El Universal

Gobernador de Nayarit arropó a narcofisca­l

Édgar Veytia forjó su carrera al amparo de Roberto Sandoval Partidos exigen se indague a mandatario por liga con crimen

- DENNIS A. GARCÍA Enviado —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

Tepic, Nay.— Levantones, secuestro, extorsión y despojo, además de producción y distribuci­ón de heroína, metanfetam­inas, marihuana y cocaína son parte de las actividade­s ilícitas que el llamado ex fiscal de hierro, Édgar Veytia, cometió bajo el amparo del gobernador Roberto Sandoval, convirtien­do al estado de Nayarit en el infierno de El Diablo.

Hoy la PGR investiga al gobernador priísta Sandoval por enriquecim­iento ilícito, mientras partidos de oposición exigen que también se le indague por presuntos vínculos con la delincuenc­ia organizada.

Amigo de Alfredo Beltrán Guzmán, El Mochomito (detenido), y Juan Francisco Patrón Sánchez, El H2 (abatido), el ex fiscal Veytia fue capturado a finales de marzo en San Diego, California, y acusado por una Corte de Nueva York en Estados Unidos de conspiraci­ón internacio­nal.

Veytia sembró el terror a través de la Policía de Nayarit, su grupo de élite cuyos integrante­s siempre estaban encapuchad­os. Incluso, según el testimonio de un ciudadano que por seguridad pidió omitir su nombre, escuchó al gobernador dar instruccio­nes al ex fiscal para obligarlo por la fuerza a entregarle un terreno.

La carrera de Veytia, conocido como El Diablo, se hizo al lado del gobernador Roberto Sandoval. Fue él quien lo designó director de Tránsito y Vialidad en el municipio de Tepic, cuando fue alcalde (2008-2011), luego el 26 de agosto de 2009 lo designó secretario de Seguridad Pública, Tránsito y Vialidad de la capital.

En 2011 El Diablo comenzó a tener más poder cuando Sandoval, ya como gobernador, lo nombró subprocura­dor y luego fiscal, cargo que lo acercó al crimen organizado.

Bajo la gestión de Édgar Veytia, el llamado ex Fiscal de Hierro, el estado de Nayarit vivió el infierno de El Diablo. Amigo de Alfredo Beltrán Guzmán, El Mochomito (detenido), Juan Francisco Patrón Sánchez, El H2 (abatido), y compadre de políticos como el actual gobernador Roberto Sandoval, Veytia se apoderó, con su aval, de todo lo que quiso, si alguien se resistía aplicaba el peso de su ley: levantones, secuestros, extorsione­s y despojos.

Esa entidad se convirtió en su centro de operación para la elaboració­n de drogas sintéticas y el tráfico de las mismas, junto con el Cártel de los Beltrán Leyva, donde sembró terror con la Policía Nayarit, su grupo de élite siempre encapuchad­o.

La trayectori­a de Veytia se desarrolló a la par de la del actual gobernador de extracción priísta. El fiscal comenzó como director de Tránsito y Vialidad en el municipio de Tepic, cuando Roberto Sandoval fue alcalde (2008-2011), luego, el 26 de agosto de 2009, lo designó secretario de Seguridad Pública, Tránsito y Vialidad de la misma capital.

Pero El Diablo comenzó a tener más poder cuando Sandoval, ya como gobernador en 2011, lo hizo subprocura­dor y luego fiscal, cargo que lo comenzó a acercar con el crimen organizado y con quienes, supuestame­nte, pactó la operación en la entidad.

De ahí que autoridade­s de Estados Unidos lo acusen de conspiraci­ón internacio­nal por importar, fabricar y distribuir heroína, metanfetam­inas, marihuana y cocaína.

Fue detenido el 28 de marzo en San Diego, California, por agentes de la Control Border Protection, de acuerdo con documentac­ión de una corte de Nueva York; aunque está detenido en territorio estadounid­ense, los nayaritas temen que pueda obtener su libertad.

Según pobladores, el entonces fiscal Édgar Veytia tenía todo el apoyo de Roberto Sandoval (padrino de Olimpia Veytia, hija de El Diablo) y fue que hizo de la Policía Nayarit, su brazo armado.

Todos los días, si algo le gustaba al fiscal o al H2, se lo arrancaban a sus dueños. Así ocurrió con el señor José, quien fue obligado por el entonces fiscal a venderle un terreno de 18 mil metros cuadrados.

En varias ocasiones la policía de Nayarit, con su caracterís­tica capucha para ocultar sus rostros, visitó a don José para pedirle “amablement­e” que accediera a venderle el terreno “al jefe”, pero siempre se negó.

Hasta que en la última visita ya no preguntaro­n y lo subieron a la camioneta para llevarlo con el fiscal. “Te traje porque quiero tu terreno, quiero hacer un trato”.

Al final el trato obligado quedó en 13 millones de pesos, muy por debajo del valor catastral de 30 millones de pesos.

—Te traje porque quiero Veytia.

—Pero yo lo quiero dar a 2 mil 400 el metro —contestó José.

—Te voy a pagar a mil 900 el metro y di que te fue bien.

“En eso estábamos tratando, cuando le habló el gobernador Roberto Sandoval”, asegura. Entonces el fiscal puso el altavoz. —Qué, ya trataste con el amigo —se escuchó decir al gobernador. —En eso estamos —respondió Veytia. —Si no quiere, enciérrame­lo unos días para que afloje —advirtió Sandoval. —Oíste lo que dijo el gobernador. —Pues así por las buenas sí les vendo —dijo José.

El Diablo le aseguró que le estaría marcando para hacer los pagos, pero terminó pagándole con dos casas y 3 millones en efectivo, además de dos combis para usar como transporte público. tratar —dijo

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