesperada situación no tengo más remedio que acabar de una vez. Mi vida concluirá en un pequeño pueblo de los Pirineos donde nadie me conoce”. Aunque no se ha esclarecido si se suicidó o fue asesinado, su fallecimiento se fechó el mismo día de su arribo a España y su epitafio reza: “No hay ningún documento de la cultura que no lo sea también de la barbarie”.
Existen igualmente sitios emblemáticos del horror y del exterminio, como son la plaza