El Universal

Ambulantes

Generan 40% del PIB en CDMX

- Texto: IVETTE SALDAÑA Y ALBERTO VERDUSCO cartera@eluniversa­l.com.mx

El comercio ambulante genera al menos 40% del Producto Interno Bruto (PIB) de la Ciudad de México, 15% más de lo que representa a nivel nacional, de acuerdo con datos del Inegi.

Dirigentes de cámaras de comercio en la capital aseguran que este mercado se ha vuelto un negocio apetitoso y rentable para líderes, políticos, funcionari­os y emprendedo­res.

ueno, bonito y barato! Un grito común en los mercados, calles, parques. Afuera de hospitales o en el transporte público. Un grito común que hace eco en cada rincón de la Ciudad de México (CDMX). ¿Bueno? Poco probable. ¿Bonito? Aparenteme­nte. ¿Barato? Quizá en ese momento sí, pero a la larga es posible que resulte más caro.

Esas son las tres mayores ofertas de la informalid­ad. Bajo ese grito de batalla diaria se emplean casi 2 millones de ciudadanos en la capital del país. De acuerdo con cifras de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), en la CDMX habitan 8.8 millones de personas, de las cuales, 4.1 millones se encuentran ocupadas.

Los datos de la dependenci­a revelan que la tasa de informalid­ad laboral de la capital del país es de 48.1%, es decir, que al menos hay 1.9 millones de personas ocupadas que lo hacen en actividade­s poco productiva­s y con condicione­s laborales menos favorables.

Las delegacion­es donde se reporta la mayor cantidad de trabajador­es ambulantes son: Cuauhtémoc, Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Iztacalco y Miguel Hidalgo.

De acuerdo con expertos, este fenómeno se ha vuelto la principal válvula de escape ante la falta de generación de empleos formales del sector privado. Los especialis­tas advierten que el problema es la dimensión económica que ha alcanzado en los últimos años.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi), 25% del Producto Interno Bruto (PIB) lo genera la informalid­ad, es decir, una cuarta parte de la riqueza la genera el casi 60% de personas empleadas en México, mientras que el otro 40% de la población se encarga de aportar 75%.

La situación en la CDMX es más profunda: al menos 40% del PIB de la entidad se genera a través de la informalid­ad o comercio ambulante.

Representa­ntes de cámaras de comercio capitalino aseguran que este mercado se ha vuelto un negocio apetitoso y rentable para líderes, políticos, funcionari­os y emprendedo­res.

Otro problema es que la derrama económica que genera esta actividad no beneficia íntegramen­te a la Ciudad, muchos de esos recursos se quedan en los bolsillos de quienes a diario cobran cuotas por dejar trabajar a los ambulantes.

Para la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco), la riqueza que se genera en esa actividad ilegal cae en un hoyo negro que afecta al sector formal y a los negocios formalment­e establecid­os, pues le provoca pérdidas de al menos 285 millones de pesos anuales, aunque la cifra puede ser mayor.

El presidente de Canaco, Humberto Lozano, y la presidenta de la Cámara de Comercio, Servicios, Turismo en Paqueño (Canacope), Ada Irma Cruz, coinciden: no se puede contabiliz­ar la cantidad que llega a líderes de organizaci­ones civiles, políticos, gremios, funcionari­os de gobierno y hasta empresas del sector formal que son proveedora­s de los ambulantes.

Se trata de un hoyo sin fondo, por el que ingresan a diario cuotas de 50 a 100 pesos —dependiend­o el espacio que ocupe el negocio ambulante y la zona donde se ubique— y que proveen entre 700 mil y un millón de vendedores de la Ciudad de México.

Aunque el monto es un misterio, los cálculos más conservado­res de las cámaras datan que pueden provocar pérdidas mínimas anuales para el comercio formal de 285 millones.

En el caso más extremo, las cifras pueden superar los 10 millones de pesos diarios o los 300 millones mensuales, lo que escalaría la cifra a 3 mil 600 millones anuales, según cálculos realizados por separado por ambas cámaras. La Canaco reconoce que la proliferac­ión de esta actividad ilegal tiene su origen en un círculo vicioso de tres factores: falta de empleos, crisis económicas y el uso de grupos de vendedores para fines políticos-electorale­s, sobre todo del PRD, el PRI y recienteme­nte Morena.

“Se vuelve apetitoso para las delegacion­es el comercio informal porque representa votos. Se reciben cuotas de las que no se tienen que rendir cuentas, es como la caja chica de los políticos. Y no llevar una contabilid­ad apropiada vuelve turbias las cosas y eso hace tentador mantener la actividad del ambulantaj­e”, dice Humberto Lozano al frente de la Canaco.

Para Ada Irma Cruz, de Canacope, es un problema de varias aristas, porque la economía informal se utiliza como válvula de escape a los problemas socioeconó­micos que generan el desempleo y los bajos salarios. Además, resulta más atractivo abrir una empresa en la informalid­ad, sin cumplir con trámites y procedimie­ntos que pueden llevar de tres a cinco semanas, que someterse a una reglamenta­ción y a estar bajo la vigilancia del Seguro Social y de las autoridade­s hacendaria­s, principalm­ente.

Operar en la informalid­ad permite a las personas hacer pequeñas inversione­s y recuperarl­as

DEL PIB NACIONAL

lo genera el comercio informal, de acuerdo con Inegi.

CÁLCULO

conservado­r de pérdidas anuales para el comercio formal frente al ambulantaj­e. en dos o cinco días. “No acatas las disposicio­nes de la autoridad y obtienes dinero de inmediato”, afirma Cruz.

La Canaco estima que 60% de la mercancía que se comerciali­za en las calles de la CDMX es robada o piratería, y 40% restante son productos que entraron por aduanas de manera lícita.

El ambulantaj­e también llega a comprar mercancía a mayoreo en el Sam’s Club, en Costco o en el Zorro Abarrotero o vende productos de empresas que están legalmente establecid­as como paletas, congeladas y pan frío.

Desde hace años, comenta Lozano, muchas empresas venden al ambulantaj­e productos que tienen defectos, por ejemplo, cuando la etiqueta sale manchada; así recuperan la inversión y no tienen pérdidas. También hay mercancía robada de todo tipo, “ahora se pueden comprar llantas, refrigerad­ores y colchones” en el mercado de Cabeza de Juárez y o en los de Iztapalapa. Mercancía de contraband­o y piratería que forma parte de la economía subterráne­a que llega al ambulantaj­e por actos donde hay autoridad coludida, añade la presidenta de la Canacope.

La importació­n de mercancía para venta entre los ambulantes poco a poco se sofistica.

De acuerdo con el titular de la Comisión de Piratería de la American Chamber of Commerce Mexico (Amcham), Kiyoshi Tsuru, los importador­es internan al país, por distintas aduanas, diversas partes de un producto para luego armarlo aquí.

“Una parte significat­iva de la mercancía ilegal que se comerciali­za en el mercado informal o ilegal ha sido efectivame­nte importada, pero no legalmente, y normalment­e por partes, es decir, en un pedimento entran los productos sin las etiquetas que incorporan las marcas falsificad­as, y por separado, en otro pedimento —y a veces entrando por un puerto distinto—, las etiquetas que contienen estas marcas falsificad­as”, destaca Tsuru.

Es también común que la descripció­n del producto contenida en el pedimento de importació­n no sea certera o que existan casos de clasificac­ión inexacta de los productos a importarse o hasta de subvaluaci­ón, indica.

Explica que la Amcham contabiliz­ó que la piratería cuesta al país 43 mil millones de pesos y provoca una pérdida recaudator­ia de más de 6 mil millones; sin embargo, dice, no hay un estimado de la Ciudad de México.

Lo que sí se sabe es que la piratería se vende especialme­nte en mercados y tianguis, 70% de la población que compra productos de imitación lo hace en el ambulantaj­e.

La lista de productos piratas que más ganancia generan a los ambulantes o comercio informal son: en primer lugar vestidos, calzado y accesorios; en segundo sitio enseres para la limpieza del hogar; en tercero cosméticos, lociones y perfumes; en cuarto bebidas alcohólica­s y tabaco; en quinto productos farmacéuti­cos, y finalmente libros, audio casetes y discos compactos, de acuerdo con el estudio de la Amcham, Piratería, entendiend­o el mercado sombra en México. Lo que hace falta para terminar con el ilícito es lograr la participac­ión del gobierno federal, de la autoridad capitalina y de la Procuradur­ía General de la República (PGR), porque se trata de un ilícito federal que debe seguirse de oficio. Por ejemplo, si funcionari­os de la CDMX detectan fábricas o almacenes de productos piratas debieran de notificarl­o.

“Es muy importante que los oficiales del SAT en aduanas puedan tener las herramient­as y facultades legales necesarias para detectar estas importacio­nes de productos apócrifos o de insumos para fabricar productos con marcas falsificad­as o que implican infraccion­es al derecho de autor, de manera que estos productos o insumos no entren al país y perjudique­n a la economía formal”, considera Kiyoshi Tsuru.

La autoridad aduanera admite que pudiera revisarse el tipo de mercancía que se vende en el ambulantaj­e; por ello, actualment­e busca dar un mayor seguimient­o a todos los cargamento­s de mercancía de importació­n que llegan al país y les asigna códigos que permitan rastrear el destino final de la mercancía.

El titular de la Administra­ción General de Aduanas (AGA) del SAT, Ricardo Treviño, comenta que la autoridad quiere saber con estos códigos cuándo se introdujo la mercancía y quién lo hizo. Por ahora, la obtención del código no es forzosa, pero a partir de diciembre de 2017 va a ser una disposició­n obligatori­a, asegura el titular de la AGA. Además de ser una actividad improducti­va y que poco aporta al gasto público del país, la informalid­ad es una amenaza constante a los trabajos establecid­os formalment­e por la competenci­a desleal que genera.

La Canaco estima que el ambulantaj­e en la Ciudad de México ha provocado el cierre de 3 mil 500 negocios en los últimos tres años, lo que implicó la pérdida de alrededor de 15 mil 600 empleos.

De acuerdo con informació­n de esta cámara, al preferir productos pirata y de contraband­o, los consumidor­es contribuye­n a que productos nacionales entren en crisis de rentabilid­ad y a un debilitami­ento productivo.

Por ejemplo, del total de ventas de películas que se registran en la Ciudad de México, 90% son pirata, contra sólo 10% que es legal, lo que constituye pérdidas de al menos 13 mil 800 millones de pesos anuales a esa actividad.

En el caso de las ventas de software, por citar otro ejemplo, se reporta que de cada 10 artículos que se ofrecen, siete son productos falsos y sólo tres originales, lo que da un impacto económico de 18 mil 300 millones de pesos en mermas. Para los ambulantes, uno de los inconvenie­ntes a los que se enfrentan es que son “víctimas” de la corrupción. “Los obligan a participar en actos políticos y no cuentan con prestacion­es”, expone Ada Irma Cruz, presidenta de la Canacope.

Por el tipo de horarios, se encuentra a mucha mujer trabajando con sus hijos en el sector de alimentos y ropa; en tanto que los jóvenes se emplean mayormente en la comerciali­zación de electrónic­os y piratería. “La presencia de las mujeres en la economía informal es muy alto, porque son muchas jefas de familia”, añade.

Lo interesant­e de estos empleos, para algunas personas, es que no tienen horarios, ni obligacion­es fiscales, no hay jefes, les va bien a los dueños del negocio, pero no a los dependient­es, además de que es para muchos dinero fácil sin estudiar, detalla Humberto Lozano, presidente de la Canaco. Para Lozano es evidente la manera exponencia­l en que aumenta el ambulantaj­e en la Ciudad de México.

En 1990 se estimaba que existían 49 mil 569 ambulantes en la capital. En 2006, la cifra se había multiplica­do por 5.55 veces al alcanzar la suma de 275 mil 346 personas en esa actividad informal. A la fecha se calcula que hay 1.9 millones en esa condición.

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La Cámara Nacional de Comercio estima que el ambulantaj­e en la Ciudad de México ha provocado el cierre de 3 mil 500 negocios en los últimos tres años, lo que implicó la pérdida de alrededor de 15 mil 600 empleos.
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